Una mirada hacia África. A. Salamanca



Alberto Salamanca ha publicado un artículo en su blog sobre África. Se titula La secuencia. Abajo está el enlace de su blog mispaseosconjachi y el artículo para compartirlo con vosotros. Es un texto corto pero nos ayuda a situarnos en la realidad de ese continente y de sus gentes.


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La secuencia

Alberto Salamanca

«Grita “¡Devastación!” y suelta a los perros de la guerra». William Shakespeare, Julio César.

(Para Pedro)

Una reciente conversación con un buen amigo comenzó, no sé muy bien por qué, con la película de John Irving Los perros de la guerra y, sobre todo, la novela homónima de Frederick Forsyth (de 1985) ―estuvimos de acuerdo en que ésta superaba a aquella en casi todo―. De ahí, a la consuetudinaria explotación de los recursos africanos. El expolio sin vergüenza de las riquezas naturales de las que son ricos aquellos países. Y, como resultado, las guerras perennes en aquel territorio, que salpican de forma intermitente el bellísimo continente.

Una secuencia de hechos y contingencias que pone de manifiesto como la realidad africana son conflictos armados permanentes. Con datos de hace pocas semanas, concurren al menos 25 guerras en aquella tierra. Como corolario, el campo se agota o no tiene quien lo trabaje, la población se queda sin alimentos y sin acceso a los más elementales recursos y servicios que, cuando existen no están al alcance de una población empobrecida. El informe anual sobre el Índice de Desarrollo Humano ―que incluye la esperanza de vida al nacer, la tasa de alfabetización y el PIB per cápita― elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, señala como a los países más pobres a República Centroafricana, Níger, Chad, Burkina Faso, Burundi, Guinea, Sudán del Sur y Mozambique. Todos africanos.

Y, sin embargo, se trata de países ricos, que exportan mayoritariamente materias primas. Eso sí, necesitan importar manufacturas porque no disponen de industria asentada y, por tanto, dependen de países desarrollados. Si en algún momento alcanzan a producir y fabricar, y quieren exportar, los aranceles son muy elevados y el negocio imposible.
Pero es que, esa riqueza es precisamente la fuente de tanta desgracia, el origen de conflictos bélicos y guerras. Y este es otro eslabón de la cadena. Sin necesidad de recurrir a contiendas históricas, la región de Kivu, en República Democrática del Congo, alberga el 80% de las reservas mundiales de coltán, el mineral fuente en la elaboración de dispositivos electrónicos. La maldición del coltán mantiene vivo un conflicto armado al que, hoy por hoy, no se le ve salida. Las guerras de Sierra Leona y Liberia a final del siglo pasado, con los diamantes de fondo, se reproduce en la actualidad en la República Centroafricana. En Sudán del Sur la maldición es el petróleo. Níger, el más pobre del mundo según el Índice de Desarrollo Humano, es el quinto productor mundial de uranio. El grupo Areva, conglomerado multinacional francés líder en el sector de energía nuclear, suministra a Francia el 75% de su consumo eléctrico a través de esta energía nigeriana. En fin.

Las prácticas ilegales de explotación forestal, pesca, comercio de flora y fauna silvestre o minería, sustraen anualmente más de 40000 millones de dólares a África. Y los crueles y sangrientos conflictos armados se retroalimentan con la riqueza natural.
De vez en cuando saltan noticias de impacto que hacen que la opinión pública mundial se perturbe hasta lo más profundo al cuantificarse las mujeres violadas por los guerrillas armadas y las torturas y vejaciones a las que son sometidas tanto ellas como los hombres durante estas guerras. Porque, en demasiadas ocasiones la víctima es la mujer, que sufre la guerra en primera persona. Esta es la siguiente etapa en la sucesión de acontecimientos enlazados que estamos relatando. Siguiendo un artículo de American Journal of Public Health, 400.000 mujeres, de entre 15 y 49 años, fueron violadas en un año (entre 2006 y 2007) en la República Democrática del Congo. Y el amparo que deberían suponer las fronteras para para quienes huyen de un conflicto, en ocasiones se convierten en otro infierno, con extorsiones, espoliaciones, abusos y, sobre todo, violaciones. El cuerpo de la mujer como un auténtico campo de batalla. La Organización Mundial de la Salud estima que hasta el 70% de las mujeres procedentes de estos países en conflicto armado, han sufrido en algún momento violencia física y/o sexual.

Y el último punto en esta secuencia, es el recientemente galardonado con el Premio Nobel de la Paz, el ginecólogo Denis Mukwege, que representa uno de los pocos refugios de las mujeres víctimas de violación y crímenes de guerra en la región de Kivu en la República Democrática del Congo. En medio de tanta devastación y barbarie sobre las mujeres, alguien vela por sus derechos y las ampara. En el hospital de Panzi, que fundó, ha tratado a más de 40000 mujeres y niñas víctimas de violencia sexual.
No quedan lágrimas con que acompañar tanto desconsuelo y quebranto, Jachi.

La recomendación: Stella Chiweshe. Kasahwa (Kasahwa: Early Singles. Glitterbeat Récords. 2018).



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