Cataluña: manifestaciones violentas
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Manifestaciones callejeras en democracia
Una manifestación o marcha es la exhibición pública
de la opinión de un grupo activista (económico, político o social),
mediante una congregación en las calles, a menudo en un lugar o una fecha
simbólicos y asociados con esa opinión. El propósito de una manifestación es
mostrar que una parte significativa de la población está a favor o en
contra de una determinada política, persona, ley, etcétera. El éxito
suele ser considerado mayor cuanta más gente participa. En algunas
manifestaciones se producen disturbios y violencia contra objetos, establecimientos,
peatones o la policía, o incluso contra los mismos manifestantes. En
estos casos se denomina asonada.
Asonada es un tumulto, motín o disturbio que se
distingue de la manifestación por su carácter violento y la
perturbación del orden público. El diccionario de la RAE lo define como
"Reunión tumultuaria y violenta para conseguir algún fin, por lo común
político.".
Para que haya asonada basta que una parte de la
sociedad, más o menos numerosa, se reúna tumultuosamente y atente contra la paz
pública. Las asonadas son muchas veces tentativas o comienzos de sedición,
de revuelta, y aun de revolución formal. (Wikipedia)
En estos días en el mundo se han producido manifestaciones y
asonadas en Hong Kong, Ecuador y
Cataluña. Éstas últimas aún no han finalizado.
¿Son similares estas tres manifestaciones?. Rotundamente no.
En Hong Kong, aunque creo que con estrategia equivocada, se
manifiestan para conservar los limitados derechos democráticos frente a la
amenaza de la intervención de una de las más gigantes dictaduras que existen o
han existido. En Ecuador, los pobres,
los indígenas marginados se revuelven contra medidas económicas que los
llevarían a unos niveles de pobreza y
desigualdad inimaginables y que sería su
condena a vivir en los niveles de necesidad y desocupación más severos de este
siglo.
Las de Cataluña son una imposición de casi la mitad de la
ciudadanía contra la otra mitad que vive en los últimos años atemorizada y
borrada de los objetivos de su gobierno autonómico. Es este gobierno autonómico
que potencia, estimula y promueve las manifestaciones y que al mismo tiempo
mira hacia otro lado cuando ocurren hechos violentos hacia los demás ciudadanos
o cuerpos de seguridad del estado democrático y comienza ya a culpar a
“infiltrados” de los acontecimientos repudiables.
Es sabido en toda Cataluña que estas asonadas están dirigidas por
los CDR y jaleadas por el propio presidente de la comunidad el Sr. Torras que
tiene en su currículo una ideología supremacista, xenófoba y racista.
¿Pero que son los CDR?. Ellos se autodenominan Comité de Defensa de la República aunque
bien podrían llamarse comité de retroceso. Son mayoritariamente jóvenes
manejados por otros no tan jóvenes que impulsan el desacato al estado de
derecho y a todos las leyes que los ciudadanos nos hemos dado democráticamente
para la convivencia.
Están “preparados” para la violencia callejera, la desean a su vez
para conseguir una respuesta desmedida y así con el victimismo de esa respuesta
alimentar sus ensoñaciones patrioteras supremacistas. Estos jóvenes a diferencia de los de Hong
Kong han vivido y crecido en democracia, y respecto a los pobres de Ecuador ,
ellos han gozado de vivir en una de las regiones más libres, prósperas y ricas
de España.
Tras años de adoctrinamiento por sus entornos, medios de comunicación, colegios y universidades han
encontrado al enemigo perfecto con que enfrentarse. Ellos no se enfrentan a las
desigualdades sociales de las últimas crisis producidas por el neoliberalismo y
la globalización sino que se enfrentan a sus hermanos más pobres de esa España
que ellos desde pequeño han reconocido por su adoctrinamiento como la opresora
de Cataluña. La fanatización de estos grupos solo me recuerdan a las camisas
pardas del nazismo inicial de Alemania de los años 30.
En estos días protestan contra la sentencia del tribunal supremo. ¿Pensarían
ellos que los condenados iban a quedar absueltos cuando ante los ojos de
millones de españoles desacataron todas las leyes y que a pesar de ser
advertidos continuaron con su desobediencia preparando referendos ilegales e
impresentables, propusieron leyes de desconexión del resto del país y
desafiando al estado de derecho proclamaron
una república engañando a su vez a la mayoría de sus seguidores nacionalistas
como se vio en directo en televisión?. Si eso hubiese ocurrido estaríamos en
una nación corrupta y sin ley.
Los manifestantes de
estos días ¿creen en el estado de derecho, en la división de poderes, o tienen
una mirada no tribal sobre el futuro de las sociedades europeas?.
Lamentablemente creo que no. Nos llevará años superar el
adoctrinamiento sectario y cainista que han recibido estos jóvenes durante
generaciones.
El gobierno de España debe tener el pulso firme para mantener esta
situación de enfrentamiento rupturista de los violentos nacionalistas. Para ello los partidos constitucionalistas
deben apoyar sin fisuras acordando medidas con el gobierno en funciones. No es
momento para jugar a embarrar al gobierno para obtener réditos electorales. Ahora
también se confirma que hubiese sido imposible una gobernanza conjunta del PSOE
y Podemos vista la postura de los de Pablo Iglesias ante la crisis actual.
La firmeza con templanza y sin inmaduras actuaciones quizás nos
permita como país superar esta situación.
No olvidemos nuestro triste y doloroso pasado plasmado en la traumática
guerra civil que padecimos.
Defender y proteger el estado de derecho es una obligación
ciudadana y los partidos políticos deben entenderlo así y no hacer oportunismos
lesivos para el país.
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