Controversias en la ciencia: todos estamos implicados
Recientemente en el Boletín Telos de Fundación Telefónica el profesor Antonio Orbe expone interrogantes y urgencias en el avance científico actual sobre todo los referentes al campo de la ética en relación con la biotecnología y la biomedicina. Sin duda el artículo nos hará pensar y debatir.
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Ética,
biotecnología y biomedicina
POR ANTONIO ORBE
Es profesor de la clase de Computación
Cognitiva en distintos máster entre los que se incluyen la Escuela de
Organización Industria EOI, LIDLearning, la Universidad Pablo de Olavide y el
Máster en Ciencias Cognitivas de Málaga.
Cuando, mirando al futuro próximo, evaluamos el
impacto que tendrán las tecnologías, solemos centrarnos en las de la
información, con sus variantes de Big Data e Inteligencia Artificial. Pero el
cambio realmente revolucionario vendrá con las tecnologías de la vida. Este
cambio está teniendo ya repercusiones éticas de primer nivel. ¿Estamos
preparados?
En los últimos tiempos hemos tendido a dividir el
mundo en físico y digital. Las unidades esenciales de estos serían el átomo y
el bit según la afamada afirmación de Nicholas Negroponte1. Pero quizá nos falte otra unidad
esencial, constituyente de la vida y mezcla de átomos y bits: el gen. Así el
mundo sería físico, digital y vital, compuesto de átomos, bits y genes (uso gen
para simplificar, aunque me refiero a toda la información genética aunque no
sean genes como ADN, ARN o proteínas).
La biología es esencial entre otras razones porque
somos parte de ella, porque nosotros somos biología. Además es fascinante
intelectualmente. ¿Cómo es posible tal diversidad con tan pocos constituyentes?
El gen pertenece al mundo de la información como los bits y al mundo físico
como los átomos. Sin átomos de carbono no habría genes y estos a su vez
codifican la información de la vida.
La biología molecular y la genética están llamadas
a cambiar el mundo. Los avances en ambas disciplinas son sorprendentes y la
realidad que nos desvelan es fascinante. Estamos creando nuevos organismos y
modificando los existentes. En la biología humana la implantación de los
descubrimientos es obligadamente más lenta. ¿Deseamos controlar y modificar la
biología de los seres de nuestro entorno y más aún la nuestra? ¿Qué parte de
todo esto contradice la ética?
Ética
Saber si un conjunto de actuaciones viola la ética
requiere saber qué dicta la ética y si esta es inmutable.
La ética entendida como el estudio del bien y el
mal poco puede proporcionarnos para evaluar nuestras acciones. Esta llamada a
principios como el bien y el mal tiene algo de inalterable que casa mal con el
comportamiento de las sociedades humanas, incluso de las animales. La ética es
más bien el conjunto de normas y costumbres que rigen el comportamiento social.
En este sentido, es mudable, relativa, acordada.
Los tiempos cambian y con ellos la realidad física
y social. Si el mundo no es como era, es de esperar que las normas tampoco lo
sean. Hace veinte años no tenía sentido plantearse si un comportamiento en las
redes sociales era o no era ético ya que estas no existían. Pero incluso en
acciones que siempre han existido como la muerte de una persona, las normas
éticas han variado de forma enorme en los distintos tiempos y sociedades. En occidente
hoy rechazamos mayoritariamente la pena de muerte, pero hay países en los que
se aplica y en el pasado era común en todas las sociedades.
Las normas éticas son un contrato social que no
deviene de instancias superiores, divinas o universales. Algo es ético si
acordamos que lo sea. Y mañana la sociedad puede adoptar cualquier otro acuerdo
moral.
La biotecnología y la biomedicina avanzan a gran
velocidad. ¿Están estos avances de acuerdo con las normas éticas actuales?
¿Hasta qué punto es conveniente actualizar nuestra ética? ¿Nos vemos empujados
por la tecnología o la reflexión ética está al día?
Biotecnología
Existe una tendencia simplificadora que otorga
significado positivo a términos relacionados con lo natural y negativo con lo
artificial. Así, natural, verde, ecológico, fresco, sano, puro, tradicional,
limpio o bio son saludables y deseables. Por el contrario, artificial, químico,
diseñado o industrial son sucios y reprobables.
Las cosas no son tan sencillas. Esta postura
olvida que lo natural es también sinónimo de enfermedad, mortandad infantil,
hambre o incluso guerra. Somos lo que somos porque hemos trascendido la
naturaleza, porque somos artificiales, porque las sociedades humanas no aceptan
lo dado y tratan de cambiarlo.
El debate se extiende a los seres vivos con los
que nos relacionamos y de los que nos valemos para existir. La revolución
neolítica privó a los animales de la mayoría de los derechos que pudieran tener
y quedaron relegados, ellos y las plantas, a meros medios para el bienestar
humano. Desde entonces somos agricultores y ganaderos y nuestras sociedades han
progresado. Esto no es óbice para que hoy podamos y debamos replantearnos los
derechos y el bienestar de los animales de los que nos servimos.
Más allá se encuentra el debate sobre la
modificación de los seres vivos. Siempre lo hemos hecho. El trigo o el cerdo no
existirían como tal sin la modificación humana. Esa selección artificial es la
que nos ha hecho mutar a esos seres para que podamos alimentar a una creciente
población planetaria. Nadie parece rechazar un tomate que ha sido cultivado en
una huerta familiar, a pesar de ser un fruto de la selección artificial. ¿Y si
el tomate es transgénico?
