Las cegueras evitables de Bach y Händel
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En el blog de José Ramón
Alonso he encontrado para compartir este interesante artículo sobre Bach,
Händel y complicaciones médicas. Al final del texto podéis oír pinchando en el enlace una magnífica pieza de J.S. Bach
Las cataratas de Bach
A Eduardo Weruaga
Una catarata es una opacificación total o parcial del cristalino. El cristalino es la lente natural del ojo y se encarga de enfocar la luz sobre la retina y producir imágenes claras y nítidas en el sistema visual. El tipo más frecuente de cataratas son las llamadas adquiridas que constituyen la principal causa de pérdida de visión o ceguera entre las personas mayores de 55 años.
Al ir avanzando en edad, las células del
cristalino alteran su estructura, muestran alteraciones en su citoesqueleto y
acumulan vacuolas y cuerpos densos que alteran su citoplasma.
También se producen alteraciones funcionales incluyendo cambios en los canales iónicos que alteran los transportes de fluidos entre las células de la lente y su exterior distorsionando también su equilibrio de sales.
El término catarata proviene del griego katarráktēs (“lo que se precipita desde arriba”) y se utilizaba para dos conceptos: “cascada” y “rastrillo de puerta fortificada”. En el latín cataractēs se mantienen esos significados y se añaden otros como “verja” y “celosía”. La catarata era algo que obstruía, tapaba, impidiendo ver con claridad; era una celosía más o menos tupida.
También se producen alteraciones funcionales incluyendo cambios en los canales iónicos que alteran los transportes de fluidos entre las células de la lente y su exterior distorsionando también su equilibrio de sales.
El término catarata proviene del griego katarráktēs (“lo que se precipita desde arriba”) y se utilizaba para dos conceptos: “cascada” y “rastrillo de puerta fortificada”. En el latín cataractēs se mantienen esos significados y se añaden otros como “verja” y “celosía”. La catarata era algo que obstruía, tapaba, impidiendo ver con claridad; era una celosía más o menos tupida.
Johann
Sebastian Bach (1685-1750) es uno
de los mejores compositores de todos los tiempos. Su música es inconfundible,
es un “no parar” que se distingue muy bien en sus piezas más movidas: la
música fluye continuamente como el agua de una corriente, sin pausa (Bach
significa arroyo en alemán).
Nació en Eisenach (Alemania) y su padre y todos
sus tíos eran músicos profesionales y además esa profesión había estado
presente en las últimas seis generaciones de la familia. Parece que la vida que
llevaban no era fácil y le intentaron desalentar pero el pequeño Johann
Sebastian copiaba partituras a la luz de la luna mientras todos dormían.
Finalmente le enseñaron muy bien su oficio, enseñanza que siguió su hermano
Johann Christoph, cuando se quedaron huérfanos.
Además de su carrera como organista tuvo tiempo de
criar a 20 hijos y escribir más de 1.100 obras en prácticamente todos los
géneros de la música de su época. Bach era conocido como una persona con una
profunda fe luterana, muy trabajador y hospitalario, con sobrinos y numerosos
estudiantes alojándose en su casa. A la edad de 64 años empezó a perder vista.
Las biografías antiguas indicaban que era el resultado de forzar su vista en
unas condiciones de mala iluminación pero parece que fue más el resultado de
ponerse en malas manos.
A sugerencia de sus amigos, Bach se operó a
finales de marzo de 1750 de uno u ambos ojos por un cirujano oftalmólogo
ambulante llamado John Taylor que se encontraba en esos momentos en Leipzig.
Taylor era una mezcla de hombre de ciencia y curandero con ínfulas y visión
comercial. Se había formado como cirujano en Inglaterra y había atendido clases
de Hermann Boerhaave en Holanda y Jean Louis Petit en París. Tras su formación
empezó a practicar en Suiza donde –según sus palabras- dejó ciegas a cientos de
personas. Viajaba mucho, por toda Europa y Persia y atendió a reyes y
emperadores. Se movía en una carroza decorada con pinturas de ojos en toda su
superficie y que llevaba escrito el lema “qui dat videre dat vivere” (el
que da la vista, da la vida). Escribió varios artículos científicos en varios
idiomas, fue el primero que describió el queratocono y trató el estrabismo
cortando un músculo oculomotor lo que le convertía en un adelantado a su
época. Por otro lado, realizaba unas cirugías exageradas y llamativas,
invitaba a las multitudes a observar sus procedimientos mientras operaba
en el mercado o en la plaza del pueblo los ojos de personas que estaban
perdiendo la visión y no tenían ningún tipo de anestesia y también era conocido
por abandonar dichas localidades antes de que se retirasen los vendajes al
paciente y por las importantes sumas que cobraba por sus servicios.
La primera operación que hizo sobre Bach fue
probablemente el procedimiento habitual de abatimiento del cristalino,
reclinación o “couching,” una técnica que consiste en desencajar el cristalino
y empujarlo en la cámara posterior del ojo, en el vítreo, utilizando un
instrumento en punta o romo. Es la técnica más antigua, de al menos 4.000 años
de antigüedad y se menciona en el código de Hammurabi y en libros antiguos
hindúes como el Uttara Tantra de Suhsruta, un cirujano indio considerado el
fundador de la medicina hindú. Este texto dice “...el cirujano incide el
globo ocular con una lanceta envuelta en un paño… si el paciente reconoce
formas, la lanceta es retirada lentamente y se coloca manteca derretida sobre
el ojo...”. Todavía se hace en China, Nigeria y Sudán. Un estudio realizado
en 2009 sobre sesenta pacientes operados con esta técnica en Sudán concluía que
un 60% terminaron ciegos por culpa del glaucoma.
