Cajal, Rio Hortega y las fake news.(V) F. Soriguer
HISTORIAS DE LA CIENCIA CON MORALEJA
Federico Soriguer
Capítulos ya publicados.
1. El precio de la ignorancia. Marcel Proust y compañía. http://joaquinperal.blogspot.com/2025/01/historias-de-la-ciencia-con-moraleja-i.html
2. La guerra de los huesos.
http://joaquinperal.blogspot.com/2025/02/la-guerra-de-los-huesos-f-soriguer.html?m=1
3. Koch, Ferrán y Cajal. Un cruce de historias
http://joaquinperal.blogspot.com/2025/02/koch-ferran-y-cajal-un-cruce-de.html
4. Una factoría de genios
http://joaquinperal.blogspot.com/2025/03/una-factoria-de-genios-f-soriguer_7.html
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Cajal, Rio Hortega y “las fake news”[1]
Cajal gozó un gran prestigio durante su vida. Afortunadamente para él, murió en 1934 sin que tuviera que asistir a la destrucción de su obra y de su país a los que tanto amó, pues la dictadura de Franco se ensañó con mucho de los discípulos de Cajal, que tuvieron que exilarse y también con su gran obra, la Junta de Ampliación de Estudios (JAE). La dictadura no se atrevió a tocar la figura de Cajal, pero si la utilizó recuperando de él solo su patriotismo que, por cierto, nada tenía que ver con aquel que José Ibáñez Martín, exponía en su discurso fundacional como primer presidente del CSIC.”[2], [3]. Cajal murió antes de tener que asistir a todo este espectáculo. Esta condescendencia de la dictadura con la figura de Cajal debió de ser la causa de que ya recuperada la democracia los nuevos gestores del pasado se sintieran “obligados a poner a Cajal en su sitio”, empeñados en recuperar su figura humana, ¡demasiado humana para algunos¡, con trivialidades perfectamente irrelevantes para comprender su obra y su trabajo regeneracionista o, ya más recientemente, sobre sus relaciones con Río Hortega que comentaremos más adelante. Solo así se explica los comentarios de un prestigioso intelectual en una entrevista hecha en 2014 en Jot Down, llena de inexactitudes impropias de un hombre de la alta cultura, acusando a Cajal de representante de la envidia nacional por haber impedido la concesión del Nobel a Río Hortega[4], o titulares escandalosos en algún blog de internet[5], motivos todos ellos que nos han llevado a incluir este capítulo, en este libro de historias de la ciencia con moraleja, en el que recordamos la figura de Río Hortega y sus relaciones con Cajal..
No nos detendremos en recordar la biografía de Cajal, sobradamente conocida y al lector interesado le remitimos a su propia obra autobiográfica[6] o a algunas de las numerosas biografías que se han hecho sobre él.[7],[8],[9],[10],[11] Cajal no se limitó a investigar. Creó, además, una gran escuela, la escuela cajaliana, a la que pertenecieron entre otros, Jorge Francisco Tello (1880-1958), Nicolás Achúcarro (1880-1918), Pío del Río Hortega (1881-1945), Fernando de Castro Rodríguez (1896-1967), Rafael Lorente de No, (1902-1990), o Antonio Pedro Rodríguez Pérez ((1912-1964), entre otros, algunos obligados al exilio o sometidos a depuración ideológica tras la guerra civil.
Al contrario que Cajal, Pío del Río Hortega ha sido un gran desconocido. Incluso hoy se le reconoce por identificar una de las convocatorias de contratos de investigación más esperados por la comunidad científica en el ámbito biomédico, los contratos de investigación Río Hortega y en el caso de Castilla y León por dar nombre al hospital Río Hortega, el gran hospital público de Valladolid[12]. Algo, sin embargo, parece estar cambiando. Recientemente (2020) ha sido publicado un libro “Un científico en el armario. Pío del Río Hortega y la historia de la ciencia española “, escrito por Elena Lázaro Real[13], periodista y comunicadora científica, que trabaja en la UCO dentro de la Unidad de Comunicación Científica, en el que actualiza la vida y obra de don Pío del Rio Hortega y sobre el que después haremos algún comentario.
Río Hortega nació en Portillo (Valladolid) en 1882 y falleció en el exilio en Buenos Aires en 1945. Era pues 30 años más joven que Cajal. Al igual que Cajal de niño mostró una gran afición por el estudio de la Naturaleza, así como una gran habilidad manual y talento para el dibujo y la pintura, pero al contrario que Cajal era muy tímido e introvertido, lo que junto a su constitución débil, pequeño tamaño, aspecto atildado, espíritu perfeccionista y algo susceptible, le acarrearía dificultades con sus compañeros en su infancia y juventud y, posteriormente, con el grupo de Cajal[14].
Terminó la carrera de Medicina en Valladolid en 1905, seis años después de que a Cajal le hubieran hecho doctor honoris causa por las universidades de Boston, la Sorbona y Cambridge (1899), cinco desde que terminara el tercer fascículo de su “Textura del sistema nervioso del hombre y los vertebrados”, o que recibiera en París el premio Internacional Moscú, y unos meses antes de que le concedieran el premio Nobel de Medicina (1906). Circunstancias todas ellas que hacen más asombrosa la consideración de Cajal como discípulo de Río Hortega citada en la entrevista en Jot Down, antes comentada en donde es criticada la figura de Cajal por un conocido intelectual español[15].
