FÚTBOL: EL MUNDIAL Y UNA MIRADA MÁS ALLÁ

Me gusta el fútbol. Cuando era niño consumía casi todo el tiempo de mis horas de ocio. Ahora voy a ver partidos del equipo de mi ciudad y sigo en televisión solo los grandes encuentros y por supuesto en estos días  el mundial. En fin, he disfrutado participando o siguiendo este deporte pero siempre me ha llamado la atención  los comportamientos multitudinarios y todo lo que rodea al fútbol como deporte, como negocio y como instrumento también de "distracción" de los problemas reales de la sociedad.
En estos días he leído dos artículos que ha continuación os recomiendo sobre el fútbol. Ambos se encuentran con facilidad en la red.
El primer se titula:
El fútbol como ritual festivo. Un análisis referido a la sociedad española.
El autor es Ramón Llopis Goig (Universidad de Valencia). Fue publicado en la Revista Andaluza de Ciencias sociales (nº 6, 2006)
De este solo transcribo sus conclusiones para que luego leáis por vuestra cuenta el artículo completo. No tiene desperdicio.


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Conclusiones
Este trabajo ha ofrecido evidencia empírica de los diversos aspectos del fútbol que permiten concebirlo como un ritual festivo en condiciones de modernidad avanzada. El análisis sistemático de las cuatro dimensiones en las que, según hemos propuesto en este trabajo, pueden identificarse las características de un ritual secular, esto es, la dimensión colectiva, la simbólica, la espacio-temporal y la metafórica, ha mostrado la existencia de un amplio número de similitudes entre el fútbol y los rituales religiosos. Entre ellas cabe destacar su transformación en un espacio colectivo de participación social e intercambio emocional que actúa como elemento cohesionador, su configuración como un símbolo de elevada plasticidad hermenéutica que genera inquebrantables sentimientos de identificación, su concreción espacio- temporal que le permite introducir rupturas y discontinuidades en la organización de la vida cotidiana, y finalmente, sus innegables posibilidades metafóricas como ideal sociocultural hegemónico que encarna un modo de entender la vida y las normas sociales.
El fútbol resume y resalta los valores que ejemplifican los componentes más destacados de nuestra sociedad, proporciona un sentido del ‘nosotros’ y permite su celebración y autoproclamación. Así, el encuentro futbolístico produce esas ‘horas de efervescencia colectiva’ (Durkheim, 1982) y ese sentido de communitas (Turner, 1988) que parecían haberse erradicado de la vida cotidiana de las sociedades de la modernidad tardía. Produce una intensificación emocional, una transformación de la sociabilidad y los sentimientos de cohesión y solidaridad que muestran la necesidad de tomar en serio su papel en las sociedades modernas, donde las formas rituales permiten la expresión de aquellos valores y emociones que no encuentran cauces expresivos en el mundo doméstico o en el trabajo.
El análisis del fútbol nos ha proporcionado una comprensión más compleja de la modernidad, cuyo desarrollo no comporta, por tanto, la extinción de toda actividad simbólica y ritual. Así, en lugar de hablar de desritualización, habría que hablar de un ‘desplazamiento del campo de lo ritual’, según el cual, como ha afirmado Segalen (2005: 36), los ritos se han desplazado, predominantemente, desde el corazón de lo social hacia sus márgenes, de modo tal que pueden encontrarse rituales en el ámbito del ocio y el deporte, y el fútbol es un claro ejemplo de ello.
Todo ello nos permite afirmar que, actividades como el fútbol, se han ido estructurando a partir de transferencias e imitaciones de los ritos religiosos tradicionales. Sin embargo, esto no implica que éste puede ser considerado como un sustituto funcional de la religión, ya que la mayor complejidad y el pluralismo de las sociedades actuales exigen un análisis mucho más profundo de sus funciones. Por un lado, el fútbol se presenta como un ritual especialmente estructurado para expresar la conciencia identitaria grupal, así como para celebrar y reforzar el sentido de pertenencia. Sin embargo, no es un sistema de creencias ni un sistema doctrinal que nos diga de dónde venimos ni adónde vamos. En lugar de ello, el fútbol nos muestra los valores hegemónicos en nuestra sociedad, las identidades que compartimos o so- ñamos compartir, la competitividad, el papel del azar, la injusticia y la traición en la vida individual y colectiva (Cfr. Bromberger, 2000: 274).

El segundo artículo es:
Fútbol y manipulación social de Santiago Flores Álvarez-Osorio (periodista-filólogo)
De este solo os transcribo su introducción.







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El fútbol es para algunos un juego y para otros una forma de vida. Hay quien lo usa como negocio o lo sigue como ideología. Llega a considerarse una pasión e incluso representa una religión. Forma parte del mundo actual, de la sociedad de masas que todo lo envuelve. Está presente en cualquier parte del mundo y tras él hay intereses ocultos. Unos pocos lo utilizan como instrumento de poder. Un poder para hacer dinero, controlar y manipular. Los aficionados somos mudos testigos de este espectáculo. Quizás ha llegado el momento de mirar un poco más allá, de descubrir qué se esconde detrás de todo ese circo. Les invito a reflexionar conmigo, a intentar buscar la verdad que se oculta en noventa minutos, una veintena de jugadores y un simple balón. El análisis debe hacerse desde el sentir de la afición, la sociología, la economía, los medios de comunicación y la política.

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