GESTACIÓN SUBROGADA II


Hace unos meses iniciamos e invitamos a debatir sobre un tema actual de nuestra sociedad como es la gestación subrogada.  Ya hubo una intervención en esta revista relacionada con este tema. También invité a especialistas en reproducción asistida que expusiesen su punto de vista sobre este asunto pero algunos declinaron participar en la misma. Ahora el neonatólogo Dr. García del Río  me ha hecho llegar su opinión sobre esta cuestión. Lo que a continuación se transcribe es solo una parte de un largo documento sobre este tema. Por razones de espacio se abordan solo las consideraciones éticas, desde su punto de vista, a favor y en contra de la gestación subrogada y también las conclusiones finales del documento completo.
Por lo tanto ya que es una problemática que no quedará zanjada con una opinión es que reitero mi invitación a los profesionales vinculados a esta cuestión para debatir de forma constructiva y aclarar las dudas sobre este procedimiento dentro las técnicas de reproducción asistida.
Meses atrás se comenzó a debatir en la sociedad y en el parlamento sobre este tema pero por intereses políticos diversos se paralizó dicha discusión  y ahora todo está detenido.

A continuación transcribo dos opiniones quizás diferentes o contrapuestas para que nos ayude a pensar sobre este importante asunto.
La primera es un artículo publicado en el diario El País en julio del año pasado por una abogada y diputada del congreso que pertenece al partido Ciudadanos, Doña Patricia Reyes.
La segunda es el trabajo que nos ha enviado el Dr García del Río que he comentado más arriba.


GESTACIÓN SUBROGADA

Primera opinión


Afirmar la vida

Hemos de abordar el debate de la gestación subrogada con la seriedad y el respeto que merece

PATRICIA REYES. Diputada por Ciudadanos en el Congreso de España.
Ciudadanos ha presentado una iniciativa parlamentaria para regular la gestación subrogada.
No creo en las verdades absolutas. Ni siquiera si esas verdades son las mías. En estos tiempos de política convulsa, en que nos rodean prejuicios y estereotipos incuestionables, el simple hecho de dudar —es decir, de pensar— puede convertirse en un deporte arriesgado cuyo precio no muchos están dispuestos a asumir.
Recuerdo el día, hace ya algunos años, en el que alguien por primera vez me habló de la gestación subrogada. Tuve que teclearlo en Google porque, como tantos, solo había oído hablar de “vientres de alquiler”. La imagen que me ofreció el ordenador no me gustó. Se hablaba de violencia, de explotación de mujeres, de un empresario multimillonario que había llegado a serlo “vendiendo bebés”. Como mujer y como madre, lo que aparecía ante mis ojos me parecía como mínimo aberrante.
Sin embargo, casualidades de la vida me fueron acercando a la realidad de la gestación subrogada. Ahora veo a Manuela, una niña de ocho años, inteligente y responsable, con sus padres, dos hombres que la adoran. Veo a Vega en brazos de la mujer que la gestó y, admirando esa escena, veo a sus padres frente a ellas. Veo a Sonia, una mujer joven que, después de padecer cáncer y un diagnóstico que truncó su posibilidad de ser madre, encontró una luz en la gestación subrogada.
Es lógico que este debate genere polémica. Ya ocurrió en los años ochenta con la fecundación in vitro: el despectivo mantra de entonces era “bebés probeta”. Ocurrió también con el matrimonio homosexual, con el divorcio e incluso con el voto femenino. Muchas personas, y en primera línea las directamente afectadas, lucharon por abrir camino a un futuro que yo no dudaría en considerar más justo e igualitario. Trajo más oportunidades a hombres y mujeres que también las merecían. Y las merecen.
Con nuestro modelo, la mujer gestante tomará la decisión de manera libre y  consciente de lo que está haciendo
Pero llegar a esa conclusión no fue fácil. Que si una pera es una pera y una manzana es una manzana. Que si las mujeres éramos histéricas por naturaleza y no debíamos decidir por nosotras mismas. Que si crear vida fuera de la unión del cuerpo de los cónyuges resultaba una monstruosidad. Ya nadie habla en esos términos, pero costó superarlo.
Este, como aquellos, es un debate de trascendencia que ya ha sido regulado en muchos países. Muchos españoles ya acuden fuera de nuestras fronteras para materializar su sueño de ser padres o madres. Llevamos mucho tiempo cerrando los ojos a una realidad que requiere regulación. Se trata de que la ley, como antaño, eleve a normal lo que ya es normal en la calle.
Es nuestra obligación afrontar este debate con la seriedad y respeto que merece. Consciente de esa responsabilidad, Ciudadanos ha planteado una proposición de ley garantista. Proponemos un modelo de gestación altruista, que pone las condiciones para asegurar que las mujeres que se convierten en gestantes lo hacen en plena libertad, sin verse forzadas por su situación económica o social, y con todas las garantías legales, sanitarias, de salud sexual y de igualdad.
A mí, como es lógico, me gusta nuestra ley. Hay mucho trabajo detrás y han colaborado con nosotros expertos de diferentes campos. Estamos abiertos a considerar cualquier mejora que se plantee en el trámite de enmiendas. A lo que no estamos tan dispuestos es a tolerar mentiras o manipulaciones. Ya no por nosotros sino por esos niños a los que las mentiras pueden afectar gravemente.
Con nuestro modelo, la mujer gestante tomará la decisión de manera totalmente libre y perfectamente consciente de lo que está haciendo. No está de más saber que muchas de estas mujeres deciden gestar para otras personas porque han vivido muy de cerca el sufrimiento que causa el hecho de no poder ser padre o madre. Son solidarias y generosas, por lo que merecen el más absoluto respeto y reconocimiento. Entre ellas, los padres y los niños que nacen se establece una estrecha relación que se mantiene después del parto. Reducirlas a “un vientre” me parece despreciable.
Un niño no es una mercancía. Sus padres son conscientes de las dificultades que han tenido para llegar a serlo y es algo que valoran. Por eso mismo son niños tan queridos. Quien se atreva a hablar de negocio, que tenga también el valor de dirigirse a ese niño a la cara y llamarle mercancía.
A la vuelta del verano será tiempo de debatir. Ruego que se haga con altura. No nos juzgará el rival de sigla, nos juzgarán los niños que mañana serán los hombres y las mujeres de una sociedad más sensible, y menos prejuiciosa.