Tras la realización de la tesis doctoral en 1912 atraído por el prestigio de la escuela de Cajal se traslada a Madrid, incorporándose al grupo de Nicolás Achúcarro, en el Laboratorio de la Junta para la Ampliación de Estudios (JAE)[16]. Al poco de llegar becado por la JAE que presidía Cajal realizó una estancia entre 1913 y 1915 en Berlín, Londres y París. Ya de vuelta a España se incorpora de nuevo al grupo de Achúcarro, que se encontraba ubicado provisionalmente en el Laboratorio de Investigaciones Biológicas de Cajal. Tras la muerte de Achúcarro en 1918 es nombrado a propuesta de Cajal, director del laboratorio de Histología Normal y Patológica en 1919[17]. En 1917 había sido nombrado Secretario de la Sociedad Española de Biología que presidía Ramón y Cajal. En 1920, tras el conflicto con Cajal, que después comentaremos, la JAE puso a su cargo un laboratorio, situado en la Residencia de Estudiantes, por el que pasarían diversos investigadores de Europa para conocer sus métodos y descubrimientos. En 1926 fue nombrado presidente de Real Sociedad de Historia Natural y en 1927, miembro de la Sociedad de Biología de París. Además, en 1928 fue también nombrado jefe de la Sección de Investigación del Instituto Nacional del Cáncer, institución que llegó a dirigir tres años después.
En 1930 fundó los Archivos Españoles de Oncología y en 1933, ya en plena República fue cofundador de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética, exiliándose en París en 1936, donde se le otorga la Legión de Honor francesa. Pasó después a la Universidad de Oxford , siendo nombrado Doctor Honoris Causa por esta Universidad. Finalmente, en 1940 se exilia en Argentina donde mantuvo una fecunda actividad científica de la que son muestra el hecho de que algunas prestigiosas figuras argentinas le reconocen como su maestro, falleciendo en 1945. Previamente fue propuesto en dos ocasiones (1929 y1937) al premio Nobel de Medicina[18]. Las contribuciones de Río Hortega a la ciencia fueron muchas y muy importantes y el lector interesado puede consultar diferentes estudios dedicados a su obra[19], [20],[21],[22].
La expulsión de Río Hortega del laboratorio de Cajal
Es preciso aclarar que lo que importa de Cajal y de Río Hortega es su obra, no los asuntos internos de la vida privada de ambos. Aun así, en la medida que tuvo repercusiones importantes, sobre todo en la obra de Río Hortega pues a Cajal ese asunto le cogió ya mayor, ha interesado a los historiadores de la ciencia. La documentación que hay sobre esta historia no es muy numerosa y la mayor parte de las fuentes, no siempre citándola, acuden a “El maestro y yo”[23], el libro que Río Hortega escribió en fecha indeterminada. Una historia que durante un siglo ha permanecido dentro de los círculos académicos pero que en los últimos años es un tema recurrente en los medios virtuales, acompañados casi siempre con titulares más o menos escandalosos[24]. “El maestro y yo” es un libro inacabado, editado bastantes años después de su muerte, en el que Río Hortega salda cuentas con sus enemigos de “la escuela de Cajal”. Pero el libro es mucho más. Es un libro realmente desgarrador, escrito por una persona que sufrió mucho, y que además, permite conocer en primera persona la evidencia de los hechos (muy creíbles por otra parte), así como ahondar en la personalidad de Cajal, a veces algo tamizada por ciertos biógrafos. Puede ser considerado como un retrato de la intrahistoria de una época en la que la ciencia española comenzaba a sembrar las simientes que hubieran permitido, de no ser por la guerra civil y la larga dictadura, recuperar el tiempo perdido. Una historia narrada en primera persona por don Pío, bien escrita, con el estilo propio de un guion cinematográfico (el relato daría para una buena película), a veces con momentos dramáticos, a veces épicos, otros pícaros y otros, en fin, aparentemente absurdos. Una historia en la que los protagonistas son dos de los más grandes científicos de nuestro país, dos personas muy distintas que se admiran y respetan, pero incapaces de controlar unos acontecimientos menores, que les llevan a una ruptura que en su momento debió ser dramática.
La historia comienza a partir de que el laboratorio de Achúcarro, al que se había incorporado don Pío, se traslada al laboratorio de Cajal. Mientras vivió Achúcarro no hubo grandes problemas, pero tras su muerte en 1918, Cajal propone a don Pío para ocupar el puesto de jefe del laboratorio de Achúcarro. Y es a partir de ese momento cuando las cosas comienzan a complicarse. Si miramos esta historia, ocurrida hace cien años, con imaginación cinematográfica todo ocurrió en el cerrado recinto del laboratorio de investigación creado por Cajal y en el que su presencia y magisterio eran indiscutidos. Un Cajal ya casi septuagenario, ensimismado en sus proyectos y obsesionado por la vejez que le estaría impidiendo llevar a cabo todas las iniciativas que bullían en su cabeza, sometido a las presiones que la gestión del grupo y del laboratorio le obligaban, preocupado por la supervivencia de su obra y, probablemente, celoso de las primacías en el conocimiento. Y, por otro lado, Río Hortega, que, al menos en su libro, se coloca en el papel de la víctima propiciatoria. Un laboratorio en el que habitaban pícaros como Tomás el conserje[25], visitantes nacionales y extranjeros, no siempre oportunos, y unos científicos, “la escuela de Cajal” celosos del éxito de un extraño que venía del grupo de Achúcarro.
Como dice Eduardo Garrido las razones últimas que llevaron a Cajal a tomar esa decisión no las conoceremos nunca[26]. De especial interés es la interpretación que, desde la perspectiva de “la psicología de grupos”, hace Pedro Cano sobre el papel que tuvo el grupo de Cajal en los malos entendidos entre Río Hortega y Cajal. Estaba compuesto por investigadores vinculados históricamente a la figura de Cajal que ejercía sobre ellos una autoridad sin fisuras. Don Pío siempre quiso trabajar con Cajal pero no fue propiamente un discípulo suyo sino de Achúcarro, con el que Cajal tenía una buena relación. Según Pedro Cano, a los ojos de los miembros de la escuela de Cajal, Río Hortega fue siempre una persona ajena a la historia del grupo, lo que probablemente dificultó su integración en el mismo. Don Pío era un miembro nuevo procedente de una escuela distinta que no compartía ciertas reglas internas, que podían ir desde la vinculación emocional con Cajal hasta la tolerancia hacia las particulares y nada leales maneras de comportarse del conserje[27].
