Lecturas de agosto (I)
En este mes comentaré dos obras literarias leídas durante este agosto vacacional. La primera, a continuación, se titula La desaparición de Stephanie Mailer de Jöel Dicker. Las observaciones que aquí realizo sobre esta novela son coincidentes con algunas críticas que he leído en la red.
En unas semanas publicaré otro comentario de una pequeña obra maestra de la literatura que se llama Todo es posible de la estadounidense Elizabeth Strout.
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La
desaparición de Stephanie Mailer
Autor: Joël Dicker
Editorial: Alfaguara,
2018
650 páginas
Argumento:
Una conversación entre la
periodista Stephanie Mailer y Jesse Rosenberg, un policía a punto de
jubilarse, hace que se reabra un caso de asesinato ocurrido veinte años atrás,
bajo la sospecha de que no se halló al verdadero culpable.
Comentario:
«La desaparición de
Stephanie Mailer» es una
novela demasiado extensa, que al comienzo gusta y promete pero que a lo largo
de su lectura decepciona e irrita. En ella el autor pone demasiado de todo,
desde personajes a tramas y giros más o menos sorprendentes, lo que ocasiona un
ritmo irregular, lleno de altibajos de interés en una obra de más de 600
páginas.
Gran parte de la historia
se ocupa del cuádruple crimen ocurrido casi dos décadas atrás, centrada tanto
en la investigación realizada en el presente como en los flashbacks que relatan
cómo se llevó el caso en el pasado. Estas incursiones en el pasado, además de
irrumpir de forma abrupta parecen innecesarias, al menos en esa forma tan detallada
y se agradecería un resumen mucho más conciso, que aligeraría tanto la lectura
como el número de páginas.
La redacción, sin
personalidad destacable, demasiado sencilla y convencional, incluso
superficial, acompañada de un texto que por momentos parece el de un borrador en el que el autor pone casi todo lo que se le ocurre,
antes de decidir lo que resulta útil y necesario. Las múltiples subtramas y la
cantidad de personajes, parece tener solo como finalidad enredar los hechos para
que resulte imposible deducir todo lo que ha sucedido, tanto en el pasado como
en el presente y alargar el número de páginas de la obra.
A pesar de lo antes dicho
se aprecian unas cualidades en el escritor que ojalá se desarrollasen en un trabajo
más meditado y sereno y más adelante nos ofreciese una novela donde se plasme
esa habilidad para mantenernos en vilo a
través de las historias y personajes que crea. En esta creo que no lo ha
conseguido.
En resumen, «La desaparición de Stephanie Mailer» es una novela irregular, a veces
entretenida y otras exasperante, excesiva, con solo algunos momentos de
interés. Puede interesar a incondicionales del autor o a quienes les gusten los
engañosos giros argumentales. Como entretenimiento para las vacaciones puede
estar aceptable pero hay que tener en cuenta que para esa finalidad hay muchas
otras obras mejores.
Nota: Otras obras del
autor que son un seguro entretenimiento pero con “similitudes” en la forma de
escribir antes comentada. Entre estas tenemos: La verdad sobre el caso Harry Quebert y El Libro de los Baltimore.
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