Patricia Reyes es secretaria de Igualdad de Ciudadanos, diputada en el Congreso y abogada.
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Segunda Opinión

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CONSIDERACIONES ÉTICO DEONTOLÓGICAS DE LA MATERNIDAD SUBROGADA o GESTACIÓN POR SUSTITUCIÓN

              Autores: Manuel García del Río y Ángel Hernández Gil


CONSIDERACIONES ÉTICAS RESPECTO A LA REGULACIÓN LEGAL DE LA MATERNIDAD SUBROGADA.

A favor

A.    Cuestiones alegadas con objeto de reformar la normativa legal existente y legalizar la Gestación Subrogada.

  • Quienes manifiestan su decisión a favor de la gestación subrogada alegan que dada la evolución del modelo de familia, la Ley sobre técnicas de reproducción humana asistida vigente en España, se podría ampliar para favorecer los derechos de la mujer para ser madre. Actualmente se permite la utilización de dichas técnicas tanto a parejas de mujeres como a mujeres solteras y además permite la donación de óvulos, espermatozoides o incluso de ambos gametos. Pero la situación actual permite hechos ciertamente contradictorios. Así, una mujer sin pareja masculina y sin ovarios en la actualidad  puede ser madre aún cuando el óvulo proceda de terceras persona, pero sin útero no puede llegar a serlo. Solicitan poder utilizar el útero de otra persona.
  • Asimismo, se reivindica que en un estado, el español, en el que se le da mucha importancia al derecho a la igualdad, si se protege y amplía el derecho de la mujer a ser madre, se debería hacer lo mismo con el derecho a ser padre, por lo que se reclama que la permisividad al acceso a las técnicas de reproducción asistida deberían extenderse a parejas de homosexuales masculinas o a varones solos.
  • Por otro lado, se refiere que resulta una evidencia para todo el mundo  que la gestación subrogada es una realidad social en auge y que de ningún modo puede ser ignorada por nuestro estado, debiendo en mayor o menor medida ser regulada por el derecho.
  • Se alude también al derecho a la igualdad regulado en nuestra Constitución, dado que esta técnica en la actualidad es solamente utilizada por aquellas personas con suficiente capacidad económica para costeársela en el extranjero, en aquellos países en que se encuentra legalizada y se permite a los hijos nacidos con esta técnica la inscripción en el Registro Civil, escapando de esta posibilidad a quienes no pueden sufragarla por falta de recursos económicos.
  • Desde una perspectiva utilitarista se entiende que en la maternidad subrogada todos los intervinientes salen beneficiados de ella. Madres subrogadas obtienen un beneficio económico y una satisfacción moral al colaborar con otras personas en su deseo de tener hijos. Los nuevos padres se sentirán sumamente satisfechos con su nuevo hijo y éstos, al ser especialmente deseados, disfrutarán de un entorno familiar muy favorable.
  • Según sectores ligados al feminismo liberal se piensa que prohibir la gestación subrogada a la mujer supone negar su autonomía, limitar su libertad reproductiva, e impedir su colaboración en traer vida al mundo. Se llega a equiparar dicha prohibición con la de impedir la capacidad para abortar o la posibilidad de entrar en la economía de mercado.