Un asunto menor aunque no desde la perspectiva de la dinámica del grupo, sobre todo si el nuevo miembro en muy poco tiempo sobrepasa ampliamente la producción científica media del grupo[28] e, incluso, pone en cuestión algunas de las tesis del maestro indiscutido. Otros factores difíciles de cuantificar pudieron también intervenir en el enfrentamiento de Río Hortega con el grupo. Tal vez la extrema timidez de don Pío que le hace poco sociable, quizás un posible comportamiento considerado inmoral e inaceptable para la época (tendencias homosexuales) o sus ideas políticas republicanas y de izquierdas. Desde esta perspectiva la ruptura con Cajal no puede ser entendida, dice Cano Díaz, “sino como una ruptura con el grupo de Cajal. Tan es así que nunca significó un cambio en los sentimientos de don Pío hacia Cajal “ [29] (ni de Cajal hacia Río Hortega), de lo que han dejado ambos suficientes manifestaciones escritas como para que no quepa demasiadas dudas. Es poco después de la muerte de Achucarro (1918), en 1920, cuando tiene lugar la expulsión de Río Hortega por Cajal de su laboratorio. En su libro Río Hortega publica la correspondencia que tuvo con Cajal con ese motivo. Y es esta correspondencia el único material al que verdaderamente merece la pena hacer caso, pues todo lo demás son interpretaciones de parte.
En la primera de las cartas Cajal expone a don Pío las quejas que otros colaboradores del laboratorio le han hecho llegar, así como otros asuntos relacionados con cierta disfuncionalidad del laboratorio, lo que lleva a proponerle que la mejor solución es que se traslade a otro laboratorio en la Residencia de Estudiantes. La carta termina con esta frase: ..”por lo demás puede usted contar siempre con mi protección desinteresada ,- que en el fondo es puro acto de justicia,- aunque este apoyo me enfríe o me enemiste, según ha ocurrido ya,- con viejos amigos y camaradas…, “.. No tarda en contestar don Pío, con otra extensa carta en la que se defiende pormenorizadamente de las acusaciones que, según Cajal, han hecho sobre él otros miembros del laboratorio. La carta termina con esta frase “créame don Santiago, que más que el propio disgusto, me apena el importunarle y entretenerle con minucias.”.
Al poco tiempo Río Hortega recibe una segunda de don Santiago en la que aseguraba que Tomas, el celador, le pediría perdón y que si no lo hacía le expulsaría (a Tomás) del laboratorio. Así ocurrió o así debió de ocurrir, pues don Pío se dio por satisfecho y continúo su actividad en el laboratorio de Cajal. Todo parecía ir mejor, incluidas las relaciones personales entre ambos, hasta que pasados unos meses, don Pío inesperadamente (al menos eso sugiere en su libro) recibió una larga carta de Cajal, en la que hace una detallada relación de presuntas “especies y juicios acerca de mi persona expuestos por usted siempre a espaldas mías y extremadamente desdeñosos cuando no mortificantes.”, (contadas según escribe Cajal en la carta por personas absolutamente veraces...). En el texto Cajal se extiende en detalles de estas presuntas injurias y termina así: “ En conclusión: A fin de que nuestros respectivos laboratorios no se conviertan en campo de Agramante perdiéndose el tiempo en dimes y diretes y en rencillas que pueden degenerar en enojosos choques personales, le ruego a usted que no vuelva a poner los pies en mi laboratorio. Podrá usted trabajar en el laboratorio del hospital o en el de Calandre en la Residencia de Estudiantes, mientras yo gestiono de la Junta la ampliación de un local donde pueda usted desahogar impunemente su orgullo o su mal humor.”.
Muy graves debieron ser las acusaciones o muy harto debería estar Cajal cuando en la carta se deja de sutilezas e increpa directamente a don Pío, conminándole directamente a que se largue del laboratorio. No tardó en contestar Río Hortega en otra carta (fechada el 5 de octubre de 1920), en la que rechaza una por una todas las acusaciones, y se ofrece a un careo (que nunca tuvo lugar) con sus detractores, asumiendo ya su salida inevitable como muestra el hecho de que había hablado ya con Negrín para gestionar su traslado al laboratorio de la Residencia de Estudiantes. La carta termina así: “De cualquier manera puede estar seguro de que mis sentimientos hacia usted no han sufrido la más pequeña variación y de que, a pesar de inmenso disgusto mío de estos días, lamento más el suyo propio”.
En su libro, Río Hortega no se priva de defenderse, de identificar a los culpables y de atribuir las decisiones de Cajal a su senectud (“perturbación psíquica acusada por la pérdida del control riguroso de los hechos”). Todavía, poco después del ultimátum de Cajal y esta vez sí que inesperadamente, Río Hortega recibe otra carta de Cajal fechada el 20 de octubre de 1920 (solo 15 días después de la última de don Pío), en la que muestra su pesar por la situación, insinúa unos comentarios afectuosos a manera de disculpa (“a pesar de la mejor voluntad de los jefes, prodúcese siempre celos, chismorreos, rencillas y bandos enconados, que además de dificultar la labor científica, siembran entre todos gérmenes de discordia y antipatía. Es esta una genuina enfermedad española, absolutamente inevitable”, coquetea con su vejez como motivo de la destemplanza de la carta anterior, ratifica su propósito de apoyarle para que continúe como jefe del laboratorio de histopatología fundado por Achúcarro y le asegura que “yo seguiré siempre,- inspirado en altos móviles de justicia y patriotismo ,- citándole en mis libros y folletos y complaciéndome en usar sus métodos (así como mis discípulos) siempre que la naturaleza del asunto lo requiera”. Para don Pío no fue suficiente este “esfuerzo de reconciliación” de Cajal y en su libro, aun reiterándose en su admiración a Cajal, no es muy condescendiente con él, sino todo lo contrario, especialmente porque tenía aun otra espina clavada relacionada con el reconocimiento de la prioridad en el descubrimiento por Río Hortega de la oligodendroglia[30], que Cajal no acaba de hacerlo con suficiente contundencia.
