Maleducados. Blog de G. Viglione
Os recomiendo la visita del blog Absolutamente Innecesario. A continuación una de sus entradas
Blog Absolutamente
innecesario de Guille Viglione
Maleducados
Somos una especie
acostumbrada a enfrentarse entre sí. Como cualquier otro animal hemos
evolucionados genéticamente para sobrevivir y, quizá por ello, no es tarea
difícil sembrar el odio en nuestras mentes maleables. Desde los tres años
comenzamos a sentir rabia, ira o temor. Hasta los doce desarrollamos prejuicios
y aprendemos a discriminar, a percibir rechazo. A valorar lo propio y negar la
religión, identidad sexual, piel, idioma o cultura diferente.
Durante la infancia familia, escuela y amigos nos contagian sus creencias y conductas tolerantes o intransigentes. Respetuosas o absolutistas. Más adelante, el entorno y los medios de comunicación conforman eso que llamamos criterio.
En días como estos la realidad nos hace tomar conciencia de que somos vulnerables. Catástrofes como un atentado nos ponen a prueba. Son momentos para unirnos y reflexionar y, sin embargo, basta una visita a las redes sociales para constatar que estamos rodeados de resentimiento. ¿ De dónde nace tanta hostilidad? ¿ Por qué el odio se propaga con más virulencia que la solidaridad, el respeto o el entendimiento ?
No nacemos odiando. A
odiar se enseña y hoy tenemos demasiados profesores. Están los líderes
populistas que logran apoyo hurgando en nuestros sentimientos. Los políticos
que tuitean su odio como parte de la jornada laboral. Los sectarios que
aprovechan el dolor para reafirmarse en su bando y su bandera. Los intolerantes
que no reconocen la igualdad de los que son diferentes. Los medios de
comunicación que traicionan su profesión por un minuto de audiencia. Los
sinvergüenzas que mienten sin vergüenza. Los indecentes que contaminan las
redes. Y los necios, claro. Están los necios que irradian su desprecio porque
les ayuda a sentirse superiores.
Maleducado es un adjetivo
peculiar. Califica a una persona pero, en realidad, alude a los responsables de
su formación. Educar es desarrollar las aptitudes intelectuales de una persona
y encaminarle en unos valores morales y sociales. Maleducar, en este caso, es
influir con la conducta para generar rechazo. El odio es un virus contagioso. El
rencor sólo produce más rencor. La hostilidad provoca hostilidad.
Tenemos como padres, como ciudadanos, como comunicadores, la responsabilidad de educar en el respeto. Debemos enseñar a aceptar unas reglas sociales comunes. Cordialidad, humanidad, amabilidad son herramientas insustituibles para la convivencia entre personas. Y aunque, por sí solas, no van a solucionar nuestros problemas inmediatos son el único camino para lograrlo.
Además, hacen un poco más soportables estos momentos.
Foto.- Corazón triste.
Barri Gòtic, Barcelona.- 2014
Durante la infancia familia, escuela y amigos nos contagian sus creencias y conductas tolerantes o intransigentes. Respetuosas o absolutistas. Más adelante, el entorno y los medios de comunicación conforman eso que llamamos criterio.
En días como estos la realidad nos hace tomar conciencia de que somos vulnerables. Catástrofes como un atentado nos ponen a prueba. Son momentos para unirnos y reflexionar y, sin embargo, basta una visita a las redes sociales para constatar que estamos rodeados de resentimiento. ¿ De dónde nace tanta hostilidad? ¿ Por qué el odio se propaga con más virulencia que la solidaridad, el respeto o el entendimiento ?
Tenemos como padres, como ciudadanos, como comunicadores, la responsabilidad de educar en el respeto. Debemos enseñar a aceptar unas reglas sociales comunes. Cordialidad, humanidad, amabilidad son herramientas insustituibles para la convivencia entre personas. Y aunque, por sí solas, no van a solucionar nuestros problemas inmediatos son el único camino para lograrlo.
Además, hacen un poco más soportables estos momentos.
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