Crisis en Cataluña. Dos temas
Primer tema: El nuevo candidato a la Generalitat
Por decisión unipersonal el fugado de la justicia Puigdemont ha designado como candidato para presidir Cataluña a Quim Torra. Este señor enajenado por un nacionalismo de confrontación y despreciando a más de la mitad de los catalanes y a todos los españoles nos adelanta en su currículo con una muestra de su talante a través de los tuits que ha enviado a la red.
Estos tuits reflejan la ideología, inteligencia, incultura y necesidad urgente de este individuo de leer, conocer, reflexionar,
formarse y situarse en el siglo en el que vive. En fin transcribo los mensajes enviados por el posible nuevo presidente de Cataluña. Vosotros los juzgaréis.
- "Los
españoles solo saben expoliar".
- "Evidentemente,
vivimos ocupados por los españoles desde 1714".
- "Franceses
y españoles comparten la misma concepción aniquiladora de las naciones que
malviven en sus Estados".
- "Fuera
bromas. Señores, si seguimos aquí algunos años más corremos el riesgo de
acabar tan locos como los mismos españoles".
- "Vamos en
coches particulares y nos lo pagamos todo. No hacemos como los
españoles".
- "Los
españoles en Catalunya son como la energía: no desaparecen, se
transforman".
- "Vergüenza
es una palabra que los españoles hace años que han eliminado de su
vocabulario".
- "Sobre
todo, lo que sorprende es el tono, la mala educación, la pijería española,
sensación de inmundicia. Horrible".
- "Oir hablar
a Albert Rivera de moralidad es como oír a los españoles hablar de
democracia".
- "[Los del PSC], pobres, hablan el español como los españoles".
- (Extraídos de los periódicos El País y El Periódico de Cataluña)
A muchos países del mundo las noticias de la situación que se vive en Cataluña les llega falseada, distorsionada y satisfaciendo a los intereses estratégicos que se han marcado los independentistas.
En este punto tanto el gobierno como los partidos constitucionalistas no han sabido contrarrestar y anteponer la verdad a la mentira elaborada por los dirigentes del procés.
Meses atrás había leído en Clarín (uno de los periódicos más leídos en sudamérica) las versiones victimistas y mentirosas de los separatistas. Días pasados leí el artículo que ha continuación transcribo para compartir con vosotros. Es una réplica del embajador de España en Argentina a una publicación anterior. Creo que refleja mucho mejor y de forma veraz la situación catalana. Espero que sea útil en aquellas latitudes para entender la realidad del problema que aqueja a España.
Tribuna / Diario Clarín
(Argentina)
Cataluña, realidad y ficción
En España no hay presos políticos. Ningún
independentista está en prisión preventiva por sus convicciones políticas.
Javier Sandomingo
Todos somos víctimas del escaso valor que la verdad y el rigor tienen hoy
en el debate político. La discusión sobre lo que pasa en Cataluña no es una
excepción, siendo frecuente leer y escuchar opiniones que reflejan un grado
alarmante de confusión entre realidad e ilusión, mezclando inexactitudes,
medias verdades y puras fantasías. Esto sucede, por ejemplo, con el artículo
firmado por Alvaro Abós publicado en esta misma sección de Clarín el pasado 19
de abril.
Poco de lo que allí se decía guarda alguna relación con la realidad. Así,
es completamente falso que el Gobierno español haya encarcelado a dirigentes
independentistas. Quienes han decretado su prisión provisional son los jueces
en ejercicio de sus obligaciones constitucionales. No por sus ideas, sino por
violar reiteradamente la Constitución española, el Estatuto de Autonomía de
Cataluña y multitud de leyes.
Rajoy nunca anuló una reforma “que ampliaba la autonomía” de Cataluña. Esa
reforma, contenida en el Estatuto de 2006, no fue anulada. Es verdad que el
Tribunal Constitucional suprimió o modificó 14 de sus artículos, de un total de
223, por considerarlos anticonstitucionales, pero dicho Estatuto sigue vigente.