Las consecuencias
Me he detenido en la relación de los hechos tal como los cuenta Río Hortega, porque el lector que solo consulta las fuentes virtuales o las informaciones que le llegan accidentalmente, puede sacar la imagen de un Río Hortega víctima y un Cajal envidioso y vengativo que nada se corresponde con la imagen mítica que la hagiografía cajaliana nos ha dejado. Poco conocemos de la versión de Cajal sobre toda esta historia, pero el libro de Don Pío, aunque inevitablemente subjetivo, está escrito con la suficiente honradez intelectual como para hacerse una idea, una composición de lugar, de lo que pudo ocurrir en aquellos años, entre ellos y en el interior de aquel laboratorio. Después de la lectura de las fuentes citadas a lo largo de este artículo mi impresión es que tanto Cajal como Río Hortega hicieron lo que pudieron y lo que tenían que hacer.
Que los dos estuvieron a la altura de unas circunstancias que obligaron, sobre todo a Cajal, a tomar unas difíciles decisiones. He dicho sobre todo Cajal porque es Cajal de alguna manera el que más difícil lo tenía. Estaba ya muy mayor y preocupado por la merma de sus capacidades, gozaba de un estatus moral y académico como pocas personas en este país han alcanzado, mantenía una actividad creativa y un empeño de originalidad poco habitual en una persona septuagenaria que ha conseguido objetivos y reconocimientos que a muy pocos les están concedidos, dirigía un gran instituto de investigación en el que no solo había investigadores nacionales sino también internacionales y era, además, el presidente de la JAE desde la que había promovido uno de los movimientos de regeneración científica más importante de la historia de este país.
Con todo esto a sus espaldas Cajal se tuvo que enfrentar a un asunto doméstico que resolvió de una manera que, al menos a mí, no me parece descabellada. A Cajal se le debió de plantear un típico dilema de cualquier líder de un grupo de investigación en donde los conflictos interpersonales no son excepcionales. Es cierto que expulsó a don Pío de su laboratorio, pero no lo dejó en la calle, sino que le apoyó para su traslado a un nuevo laboratorio en la Residencia de Estudiantes donde el mismo Río Hortega reconoce que estaba mejor que en el de Cajal y en el que consiguió sus mejores logros científicos. Es cierto que Río Hortega tuvo que pagar un precio muy alto a nivel personal. El mismo Cajal debió apreciarlo así cuando, tanto en la carta de reconciliación como en posteriores momentos, le mostró su aprecio como científico, aprecio que de una manera un poco infantil a don Pío nunca le pareció suficiente.
Por otro lado, don Pío demostró ser una persona capaz de superarse en las adversidades y tuvo la coherencia intelectual, a pesar de su resquemor con Cajal, de reconocerle en todo momento como su maestro. Pero si alguien se benefició de aquel conflicto fue don Pío. Al fin y al cabo, la grandeza de una persona se mide por la de sus enemigos. Y desde este punto de vista, -la escuela cajaliana -, no los hubiera encontrado mejores. Más allá de la humillación doméstica ante el conserje y ante alguno de sus enemigos, su prestigio permaneció incólumes gracias sin duda a sus propios méritos, pero también por al apoyo explícito del propio Cajal allí donde Río Hortega acudió. Ya, fuera del laboratorio de Cajal, entre los años 1920 y 1928, desarrolló lo mejor de su labor científica en el laboratorio de Histología Normal y Patológica de la Residencia de Estudiantes y creó una verdadera escuela con jóvenes que acudían a trabajar con él, cosa que le hubiese sido mucho más difícil si no imposible en el laboratorio de Cajal.
En cierto modo y desde la frialdad que dan los hechos así que han pasado cien años, Cajal hizo un favor a don Pío expulsándolo de su laboratorio. El mismo lo reconoce implícitamente en su libro, cuando se ufana de haber creado un laboratorio en el que, al contrario del “de la familia de enfrente” (el laboratorio de Cajal), “impera la armonía, la ayuda y el respeto mutuo”. Y por si quedaba alguna duda hablando sobre las noticias de las desavenencias en la “familia de enfrente”, añade “ me producían gran satisfacción…haber salido de aquella casa y haber creado fuera de ella una verdadera familia espiritual”.[31]
Tras el conflicto, las muestras de respeto a la labor de Río Hortega, por parte de Cajal son numerosas. En 1925 Río Hortega es enviado en representación de la JAE para ocupar la cátedra de cultura española en la Universidad de Buenos Aires. El Dr. Avelino Barrios representante de la “Institución Cultural Española” (patrocinadora de la cátedra) recuerda como el propio Cajal presentó a don Pío con estas palabras: “Para mí personalmente constituye una honda emoción ver que un discípulo de mi Laboratorio puede salir a mostrar sus descubrimientos personales en aquel campo de la ciencia al que he consagrado toda mi vida”.
En 1928, don Pío da por terminadas sus investigaciones en torno a la oligodendroglía, su gran aportación a la ciencia, con una publicación sobre la cuestión. Cajal recibió una monografía del trabajo dedicada por don Pío, respondiéndole con una carta en la que le felicitaba efusivamente por su trabajo[32], carta que Río Hortega mostró entusiasmado a sus amigos, tras la que ambos tuvieron un encuentro personal que para Ortiz Picón, discípulo de Río Hortega, marcaría el momento de la definitiva reconciliación[33].