Una hectárea en EE.UU. produce cinco veces más que
en África. ¿Cuál es más sostenible y ecológica? Planteado de otra forma, para
producir la misma cantidad de trigo en África que en EE.UU. se necesita cinco
veces más terreno, muchas más agua y más trabajo. La tecnología no arruina
nuestros alimentos. Por el contrario, permite que comamos más con un menor
coste medioambiental.
En un futuro próximo mezclaremos genomas de
distintas especies y obtendremos seres que no existían y que nos permitirán
logros sorprendentes. ¿Y si logramos plantas modificadas genéticamente que
produzcan electricidad a partir de luz solar? Sin paneles solares, solo
conjuntos de moléculas, capaces de solucionar el problema energético. ¿Alguien
lo considerará poco ético?
Biomedicina
El debate en biomedicina es más peliagudo aún ya
que incide en nuestra esencia. ¿Hasta qué punto aceptamos modificarnos para
vivir mejor o superar las enfermedades?
Un tipo de diabetes está ocasionado por la falta
de producción de insulina. Una de las primeras soluciones fue usar insulina
extraída del páncreas de ganado porcino y bovino. Sin embargo, la solución no
era buena ya que la producción era insuficiente y además provocaba respuestas
inmunes en los pacientes receptores. En la actualidad la insulina la producen
bacterias a las que se les han introducido los genes humanos para la secreción
de insulina. Es decir, muchos diabéticos del mundo sobreviven gracias a
bacterias transgénicas con ADN recombinante.
Se llama ADN recombinante al resultado de mezclar
material genético de dos especies distintas. Los problemas éticos vienen de
antaño. Apenas empezó a usarse, la alarma cundió y en 1975 se celebró la
conferencia de Asilomar2 propiciada por el Premio
Nobel de química Paul Berg. Los propios científicos estaban muy asustados y promovieron
una moratoria en el uso de ADN recombinante en humanos.
Las cosas han avanzado mucho desde Asilomar. Ahora
es posible seleccionar embriones, realizar mutaciones e incluso hacer que estas
se propaguen a la descendencia creando linajes nuevos de seres vivos. Aunque la
mayoría de las tecnologías no están disponibles para los seres humanos, esto no
quiere decir que pronto no lo estén.
Las actuaciones en biomedicina susceptibles de
consideraciones éticas son mucho más numerosas que el ADN recombinante. La
eugenesia estuvo de moda en EE.UU antes que en la Alemania nazi donde la
aberración fue mayúscula. Sin embargo, el aborto terapéutico es legal y es un
modo de eugenesia que ha reducido la población de personas con síndrome de
Down.
El caso contrario es la propagación de déficits
debido a la curación de las enfermedades. Un gran número de enfermedades
genéticas que antes conllevaban la muerte y la no reproducción hoy se curan y
los sujetos que las padecen tienen descendencia teniendo como contrapartida que
los genes responsables no se extinguen y se propagan.
La clonación, aunque lejos de la madurez
tecnológica necesaria para aplicarse a humanos, plantea también problemas
éticos de primer nivel. El consenso parece decir que permitiremos la clonación
terapéutica pero no la reproductiva. Pero este es un campo en continuo avance
en el que el debate ético es esencial.
El simple conocimiento del genoma es un arma de
doble filo. Si algún día encontramos un elemento diagnóstico de una enfermedad
como el Alzheimer, ¿tiene sentido saber que la padecerás veinte años antes de
que se manifieste? Y ¿cómo regulamos que nadie sea discriminado por su genoma o
nos aseguramos que este sea privado? Hoy resulta sencillo analizar el genoma de
alguien desconocido: basta con una muestra biológica. De hecho se pueden buscar
en la red agencias de detectives para realizar pruebas de paternidad “con
discreción”. De ahí a poder clonar a un famoso solo median unos años.
Más cercano y urgente es la regulación sobre la
extensión artificial de la vida, la sedación terminal y la eutanasia. Son
prácticas que se realizan todos los días y sobre las que apenas hay debate ni
regulación.
Los
avances en las ciencias de la vida son fascinantes y mejoran la vida de los seres
humanos. Sin embargo, muchos aspectos deben ser analizados desde el punto de
vista de una ética cambiante que se adecue a nuestros principios y a una
realidad social y científica en perpetua modificación.
Éste artículo se basa en las conclusiones de la
sesión dedica a ‘Ética, Biotecnología y Biomedicina’ auspiciada por el Foro del Futuro Próximo. Se puede acceder a la
conferencia al completo aquí.
Notas
1Asilomar Conference on
Recombinant DNA
https://en.wikipedia.org/wiki/Asilomar_Conference_on_Recombinant_DNA
https://en.wikipedia.org/wiki/Asilomar_Conference_on_Recombinant_DNA
2http://archives.obs-us.com/obs/english/books/nn/ch01c01.htm
Bibliografía
Mukherjee, S. (2017): El gen. Una historia personal. Debate, Barcelona.
ISBN: 9788499926520
Ayala, F. J. (2017): ¿Clonar humanos? Alianza Ensayo, Madrid. I.S.B.N.:
978-84-9104-891-6
Venter, J. C. (2015): La vida a la velocidad de la
luz. Editorial Crítica, Barcelona.ISBN: 978-84-9892-776-4
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