En la argumentación se abusa de conceptos imprecisos, ambiguos y desde
luego totalizantes, como “los catalanes” o “la sociedad”. Los catalanes son
mucha gente, concretamente siete millones y medio, y decir que “los catalanes”
o la “sociedad” catalana “respaldan” el independentismo equivale, en el mejor
de los casos, a confundir deseos con realidad; en el peor, a negar a quienes no
lo respaldan sus derechos y hasta su existencia como ciudadanos.
Éstos, por cierto, son más que los independentistas. En las elecciones
catalanas del pasado diciembre, las formaciones pro-independentistas recibieron
2.100.000 votos (47,5 de los emitidos, un 38 % del censo), mientras que las no
independentistas obtuvieron 2.300.000 votos (52,5 % de los emitidos, un 42 %
del censo). De modo que hay más catalanes contra la independencia que a favor.
Volvamos a la ficción. Leemos que un tribunal regional alemán ha rechazado
la extradición del ex Presidente Puigdemont y establecido que “en Cataluña no
ha habido violencia”. En realidad, dicho tribunal ha estimado (de momento,
porque la resolución no es firme) que no procede la extradición por rebelión,
pero sigue abierta la posibilidad de que se conceda por otros delitos. Y ese
tribunal no dice que en Cataluña no haya habido violencia; establece más bien
que sí la hubo y que “podría” atribuirse al Sr. Puigdemont, aunque no la
considera suficiente a efectos de constituir un delito de rebelión tal como
éste está tipificado en Alemania. El Comité (consultivo) de Derechos Humanos de
la ONU ha pedido al Gobierno español que haga “todo lo posible” para que Jordi
Sánchez, independentista en prisión preventiva, pueda ejercer sus “derechos
políticos”. Pero no ha hablado de “respetar los derechos humanos” del Sr.
Sánchez, seguramente porque no los considera amenazados. Menos aún ha
reconocido “la existencia de presos políticos en España”, y tampoco el tribunal
alemán antes citado ha encontrado indicios de que el Sr. Puigdemont pudiera
estar expuesto a persecución política o ser condenado por sus convicciones.
La realidad es como es, no como uno quiere que sea. En España no hay presos
políticos, aunque haya no pocos políticos presos por muy variados delitos.
Ningún independentista está en prisión preventiva por sus convicciones
políticas. En España se puede ser independentista y buscar la independencia de
Cataluña o de cualquier otra parte del país. Los nacionalistas,
independentistas o no, pueden incluso ganar elecciones y gobernar sus
territorios. Lo han hecho en Cataluña desde hace casi 40 años y podrían volver
a hacerlo ahora mismo, si llegan a un acuerdo entre ellos, porque la ley
electoral vigente y la distribución territorial de votos y escaños convierten
su 47,5 % de votos en mayoría parlamentaria.
Pero en un Estado de Derecho nada de esto puede hacerse al margen de la
Constitución y las leyes, como ha hecho en Cataluña un grupo de dirigentes, por
cierto elegidos en el marco de esas mismas leyes. Ni siquiera les disuadió la
evidencia de que estaban partiendo en dos a los catalanes y creando odios y
rencores donde en tiempos hubo afectos y tolerancia. Estos son hechos, no
intenciones, que podrían, a juicio de fiscales y jueces, ser constitutivos de
los delitos de rebelión, sedición y malversación, entre otros. Digo podrían,
porque hasta ahora los tribunales no han juzgado ni dictado sentencia, aunque
hayan decretado prisión preventiva para algunos de los encausados. No para
todos, y no en base a intenciones, sino a hechos probados (fugas,
declaraciones) que sugieren que esos encausados, si pudieran, volverían a hacer
lo mismo o huirían de la justicia.
El Estado de Derecho no es un sistema a la
carta que permita a los ciudadanos, políticos o no, escoger qué leyes han de
cumplirse y cuáles pueden ignorarse impunemente. En este contexto, hablar de persecuciones,
violaciones de la libertad de expresión o condenas a la disidencia, es pura
literatura. En el fondo, lo que hay es el desprecio del Estado de Derecho y de
la íntima relación que existe entre ley e instituciones democráticas,
destruyendo así la única garantía efectiva frente a la arbitrariedad y la
imposición. Evitarlo es lo que todos, no sólo los catalanes y el resto de los
españoles, nos jugamos en Cataluña.
Javier Sandomingo es embajador de España en Argentina
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