Sin embargo, aquel conflicto con el grupo de Cajal sobreviviría a la muerte del propio Cajal. Tras la muerte del Nobel en 1934, queda vacante su plaza en la Real Academia de Medicina, presentándose Río Hortega y el Dr. Villaverde. La diferencia curricular entre ambos era abismal, tal como cuenta Rodríguez Lafora, presente en el concurso. Según Lafora, la academia, “compuesta en su mayoría por viejos carcamales, vestigios de la monarquía, médicos-políticos sin prestigio médico ni político. Este magma amorfo se unió contra Del Río, inspirado y dirigido por un discípulo de Cajal, ya académico y que estaba en lucha permanente contra él y que había contribuido a su expulsión del Instituto Cajal, en connivencia con el conserje.”, le dieron la plaza al otro candidato, sin abrir ni siquiera el currículo de don Pío. No fueron las credenciales académicas sino su ideología y compromiso político con las opciones progresistas y republicanas, las que motivaron la decisión, según Lafora[34]. Una muestra más de que el conflicto entre Cajal y Río Hortega no fue tanto un asunto personal de Cajal sino de su grupo.
Por otro lado los reconocimientos de Río Hortega a Cajal se sucedieron a lo largo de toda su vida ya en el exilio y hasta poco antes de su muerte, de los que ha ido dejando numerosos testimonios[35],[36]. Del discurso pronunciado en el Instituto de Histología de Montevideo en 1944 con motivo del décimo aniversario de la muerte de Cajal extraemos estas palabras: ”Trabajé durante muchos años a la luz de su figura venerable, sentí día a día la emoción de estrechar su mano y de escuchar su voz consejera y amiga…no siempre comprendido por él pasé a su lado y lejos de él por las alternativas del afecto, el desdén y acaso la injusticia y de nuevo, grande y purísimo afecto. Al lado de Cajal me sentí estimulado y deprimido, experimenté alegrías y amarguras, gocé de las más hondas emociones….me complace, por todo, hablar de él, ahora y siempre”.[37]
Un último comentario sobre el “Nobel” de Río Hortega
Como se ha comentado arriba, Río Hortega fue nominado en dos ocasiones al Nobel, en 1929 y en 1937 en plena guerra civil. Sus discípulos nunca comprendieron como Hortega no recibió este galardón. La primera de sus nominaciones la hizo Misael Bañuelos, catedrático de Medicina de la Universidad de Valladolid, y la segunda la propuso Eduardo García del Real, el primer catedrático de Medicina de la Universidad de Madrid. Tras esta segunda candidatura, Hortega escribe una carta en respuesta a García del Real que dice textualmente: “Querido don Eduardo, ¿cree usted que alguna institución va a apoyar su propuesta?, yo sinceramente no, ni la Academia, ni las universidades ni mucho menos el mundo político”.[38] No sé cuáles serán las fuentes en las que se basan las declaraciones a Jot Down de ese intelectual con el que comenzábamos este capítulo, o los titulares de algunos blogs, para afirmar que no le dieron el Nobel por culpa de Cajal. Desde luego que debió haber presiones políticas, como las hubo para rechazar su candidatura a ingreso en la Real Academia de Medicina. Cuando la primera nominación al Nobel de Río Hortega, Cajal tenía 77 años y en la segunda había ya fallecido. Es cierto que Río Hortega tenía una posición política de izquierdas hasta el punto de que en plena IIª República formó parte del grupo de intelectuales españoles que fundó la Asociación de Amigos de la Unión Soviética[39], pero es bastante improbable que este fuera un motivo para que no lo apoyara Cajal, cuyas ideas progresistas eran bien conocidas.[40],[41]
Es cierto, por último, que don Santiago y don Pío tenia personalidades radicalmente diferentes, “enérgica y viril” el primero y “tímida y frágil”, el segundo, pero no hay en la numerosa correspondencia entre Cajal y Río Hortega, así como en los muchos testimonios de amigos y enemigos ninguna alusión a los posibles prejuicios de Cajal sobre la homosexualidad de Río Hortega. De hecho, en el reciente libro sobre don Pío titulado explícitamente “Un científico en el armario…”, se recupera a la figura de Río Hortega como un referente para la comunidad LGTBIQ+. En él, la autora reconoce que, de alguna manera, vivió su relación con su pareja Nicolás Gómez del Moral de manera estable, incluso ejemplarmente, y sin que aparentemente influyera nada en su vida académica y, desde luego en sus relaciones con Cajal o en su promoción al Premio Nobel[42]. Por otro lado tampoco le dieron a Lorente de No el premio Nobel a pesar de haber sido nominado, cuya relación con Cajal fue extraordinaria[43].
A manera de conclusiones
Rio Hortega fue un gran científico, Cajal, además fue un sabio. Un hombre que se interesó por muchas cosas a lo largo de su vida. Hizo fotografía, literatura, ensayo, dibujo, asociacionismo, deporte, y practicó el hipnotismo y la conversación. Fue, además, un hombre de “acción”, con un elevado compromiso ciudadano o patriótico, invirtiendo la autoridad y el prestigio mundial ganado por su labor científica en trabajar por la reconstrucción civil de nuestro país, tanto mediante el ensayo en donde contribuyó a la “europeización de España” de la que fue quizás su principal valedor junto con Ortega y Gasset[44],[45], como con la creación y dirección de la JAE, de la que ya se ha hablado arriba. Como se ha comentado al principio, nos ha movido a escribir estas líneas la creciente aparición en los medios, sobre todo virtuales, de noticias sobre el conflicto Cajal-Río Hortega, con formatos escandalosos, cuando no verdaderas fake news, como las de un prestigioso académico de nuestro país en el que pone como ejemplo del cainismo nacional el comportamiento de Cajal con Río Hortega[46].
