Premio Cervantes 2018: Ida Vitale
Esta semana se concedió el prestigioso Premio Cervantes (literatura) año 2018 a Ida Vitale, poeta y escritora uruguaya. Más abajo os pongo una pequeña reseña sobre la escritora y unos cuantos poemas para acercarnos a su sensibilidad literaria.
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Ida Vitale |
Literatura:
Premio Cervantes 2018
Ida
Vitale
Ida Vitale (Montevideo, 2 de noviembre de 1923)
Poeta, traductora, ensayista, profesora y crítica
literaria uruguaya miembro del movimiento artístico denominado "Generación
del 45” y representante de la poesía "esencialista". Inscrita en la
tradición de la vanguardia histórica Americana, su poesía indaga en la alquimia
del lenguaje y establece un encuentro entre una exacerbada percepción sensorial
de raíz simbolista, siempre atenta al mundo natural, y la cristalización
conceptual en su perfil más preciso. Ha recibido diversos premios, entre
ellos Premio Octavio Paz (2009) el Premio Alfonso Reyes (2014)
el Premio Reina Sofía (2015), el Premio Internacional de Poesía
Federico García Lorca (2016), el Premio Max Jacob(2017) y el Premio Cervantes (2018) que valora
"su lenguaje, uno de los más reconocidos en español". (Wikipedia)
Poemas de Ida Vitale
Fortuna
Por años, disfrutar del
error
y de su enmienda,
haber podido hablar,
caminar libre,
no existir mutilada,
no entrar o sí en
iglesias,
leer, oír la música
querida,
ser en la noche un ser
como en el día.
No ser casada en un
negocio,
medida en cabras,
sufrir gobierno de
parientes
o legal lapidación.
No desfilar ya nunca
y no admitir palabras
que pongan en la sangre
limaduras de hierro.
Descubrir por ti misma
otro ser no previsto
en el puente de la
mirada.
Ser humano y mujer, ni
más ni menos.
Invierno
Como las gotas en el
vidrio,
como las gotas de la
lluvia
en una tarde somnolienta,
exactamente iguales,
superficiales,
ávidas todas,
breves,
se hieren y se funden,
tan, tan breves
que no podrían dar cabida
al miedo,
que el espanto no debiera
hacer huella
en nosotros.
Después, ya muertos,
rodaremos,
redondos y olvidados.
Residua
Corta la vida o larga,
todo
lo que vivimos se reduce
a un gris residuo en la
memoria.
De los antiguos viajes
quedan
las enigmáticas monedas
que pretenden valores
falsos.
De la memoria sólo sube
un vago polvo y un
perfume.
¿Acaso sea la poesía?
Penitencia
¿Mirar atrás será pasar
a ser de sal precaria
estatua,
un perecer petrificado
preso en sí mismo, parte
del roto encanto de un
paisaje
cuya música no logro más
oír?
¿Debo matar lo que miré,
el mito que minuciosa
pliego y despliego,
grava para mi paso solo?
¿Ciega borrar lugares,
playas, vientos, el
tiempo?
Sobre todas las cosas,
anular horas que se han
vuelto inútiles
como lluvia que cae
sobre el mar implacable,
como mis propios pasos
si no son penitencia.
En el dorso del cielo
No es casual
lo que ocurre por
azar:
un fragmento de nada se
protege
del no ser, se
entrecruza
de signos,
impulsos,
síes y noes, atrasos y
adelantos,
trozos de geometría
celeste,
coordenadas veloces en el
tiempo
y algo ocurre.
Lazos para nosotros
pálidos,
son obvios para lo que no
ve más,
y nosotros la ventana abierta
desde donde la tela
blanca vuela
cubierta de sueños.
Pero uno llama azar
a su imaginación
insuficiente.
Cuadro
Construimos el orden de
la mesa,
el follaje de la ilusión,
un festín de luces y
sombras,
la apariencia del viaje
en la inmovilidad.
Tensamos un blanco campo
para que en él esplendan
las reverberaciones del
pensamiento
en torno del icono
naciente.
Luego soltamos nuestros
perros,
azuzamos la cacería,
la imagen serenísima,
virtual,
cae desgarrada.
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