Los cuidados postoperatorios que ordenaba Taylor
eran cualquier cosa menos saludables: echaba en los ojos gotas de sangre de un
pichón recién sacrificado, azúcar en polvo o sal de cocina y colocaba en los
vendajes una pasta de manzana asada o maíz. Si la inflamación se agravaba,
Taylor recetaba fuertes dosis de mercurio. El dolor de estos procedimientos
tenía que ser inenarrable.
Una semana después de la primera cirugía, Taylor
tuvo que volver a operar a Bach por –supuestamente- la reaparición de la
catarata. Tras la segunda operación celebrada entre 5 y el 7 de abril de 1750,
Bach quedó totalmente ciego e incapacitado para lo que hasta ese momento eran
sus ocupaciones principales: tocar el órgano, componer o dirigir coros y
orquestas. Se tuvo que quedar en cama con unos enormes dolores en los ojos
y en el resto del cuerpo. Tres meses y tres semanas después de la operación
fallecía. Era el 28 de julio de 1750.
Unos días antes Bach dijo que por unos instantes
había sido capaz de ver a su esposa Anna y le pidió que cantase para él “Todos
los hombres deben morir”(BWV-643) a lo que se unieron las demás personas
presentes en la habitación. Las investigaciones más recientes sugieren que su
diagnóstico fuese una uveítis, una endoftalmitis o un glaucoma intratable
causado por un bloqueo de la pupila o secundario a una endoftalmitis
facoanafiláctica, sean lo que sean estas cosas.
No está claro si existe una relación entre las
operaciones de cataratas de Johann Sebastian y su muerte meses después pero
parece lógico pensar que las operaciones, las sangrías y las purgas le pudieron
debilitar y hacerle más susceptible a diversas infecciones. Se supone que murió
de un derrame y una neumonía.
Lamentablemente para Bach y los amantes de su
música, existía una opción mucho mejor en aquellos tiempos que quizá hubiese
posibilitado alargar su vida. En 1747, tres años antes de la operación de Bach,
el oftalmólogo Jacques Daviel había iniciado en París un nuevo sistema de
operar las cataratas. La llamada técnica de extracción extracapsular, sacar el
cristalino, se convirtió en la mejor opción hasta mediados del siglo XX cuando
sir Harold Ridley colocó una lente intraocular tras una extracción
extracapsular en 1949 seguida el uso de un aparato de ultrasonidos
(facoemulsificador) para hacer una pequeña incisión que utilizó por primera vez
Charles Kelman en 1967.
La experiencia de Bach no alertó a otro de los
grandes compositores de todos los tiempos. Un año después que Bach, George Frederick Händel, hijo él mismo
de un cirujano y nacido el mismo año que Bach, se puso también en manos de
Taylor para una operación de cataratas. El resultado: se quedó ciego también.
Actualmente la cirugía de catarata es la más frecuente y más exitosa de todas
las operaciones quirúrgicas.
Finalmente, aunque el ojo sea parte del sistema
visual, solo empieza realmente a formar parte de la “Neurociencia” a partir de
la retina. Ello no obstante, -y para justificar la inclusión de este capítulo-
se han encontrado sorprendentes e interesantes similitudes entre las neuronas y
las células fibrosas alargadas que forman el interior del cristalino. El
estudio a microscopía electrónica demuestra paralelismos en las maquinarias
internas de transporte de vesículas de unas y otras así como entre las
protrusiones laterales de las células del cristalino y las espinas dendríticas
de las neuronas. Las funciones son claramente diferentes (las espinas
dendríticas son lugares postsinápticos) pero es posible que los mismos genes
controlen la morfogénesis de unas y otras lateralizaciones. Curiosamente, algunos
genes y sus proteínas derivadas que son considerados prácticamente exclusivos
del sistema nervioso se expresan también en el cristalino. Más aún, una red
clave de factores citoplasmáticos reguladores con funciones cruciales a la hora
de determinar el fenotipo específico de cada neurona se expresan también en el
cristalino.
Espero haberle convencido y si no confío que
piense como yo, que da igual, que la historia de las cataratas de Bach y el
cirujano Taylor merecía la pena ser contada.
Para leer más:
- Frederikse PH, Kasinathan C, Kleiman NJ. (2012) Parallels between
neuron and lens fiber cell structure and molecular regulatory networks.
Dev Biol. 368(2): 255-260. doi: 10.1016/j.ydbio.2012.05.022.
- Siddig, MA, NAM Ali (2009) Complications of couching and visual
outcome afer IOL implantation – a study of 60 patients in Sudan. Sud. J.
Ophthalmol 1: 33-36.
- Tarkkanen A. (2013) Blindness of Johann Sebastian bach. Acta
Ophthalmol. 91(2): 191-192.
- Zegers RHC. (2005) The eyes of Johann Sebastian Bach. Arch Ophthalmol.
123(10): 1427-1430.http://archopht.jamanetwork.com/article.aspx?articleid=417322
- http://www.psmag.com/blogs/news-blog/why-did-bach-go-blind-53250/
- http://www.fundacionvisioncoi.es/TRABAJOS%20INVESTIGACION%20COI/6/SATISFACCION%20VISUAL%20TRAS%20LA%20CIRUGIA%20DE%20CATARATA.pdf
https://youtu.be/Fo0K_n3VLG4
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