Aunque de generaciones diferentes, Cajal y Río Hortega, contribuyeron a lo que algunos han llamado la Edad de Plata de la Ciencia Española[47], ese momento que va desde comienzo del siglo hasta la guerra civil cuando en España comenzaron a ponerse las primera piedras de lo que debió de ser el resurgimiento y europeización definitiva de la ciencia española, periodo histórico que no se concibe sin Cajal y sin científicos como Río Hortega. De hecho es un periodo durante el que España comienza a labrarse una reputación investigadora, digna de admiración incluso por personajes como Einstein, que incluye a España en 1923, dentro de su ruta de países científicamente interesantes para el desarrollo de su teoría de la relatividad.[48]
Una oportunidad desgraciadamente frustrada por la guerra civil y la larga dictadura. En este contexto las relaciones personales entre Cajal y Río Hortega son un asunto menor. Una historia doméstica en la que dos hombres excepcionales, ensimismados en la búsqueda del conocimiento y en la regeneración de la ciencia en España, se vieron envueltos en un duelo de pasiones domésticas en las que se mezclaba lo épico, con lo pícaro, la generosidad con la maldad, la inteligencia con la estulticia. Un conflicto real que mirado desde la lectura de la bibliografía existente sobre el tema y desde la atalaya de hoy, no dejó víctimas en el camino, si acaso algún quebradero de cabeza para el viejo Cajal y el orgullo herido del joven Río Hortega, aunque por poco tiempo pues la salida del laboratorio de Cajal y su posterior instalación en la Residencia de Estudiantes, no solo no mermaron su productividad ni su prestigio, sino que fue allí donde consiguió sus más logradas metas. Una interpretación que es posible que defraude a quienes disfrutan hurgando en las miserias de la historia. Cajal en contra de su voluntad fue “divinizado en vida”[49]. La dictadura franquista recuperó de él su patriotismo, tergiversándolo, al tiempo que fue implacable con sus discípulos vivos y con su obra representada por la JAE a la que disolvió, refundándola como CSIC, reescribiendo la historia de la ciencia española, como se puede leer con cierto sobrecogimiento en “Descargo de conciencia”, de Lain Entralgo.[50]
Por alguna extraña razón la transición democrática “se ha visto en la obligación” de desmitificar a Cajal. Solo así se explican los comentarios que mueven este trabajo o la frase perfectamente innecesaria en el contexto del reciente libro sobre don Pío del Río Hortega, libro por otro lado ameno e informativo[51]: “Pío del Río Hortega nunca logró el reconocimiento social de Santiago Ramón y Cajal, don Santiago el joven cachas y presumido, luego viejo conversador de las tabernas y cafés: don Santiago el orgullo patrio. No hubo estatuas, ni apretones de manos espontáneos en la calle para don Pío. Tampoco tengo claro que los quisiera. Para él quedaron el aplauso siempre discreto de la comunidad científica internacional, la admiración de sus discípulos y dos candidaturas al Premio Nobel”. El revisionismo postmoderno puede ser cruel. Cajal es culpable por el mero hecho de haber sido excepcional y humano al mismo tiempo. Por ser en fin Cajal.
Un comentario final. La escritura de este texto ha sido motivada por los comentarios sobre Cajal y Río Hortega, en diferentes foros entre ellos por un personaje importante de la cultura española en Jot Down. Comentarios unos infundados y otros con vocación de provocar ruido mediático. Similares errores hubieran sido inconcebibles si en la entrevista, en lugar de hablar de dos científicos se hubiera referido a Picasso y a Ortega, por citar dos ejemplos de referencias españolas del mundo de las humanidades y del arte, o de lo que, en fin, con bastante reduccionismo se suele llamar la “alta cultura”. Es una muestra de cómo el mundo de la cultura en España ha vivido de espaldas a la ciencia de la que desconoce incluso a sus más notables representantes. Hoy sabemos que la ciencia es cultura, es parte de la cultura y que una sociedad moderna no será culta si no tiene una cultura científica. Este acercamiento entre las ciencias y las humanidades es lo que el filósofo español Francisco Fernández Buey llamó “tercera cultura”[52] o lo que, ms recientemente, científicos como Wilson han llamado “la tercera ilustración”.[53]
AGRADECIMIENTO
Al Dr. Eduardo Garrido Marín por la lectura crítica del manuscrito
[1] Una versión de este texto ha sido publicada en C-Soriguer Escofet, F. J. (2023). Cajal, Río Hortega y las fake news. Encuentros En La Biología, 14(176), 7–17. https://doi.org/10.24310/enbio.v14i176.17228
[3] Afortunadamente con el paso de los años el CSIC fue evolucionando hacia otra cosa, y hoy es el mayor centro de investigación nacional, habiendo llegado a ser la novena agencia científica del mundo.
[5] Río Hortega, el español que se quedó sin Nobel por republicano, gay y una pelea con Cajal. Cajal el joven cachas, pendenciero y carcelario que gano un Nobel. https://www.elespanol.com/ciencia/20180524/rio-hortega-espanol-sin-nobel-republicano-cajal/309720032_0.html
[6]Ramón y Cajal, Santiago. Recuerdos de mi vida. Historia de mi labor científica. Alianza Editorial, 2008
[7]Laín Entralgo, Pedro(1952). Cajal y el problema del saber. Ateneo de Madrid (conferencia pronunciada el 30-10-1951).
[8]Ramón y Cajal, 1852-1934: Expediente administrativo y otros documentos, Ministerio de Educación, colección "Expedientes administrativos de grandes españoles", nº 2, Madrid, 1978, págs. 335 y ss.
