Adolescencia. Neurociencia
El artículo que se comparte a continuación es un resumen comentado por Marta Pulido.
NEUROCIENCIA. REVISTA
INVESTIGACIÓN Y CIENCIA
Neuronas
que maduran con la adolescencia
La maduración tardía de estas células podría
favorecer el tumultuoso aprendizaje emocional de esta etapa vital. Asimismo,
permitiría al cerebro adulto adaptarse tras una conmoción afectiva.
En un futuro, el hallazgo podría ayudar a
comprender el desarrollo de trastornos emocionales y afectivos. En la imagen,
neuronas inmaduras (rojo y verde) en la amígdala de un cerebro humano de 13
años. En azul, los núcleos de las células. [UCSF/Alvarez-Buylla]
La presencia de neuronas inmaduras en el tejido
cerebral adulto intriga a la comunidad científica. La diferenciación tardía de
estas células podría explicar la capacidad del cerebro para adaptarse a los
distintos retos cognitivos y emocionales que experimentamos a lo largo de
nuestra vida.
Ahora, científicos de la Universidad de California
en San Francisco, en colaboración con investigadores de las Universidades de
Castilla-La Mancha y Jaime I en Castellón de la Plana, han identificado un
grupo de neuronas de la amígdala, el principal núcleo de control de las
emociones en el cerebro, cuya maduración no ocurre hasta la pubertad. La
revista Nature Communications publica el hallazgo.
El equipo, liderado por Arturo Alvarez-Buylla,
examinó muestras de 49 sujetos humanos, obtenidas tras su muerte, de edades
comprendidas entre las 22 semanas de gestación y los 78 años. Durante el
embarazo, observaron la formación del núcleo paralaminar en la amígdala. Sin
embargo, la mayoría de sus neuronas, de tipo excitatorio, es decir, que
promueven la transmisión del impulso nervioso, permanecen en estado inmaduro.
Técnicas anatómicas y de biología molecular, como
distintas tinciones del tejido o el análisis del ARN de cada célula neuronal
aislada, permitieron trazar la evolución de las neuronas a lo largo de los
años. Así, hasta los 13 años de edad, solo un pequeño porcentaje alcanzó la
madurez y se integró en circuitos neuronales funcionales. En cambio, en
cerebros adolescentes, el número de neuronas inmaduras menguó de forma drástica
y notable.
Los autores desconocen la función exacta de estas
neuronas, mas postulan que podrían dirigir los bruscos cambios de humor de los
adolescentes. En esta etapa, los humanos aprendemos a adaptar nuestras
reacciones emocionales a los distintos estímulos externos. La formación de
nuevas redes neuronales permitiría sobrellevar este tumultuoso aprendizaje
emocional. El 20 por ciento de neuronas inmaduras restantes en el cerebro
adulto constituirían una reserva que posibilitaría sobrellevar dificultades
acaecidas durante la madurez y la vejez.
En un futuro, Alvarez-Buylla y sus colaboradores
plantean investigar los factores, genéticos y ambientales, que regulan la
diferenciación neuronal tardía en el núcleo paralaminar. El desarrollo anormal
de la amígdala se relaciona con la aparición de trastornos emocionales y de
conducta. Por consiguiente, los resultados podrían ayudar a pacientes con
autismo, depresión, ansiedad o trastorno de estrés post-traumático, así como
otras enfermedades mentales.
Marta Pulido Salgado
Referencia: «Immature excitatory
neurons develop during adolescence in the human amygdala», de S. F. Sorells
et al., en Nature Communications, 10: 2748, publicado el 21 de
junio de 2019.
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