En contra

B.    Fundamentos alegados que se oponen a la legalización de la Gestación Subrogada.

  • La realización de la maternidad subrogada contradice un buen número de normas y disposiciones de la Unión Europea, especialmente las relacionadas con la dignidad humana, la adopción, la protección de la mujer y de los niños y el tráfico de personas.
  • En la maternidad subrogada, la mujer alquila su cuerpo, normalmente bajo algún tipo de coacción -constatándose que en algunos países la subrogación se encuentra unida a redes de prostitución que ofrecen pasaportes o contratos a cambio de la maternidad fallida-, convirtiéndose dicha práctica en una nueva forma de explotación sexual y tráfico de mujeres. (Centro Jurídico Tomás Moro).
  • La maternidad subrogada es una nueva forma de explotación de la mujer y de tráfico de personas, que convierte a los niños en productos comerciales, atentando gravemente a la dignidad de las mujeres y de los niños. (Centro Jurídico Tomás Moro).
  • La maternidad no es algo subrogable, pues corresponde a lo más intimo de la mujer. La venta o alquiler del propio cuerpo implica, en última instancia, a la totalidad de la persona. Afecta directamente a la relación de la madre con su hijo, con lo cual es algo que no es “externalizable”. Se puede externalizar la gestión de determinados servicios en las empresas, pero aquí estamos hablando de personas y las relaciones personales no son externalizables, y mucho menos la más intima de las relaciones: la maternidad. La aprobación de una ley de maternidad subrogada sería la aprobación de una forma de esclavitud de la intimidad de la mujer, sometimiento de la mujer en lo que le es más íntimo y más propio que es su relación con su hijo.
  • Se cuestionan si puede llegar a hablarse de "consentimiento libre e informado" en el caso de relaciones sociales entre individuos que no se encuentran en pie de igualdad, al prestarse algunas madres gestantes únicamente por motivos económicos. Llegan a trasladar si no nos encontramos en una nueva forma de mercado lucrativo a costa de mujeres que quieren salir de la miseria, o incluso una nueva forma de explotación sexual.
  • Se desprecian en numerosos contratos actuales los posibles daños psíquicos derivados  de estas técnicas tanto en la madre subrogada como en la futura descendencia, a pesar de evidenciarse en estudios científicos los vínculos biológicos existentes entre feto y madre gestante.
  • La madre subrogada es frecuentemente presionada por agencias intermediarias, quienes se llevan la gran parte del precio pagado por la persona/s contratantes, para que no tengan ningún sentimiento afectivo hacia sus hijos y son abandonadas por las mismas una vez dan a luz y entregan su hijo a la persona/s contratantes, sin tener con posterioridad conocimiento alguno del estado de su hijo en su nueva familia. 
    • La inmensa mayoría de las normativas que regulan la gestación subrogada, incluida la presentada recientemente en la Asamblea de Madrid, impide al niño conocer su origen e identidad biológica, tal como exigen los artículos 7 y 8 de la Convención sobre los Derechos del Niño.
    • Con la maternidad subrogada pueden llegar a reclamar la paternidad hasta 6 personas: la madre genética o biológica (donante del óvulo); la madre gestante (el vientre de alquiler); la mujer que “ha encargado” el niño; el padre genético (el donante de esperma); el marido o pareja de la madre gestante (que “tiene la presunción” de paternidad); y el hombre que “ha encargado” el niño o niña.
    • El objetivo de la maternidad subrogada no es el bien del niño sino el de satisfacer el deseo de unos adultos de ser padres a cualquier precio, por lo que su regulación legal no encuentra su fundamento en modo alguno en el bien del menor.
  • La regulación legal de la gestación subrogada supondría regular la mercantilización de la vida sujeta a las normas del mercado, y considerar al niño un producto comercial, objeto de transacción económica. En algunos contratos se establece un control de calidad tanto en la elección de la madre como en la del niño resultante. Varias empresas que ofrecen servicios de gestación subrogada llegan a mostrar catálogos con fotografías de las posibles madres disponibles con información específica de cada una de ellas: historial médico de la posible gestante, raza, origen, religión, estudios cursados y rasgos de la personalidad.
  • Constituye un atentado aberrante contra la dignidad de la mujer, a la que se convierte en mero receptáculo o vasija receptora de un futuro niño con el que en ocasiones no tiene vínculo biológico alguno y al que deberá entregar una vez finalizada la gestación.
  • Se cuestiona de modo muy crítico el carácter altruista contemplado en algunas normativas legales pues la compensación supuestamente resarcitoria excede en ocasiones de modo notable de los gastos razonables habituales derivados de un embarazo.
  • Algunos autores consideran que conviene distinguir, entre el derecho a tener un hijo y el derecho a un hijo, que no pueden equipararse con el derecho a la salud, a la educación o al trabajo (Agacinski, 2009).
  • Se puede sufrir por no poder tener hijos propios, pero nada puede justificar que esta frustración sea resuelta al precio de transformar a otras mujeres en "fábricas de niños" (Trat 2010).