[9]Baratas Díaz, Luis Alfredo (1997). «La obra neuro-embriológica de Santiago Ramón y Cajal». Dynamis: Acta Hispanica ad Medicinae Scientiarumque. Historiam Illustrandam (Universidad de Granada) 17: 259-279. ISSN 0211-9536.
[10]Santiago Ramón y Cajal. Los tónicos de la voluntad: Reglas y consejos sobre investigación científica (1º edición, 1987). Gadir, 2016.
[11]En: Pedro Laín Entralgo. Escritos sobre Cajal. Ediciones Triascastella. Madrid, 2008. (La correspondencia completa de D. Santiago Ramón y Cajal se puede ver en: Juan Antonio Fernández Santarén. Santiago Ramón y Cajal. Epistorialario. La esfera de los libros, 2014.
[12]José Ramón Alonso, en su blog cuenta la siguiente anécdota: “Habiendo ríos tan conocidos aquí como el Pisuerga, el Esgueva o el Duero, ¿por qué le habrán puesto a este hospital el nombre de un río que nadie conoce? ,…dice que le oyó en una ocasión a un visitante del hospital . (https://jralonso.es/2014/04/12/don-pio-la-glia-y-la-guerra/)
[13] Elena Lázaro Real. Un científico en el armario. Pío del Río Hortega y la historia de la ciencia española“. Next Door Publishers, 2020.
[14]Juan del Río-Hortega Bereciartu. Pío del Río-Hortega: The Revolution of Glia. TheAnatomical Record 303:1232–1241 (2020).
[16]José Manuel Sánchez Ron y Antonio Lafuente (ed.). El laboratorio en España. La junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Madrid: CSIC-Residencia de Estudiantes,2007.
[17]Achúcarro nunca pudo conseguir un verdadero contrato para Río Hortega quien tras su muerte se enteró que Achúcarro le había estado pasando la mitad de su propio salario sin decírselo (Río Hortega, 2015, Op.cit).
[18] Río Hortega y Lorente de No fueron propuestos al premio Nobel. Fernando de Castro, estuvo muy cerca de ello, porque suyos eran parte de los descubrimientos por los que el belga Heymans, compañero de línea de investigación, ganó el Nobel en 1938, en plena guerra civil española. Cabe la posibilidad de que el jurado del Nobel y sus colegas, a la hora de nominarlo, no supiesen si De Castro, desaparecido para su profesión durante la guerra, estaba vivo o muerto. ( https://www.jotdown.es/2020/08/las-cartas-de-santiago-ramon-y-cajal/#)
[19]Fernando de Castro (1981) Pío del Río-Hortega. Su obra científica. En "Cajal y la Escuela Neurológica Española" (1981), Ed. de la Univ. Complutense. Madrid (España).
[20]Sierra A, de Castro F, del Río-Hortega J, Iglesias-Rozas JR, Garrosa M, y Kettenmann H (2016) The “Big-Bang” for Modern Glial Biology: Translation and Comments on Pío del Río-Hortega 1919 Series of Papers on Microglia. GLIA 64: 1801–1840. DOI: 10.1002/glia.23046
[21]Pedro Cano Díaz. Una contribución a la ciencia histológica: la obra de don Pío del Río-Hortega . Madrid: Instituto «Arnau de Vilanova; », 1985. file:///C:/Documents%20and%20Settings/USUARIO/Mis%20documentos/Downloads/book_46_com%20(3).pdf
[22]Juan del Río-Hortega Bereciartu, 2020 (Op.cit).
[23]Pío del Río Hortega. 2015 (Op.cit).
[24]Pío del Río Hortega, neurocientífico, republicano y gay (1882-1945) (http://ciencialgtbi.es/pio-del-rio-hortega-neurocientifico-republicano-y-gay-1882-1945/) ;Ramón y Cajal, el joven cachas, pendenciero y carcelario que ganó un Nobel (https://www.elespanol.com/ciencia/20170727/234477519_0.html)
[25]Representados por un infame Tomás el conserje, alcahuete, servil con su amo y miserable con otros, con un poder de influencia incomprensible en la vida de personas como Cajal y el propio Río Hortega a los que se les supone unas capacidades muy superiores.
[26] Eduardo Garrido (comunicación personal). Autor de: “Cajal y la naturaleza”. Ediciones Desnivel, L, 2016.
[27] Rodríguez Lafora, G.: «Disgustos, peripecias y grandes desengaños de que fue víctima el Doctor del Río-Hortega», Revista Española de Oncología, XII, 46, 1965. (cit. Por Pedro Cano Díaz. (Ibídem).
[28] A lo largo de cinco años, 13 autores publicaron 30 trabajos de los cuales 10 (es decir la tercera parte fueron de Río Hortega). (Pedro Cano Díaz. Op. cit).
[29]Pedro Cano Díaz, 1985 (Op.cit).
[30]En ese momento se consideraba que el tejido nervioso estaba compuesto por tres elementos. 1. Primer elemento: las células nerviosas o neuronas, descubiertas por Cajal. 2. Segundo elemento: dos variedades de células intersticiales o neuroglia: los llamados astrocitos protoplasmáticos y fibrosos y 3.Lo que Cajal llamó el "tercer elemento", "elemento apolar" o "células sin procesos", que fue cuestionado por Río Hortega.
[31]Pío del Río Hortega. 2015. (Op,cit). P.180.
[32]"Amigo del Río: He visto su nuevo trabajo de la oligodendroglía y me he convencido, no solo de la realidad de este tipo de glía sino también de las muchas disposiciones morfológicas que adopta; ... Siempre me pareció que en los centros nervioso debe haber algo que contenga la mielina; ... usted ha hecho un gran trabajo al imaginar técnicas que revelan claramente los corpúsculos antes mencionados ... Ya sabe que le valoro y que le admiro. Su viejo amigo compañero, S. Ramón y Cajal ”;) (Río-Hortega, 1986). Poco antes de morir con motivo de un homenaje a Río Hortega Cajal escribe esta nota: "Al Presidente de la Comisión del Homenaje al Dr. Río-Hortega. Apoyo de todo corazón el merecido homenaje de respetuosa veneración que amigos y admiradores rinden hoy al extraordinario histopatólogo e investigador infatigable Pío del Río-Hortega. Santiago Ramón y Cajal. Hoy 12 de marzo de 1934 (traducidas de: Juan del Río-Hortega Bereciartu. (2020) (ver bibliografía).
