Eutanasia: un debate de nuestro tiempo (1ª parte)
Sin duda el tema de la eutanasia es un debate de nuestro tiempo, pero también es un debate antiguo. Ya los griegos y los romanos entre otros debatieron sobre ello. La eutanasia nos hace plantear en profundidad nuestra visión del sufrimiento y del final de la vida. La regulación de la misma existe en muchos estados del mundo y ahora recientemente en nuestro parlamento ha sido presentada una proposición de regulación legal de la eutanasia.
La eutanasia (del latín científico euthanasia y este del griego antiguo εὐθανασία /euthanasía/ 'muerte dulce') es la intervención voluntaria que acelera la muerte de un paciente desahuciado, con su consentimiento, con la intención de evitar sufrimiento y dolor. La eutanasia está asociada al final de la vida sin sufrimiento.
En un sentido más contemporáneo y restringido, la eutanasia es aquel procedimiento voluntario, intencionado, estudiado y consciente que realiza un médico para acelerar la muerte de un paciente terminal de algún padecimiento incurable; a solicitud consciente, estudiada y deliberada del enfermo o familiares, quienes, plenamente enterados de que no existe tratamiento curativo para la dolencia; le solicitan al médico que la realice sobre el paciente para así dar fin con el dolor y sufrimiento intolerables e intratables. Al abordar este tema aparecen siempre las sensibilidades y los conceptos sobre la vida y la muerte algunos provenientes de las visiones religiosas, en otros casos de principios bioéticos o de la consideración del individuo como un sujeto libre de analizar y tomar una decisión al respecto.
Días pasados un colega médico (Dr. García del Río) me hizo llegar un escrito donde abordaba críticamente la posibilidad de que se legalizase la eutanasia y defendía como alternativa a ella una mejora en los cuidados paliativos. Comentando dicho artículo con otro colega (Dr. Alonso Tinoco) le propuse una respuesta al anterior escrito dando otra visión de este delicado asunto. Posteriormente decidimos publicar ambos para que los lectores de Sinapsis tengan dos visiones sobre la eutanasia derivada de esta charla amigable entre dos médicos que han realizado una labor asistencial durante décadas.
A continuación se expone la primera parte a cargo del Dr. Manuel García del Río
1ª parte
EUTANASIA
Manuel
García del Río
Profesor titular de Pediatría
Ex Director de Unidad de Gestión Clínica
de Neonatología
La eutanasia es la
acción u omisión que acelera la muerte de un paciente con
la intención de evitar sufrimientos. Existen dos clases: la activa, que
consigue la muerte del citado enfermo mediante el uso de fármacos que resultan
letales; y la pasiva, que la consigue mediante suspensión del tratamiento
médico y/o de su alimentación por cualquier vía.
A
lo largo de la historia, la eutanasia ha sido utilizada para la eliminación de
personas o de grupos sociales.
Actualmente se pretende despenalizar la eutanasia
en nuestro país, surgiendo un debate en la sociedad. El Prof. Gómez Sancho nos
dice: “es un debate que no debería acaparar
tanta atención, al menos mientras que los pacientes no estén bien atendidos,
porque en España cada año mueren más de 60.000 personas con un sufrimiento
intenso y evitable, que con una buena estrategia a nivel estatal de cuidados
paliativos se podría solucionar”
Además manifestó,
que “tratar de terminar con los más débiles, con los más indefensos y más
vulnerables, a través de la legalización de la Eutanasia, es una indecencia” y
concluyó que “el hecho de introducir la eutanasia acarrearía la crisis más
grave de la historia milenaria de la Medicina, porque por primera vez
el médico añadiría una nueva función, que sería gestionar la muerte”.
La Medicina es ciencia y humanidad. La
ciencia médica descansa sobre un trípode. Un trípode que se nos enseña en las facultades
de Medicina y que consta de: -Prevenir
enfermedades, curar y -si no es posible- aliviar. En cuidar es donde tienen
cabida los cuidados paliativos. Y toda esta ciencia revestida de humanidad.
Por tanto, la eutanasia “no es parte de la
Medicina”, no es un acto médico, y no lo es porque el médico es el cuidador de la salud de las
personas y no puede ser al mismo tiempo, provocador de muerte intencionada.
Antes de discutir una ley para legalizar la eutanasia,
se debería hacer una ley de “Atención al final de la vida”, esto ya nos lo
indicaron el panel de expertos de la OMS, en 1990, “los Gobiernos deben
asegurar que han dedicado especial atención a las necesidades de sus ciudadanos
en el alivio del dolor y los cuidados paliativos antes de legislar sobre eutanasia.
Por tanto un Gobierno que antes de desarrollar programas de cuidados paliativos
acomete una legislación sobre la eutanasia comete una frivolidad y hasta una
irresponsabilidad”.
En
palabras del Dr. Requena, “Nuestro país está muy lejos de llegar a cubrir
necesidades mínimas de cuidados paliativos”. Por tanto, los esfuerzos deberían
ir encaminados a los cuidados paliativos y no a legislar la eutanasia. “Desearía
que el parlamento español apruebe leyes para eliminar el sufrimiento de las
personas y no para eliminar a las personas que sufren”, manifiesta por su parte
el Dr Batiz.
La gran mayoría de enfermos que
piden la eutanasia en realidad lo que desean es que se les alivie el
sufrimiento y el dolor. Si se satisfacen estas dos necesidades, esta petición posiblemente
no vuelva a producirse. La inmensa mayoría de los enfermos no quieren morir, lo
que no quieren es sufrir, de ahí que los adelantos en la medicina paliativa han
provocado el descenso espectacular de la eutanasia como liberación del dolor
insufrible. Cuando, pese a los esfuerzos médicos, no se consigue el fin que se
busca, de liberarlo del dolor insufrible, siempre tenemos la sedación paliativa,
que es un tratamiento médico, científico y éticamente correcto que no se puede
confundir con la eutanasia aunque los separa una
línea roja bien delimitada, pero muy fina y por tanto fácil de traspasar. Esta
sedación paliativa no debe precipitar deliberadamente la muerte pero
tampoco deben prolongar innecesariamente la agonía, su misión es ayudar a no
sufrir hasta que llega su muerte.
En el Código de Deontología Médica y en
su Capítulo II, nos dice:
*-La
profesión Médica está al servicio del ser humano y de la sociedad. Respetar la
vida humana, la dignidad de la persona y el cuidado de la salud del individuo y
de la comunidad son los deberes primordiales del médico.
Y
en el Capítulo VII, relativo a la “Atención Médica al Final de la Vida”, se
recoge lo siguiente:
*-El
médico tiene el deber de intentar la curación o mejoría del paciente siempre
que sea posible. Cuando ya no lo sea, permanece la obligación de aplicar las
medidas adecuadas para conseguir su bienestar, aun cuando de ello pueda
derivarse un acortamiento de la vida.
*-El
médico está obligado a atender las peticiones del paciente reflejadas en el
documento de voluntades anticipadas, a no ser que vayan contra la buena
práctica médica.
*-La
sedación en la agonía es científica y éticamente correcta sólo cuando exista
síntomas refractarios a los recursos terapéuticos disponibles y se dispone del
consentimiento del paciente implícito, explícito o delegado
*.El
médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni
siquiera en caso de petición expresa por parte de éste.
Por todo lo expresado anteriormente, queda
claro que para la profesión médica Eutanasia, NO. Cuidados paliativos, SÍ.
(La réplica a este artículo está a continuación en otra entrada de Sinapsis)
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