            CONCLUSIONES
  • La maternidad subrogada o por sustitución, práctica en la que confluyen diversas convicciones deontológicas, éticas, legales, sociales y religiosas,  es una realidad actual en la que se afectan derechos y deberes de todos sus integrantes, por lo que se aconseja que su regulación legal se fundamente en estudios científicos y en el mayor consenso posible entre todas las partes que intervienen en el proceso.

  • La maternidad subrogada comercial se considera contraria a los principios deontológicos desde el punto de vista médico dado que el consentimiento de la madre subrogada estará condicionado inequívocamente por la prestación económica. Cuando la falta información o de conocimiento suficiente, la escasez de recursos económicos, o la pobreza de madres subrogadas influyen en su capacidad de intervenir en estos procedimientos, se encuentra alterada notablemente su capacidad volitiva y de libre decisión, y por ende su consentimiento libre, lo que resulta totalmente inadmisible desde un punto de vista ético y deontológico.
  • La maternidad subrogada comercial ataca a la dignidad de la persona, tanto de la madre subrogada como de la futura descendencia. Su regulación, supondría regular la mercantilización de la vida sujeta a las normas del mercado, y considerar al niño un producto comercial, objeto de transacción económica.
  • La maternidad subrogada desde un punto de vista deontológico médico solo debería ser aceptada como una última alternativa al resto de técnicas de reproducción humana asistida para aquellas personas que tengan imposibilidad de tener descendencia, acreditado con los respectivos certificados médicos emitidos al menos por dos especialistas. En ningún modo debe ser aceptada deontológicamente aquella que tenga motivos estéticos, laborales, de simple comodidad o de naturaleza análoga.

  • Sólo es acorde a la deontología médica aquella que tiene un carácter altruista. La regulación legal de la maternidad subrogada altruista debería poner especial interés tanto en el consentimiento informado de la futura madre, siendo aconsejable certificado médico por al menos dos especialistas que acreditaran su aptitud, como en asegurar atención médica previa, durante y posterior a la gestación en aras de prevenir y/o tratar posibles repercusiones psiquiátricas, y en un seguro de coberturas de posibles riesgos de madres gestantes y/o donantes.

  • La prohibición de la publicidad y/o de la intervención de agencias intermediarias en la regulación legal de maternidad subrogada altruista, limitaría la posibilidad de importantes factores externos que alteraran el consentimiento libre de las madres subrogadas.

  • Se considera que no debe admitirse la maternidad por sustitución cuando no hay aportación genética de ninguna de las personas comitentes, pues ya existe la adopción como posibilidad para tener descendencia, y la utilización de esta última evitaría posibles complicaciones en madres subrogadas.

  • Especial atención y consenso entre todas las partes en la regulación legal de la gestación subrogada altruista merecerían numerosos aspectos conflictivos como son: posibilidad de intervenir como gestante en caso de parentesco por consanguinidad en línea directa, el anonimato de las donaciones, la capacidad de decisión sobre la interrupción terapéutica del embarazo, posibilidad de tiempo de reflexión para entregar al recién nacido, la forma de vida que debe llevar la embarazada, control de los gastos económicos a compensar, los permisos de maternidad, la posibilidad o no de conocer el origen genético o las consecuencias derivadas de la rescisión de un contrato de gestación.

  • Sería aconsejable la existencia de un registro oficial para los casos de gestación subrogada, que controle su implementación y fomente la investigación científica en aras de conocer tanto las repercusiones psicosociales que afectan a madres subrogadas, persona/s subrogantes y futura descendencia, como los conflictos legales presentes para legislar, de modo adecuado, los derechos y deberes de todos los participantes en el proceso.


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