[33]Ortiz Picón JM. La obra histoneurológica del Doctor Pío del Río-Hortega (1882-19·1,5). Discurso de ingreso en la Academia de Medicina de Granada. 25 de enero de 1970, pág. 9. (citado por Pedro Castro Díaz, 1985) (Op.cit).
[34]Rodríguez Lafora, G (1965) (Op.cit).
[35]Alberto Sánchez Alvarez-Insúa. Santiago Ramón y Cajal y Pío del Río Hortega. Arbor CLXI, 634 (Octubre 1998), 151-176..
[36]Pío del Río Hortega. 2015. (Op,cit).
[37]Don Santiago Ramón y Cajal (conferencia pronunciada por el Dr. Pío del Río Hortega en el Instituto de Histologia de Montevideo, 1994). (en: Alberto Sánchez Alvarez-Insúa.1998 (Op.cit).
[38]Entrevista a Juan del Río Hortega, sobrino de Don Pío. nietohttps://www.elnortedecastilla.es/prensa/20070507/valladolid/discipulos-entendieron-hortega-recibio_20070507.html
[39]Pío del Río Hortega, neurocientífico, republicano y gay (1882-1945). http://ciencialgtbi.es/pio-del-rio-hortega-neurocientifico-republicano-y-gay-1882-1945/
[40]Como se ha comentado, Cajal fue masón en su juventud y aunque a lo largo de su vida tuvo una magnífica relación con Alfonso XIII era republicano, liberal y progresista, manteniendo una escrupulosa independencia política e ideológica, a pesar de todas las propuestas de participación política que le hicieron a lo largo de su vida.
[41]El blog de Ramón Alonso. Cajal, político. https://jralonso.es/2014/07/21/cajal-politico/
(“Cajal fue masón en su juventud y aunque a lo largo de su vida tuvo una magnífica relación con Alfonso XIII era republicano, liberal y progresista, manteniendo una escrupulosa independencia política e ideológica, a pesar de todas las propuestas de participación política que le hicieron a lo largo de su vida”)
[42] Elena Lázaro Real (2020) (Op.cit).
[43]Eduardo Garrido (comunicación personal)
[44]Especialmente en la tercera edición de las Reglas y Consejos de la Investigación Científica (1913)
[45]Juan Pimentel. Una lección de anatomía. En: Fantasmas de la ciencia española. Marcial Pons, Ediciones de Historia, 2014.
[47]José Carlos Mainer. La Edad de Plata (1902-1939). Ensayo de interpretación de un proceso cultural. Madrid. Cátedra, 2009.
[48] Elena Lázaro Real, 2010 (Op.cit) p.37.
[49] De hecho, Cajal no acudió a la inauguración de su estatua en El Retiro. “Cajal le dio un soberano plantón a Alfonso XIII el día 24 de Abril de 1926, enviando a Tello en su lugar que leyó un discurso en el que (Cajal) daba un tirón de orejas a sus compatriotas por exagerados, una colleja a Primo de Rivera y un espaldarazo a todos aquellos compañeros que se habían movilizado contra el dictador..” (cit. Or Elena Lázaro Real, 2020) (Op.cit).
[50] Pedro Laín Entralgo. Descargo de conciencia (1930-1960). Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2012
[51] Elena Lázaro Real, 2010 (Op.cit) p.18
[52] Francisco Fernández Buey. Para la “tercera cultura. Intervención Cultural, 2013.
[53] E.O.Wilson. Los orígenes de la creatividad humana. Ed. Crítica, 2018.
Hola Joaquín. Muchas gracias por tan completo y por las citas a mi libro, producto de una investigación desarrollada en el Área de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla. Sólo un apunte, en las notas del pie aparece unas veces la fecha correcta de 2020, pero, en otras, se.apunta erróneamente 2010 como el año de publicación. Espero no sé incluida dentro de esa catalogación de revisión posmoderna cruel que mencionas y dejo aquí un apunte más para la historia entre estos dos importantísimos científicos. Saludos
ResponderEliminarElena https://www.eldiario.es/1_9a8e21?utm_campaign=botonera-share&utm_medium=social&utm_source=whatsapp
Buenas noches Elena. Tienes razón, la cita corresponde a 2020 y no 2010 como figuraba en el texto. Error al escribir el texto. Ya ha sido corregido. Gracias por la observación. También te aclaro que yo soy Joaquín Peral que coordino este blog cultural abierto a cualquier contribución pero el autor de este artículo es Federico Soriguer. Un saludo
ResponderEliminarMagnifico y esclarecedor artículo. Gracias
ResponderEliminarEstoy en la relacion entre Don Pio y el "grupo de Cajal" . Soy hijo de A. Pedro Rodriguez Perez, estoy trabajando en el archivo de mi padre y tengo conocimiento real de algunos hechos, que pueden dar mas luz a esta conflictiva relacion. Me gustaria que me pusiera en contacto con el autor del articulo. Muy agradecido por su interesante blog.
ResponderEliminarEn relación al pedido de contacto con el autor del artículo mencionado, no hay ningún problema. Lo he consultado y no tiene inconveniente en darle su dirección electrónica para que le escriba a él directamente. Para que le pase su dirección me dice donde remitirla o me escribe a mi correo y desde ahí se la suministro. Mi correo es joaquinperal@yahoo.es
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