Rincón literario

I) A continuación tenemos un nuevo relato corto de Elsa Bueno Gaona y también un comentario sobre una novela reciente de Andrés Neuman. Además tres poemas para el fin de semana.


PONGAMOS QUE HABLO DE TI 




Cuando se trata de ti, siempre me llevo la contraria. Me enzarzo en discusiones absurdas que terminan acallando la voz para no decirme que te creía olvidado. Temo ser parte de nada, de tiempos que no cuentan; temo verte y no besarte, con la boca seca rebosante de latidos si voy a buscarte. Temo cansarme de imaginarte, aplastada de realidades y temo pedirme lo que, sin dolor, no puedo darte. 
Cuando se trata de ti, mi cuerpo adopta un rendido pie de guerra que no acierta; si sacar bandera blanca o si ondear la calavera. Que me traes a puñados el mar, y estrellas y soles de arena; llenas mis ojos de sal y de poniente mis caderas, hasta volverme la entrañable extraña que sueña con pasearte por las venas.
Cuando se trata de ti, me desnudo de enojos, del miedo a no dejarte huella, de las templadas escarchas que en nuestras distancias se siembran.Me visto del sentir de colores hambrientos; de ahoras con embestidas de espuma tierna; de tu piel ardiente que bebe empapando la mía; de tu febril y encendida mirada derritiendo escondidas esencias. 
Cuando se trata de ti... olvido todo lo que me pasa. Nunca me echo de menos; tú eres otra vida y eres hogar y eres casa. 

(ebg)



II) Comentarios sobre una buena novela de Andrés Neuman

Fractura

Novela de Andrés Neuman

Editorial: ALFAGUARA 





El regreso de Andrés Neuman a la gran novela tras El viajero del siglo, Premio Alfaguara y Premio de la Crítica.

El señor Watanabe, superviviente de la bomba atómica, se siente un fugitivo de su propia memoria y está a punto de tomar una de las decisiones más cruciales de su vida. El terremoto previo al accidente de Fukushima provoca un movimiento de placas que remueve el pasado colectivo. Cuatro mujeres narran sus vidas y sus recuerdos de Watanabe a un enigmático periodista argentino, en un recorrido sentimental y político por ciudades como Tokio, París, Nueva York, Buenos Aires o Madrid. Este cruce de idiomas, países y parejas va revelando cómo nada ocurre en un solo lugar, cómo cada acontecimiento influye en cualquier sitio del planeta y en sus habitantes. El modo en que las sociedades recuerdan y, sobre todo, olvidan. 
En Fractura se entretejen amor y humor, historia y energía, la belleza que emerge de las cosas rotas.
«En esta novela hay muchas novelas. Las observaciones sobre la vida en pareja son tan certeras que dan miedo, del mismo modo que son muy certeras las emociones y los pensamientos de estas cuatro mujeres. A la vez hay momentos de exquisito sentido del humor. La sensibilidad ecológica de la novela es extraordinaria y la recorre como un esqueleto, pero culmina sobre todo en el bellísimo tramo final. Una novela ambiciosa en el mejor sentido de la palabra.»Marta Sanz . «Tan femenina y feroz como una cicatriz.»Alberto Olmos, El Confidencial «Una hermosa metáfora que sirve como referencia para acercarnos al inolvidable protagonista [...]. Vaya por delante el reconocimiento de la estructura tan bien armada de esta novela [...]. Hay humor, gracias sobre todo a alguna de las mujeres de su vida, reflexiones sobre la forma de amar con el paso de los años. También hay ternura, y haikus y proverbios zen, hay mucho polvo de oro en este libro que vuelve a demostrar que es un novelista con una gran capacidad de seducción.»Sagrario Fernández-Prieto, La Razón «Lo que hace cruelmente emocionante este texto se configura por todos los momentos en que el señor Watanabe trata de reconstruirse como si fuera una cerámica quebrada [...].

En el párrafo anterior he expuesto diferentes opiniones sobre esta obra
A mí personalmente me ha gustado mucho, he aprendido, me he divertido y también he asimilado las diferentes vivencias de las mujeres que conviven con el personaje a lo largo de su vida en ese exilio particular de Watanabe. Está muy bien estructurada y sin duda traduce un gran esfuerzo del escritor al articular tan bien las diferentes historias. Sin embargo para mi el final es lo que menos me ha gustado a diferencia de la mayoría de los críticos de esta novela.
Os aconsejo su lectura que creo que no os va a defraudar.


III) Tres poemas para el fin de semana
Marta Herrera, alumna de segundo de bachillerato nos sugiere la lectura de estos tres magníficos poemas de escritores de habla hispana.


LA FORMA DE QUERER TÚ
Pedro Salinas (1891-1951)

La forma de querer tú
es dejarme que te quiera.
El sí con que te me rindes
es el silencio. Tus besos
son ofrecerme los labios
para que los bese yo.
Jamás palabras, abrazos,
me dirán que tú existías,
que me quisiste: jamás.
Me lo dicen hojas blancas,
mapas, augurios, teléfonos;
tú, no.
Y estoy abrazado a ti
sin preguntarte, de miedo
a que no sea verdad
que tú vives y me quieres.
Y estoy abrazado a ti
sin mirar y sin tocarte.
No vaya a ser que descubra
con preguntas, con caricias,
esa soledad inmensa de quererte sólo yo.


Poema 15
Pablo Neruda (1904-1973)

ME gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.



PROBLEMAS DE GEOGRAFÍA PERSONAL
LUIS GARCÍA MONTERO (Granada 1958)

Nunca sé despedirme de ti, siempre me quedo con el frío de alguna palabra que no he dicho, con un malentendido qué temer, ese hueco de torpe inexistencia que a veces, gota a gota, se convierte en desesperación.

Nunca sé despedirme de ti, porque no soy el viajero que cruza por la gente, el que va de aeropuerto en aeropuerto o el que mira los coches, en dirección contraria, corriendo a la ciudad en la que acabas de quedarte.

Nunca sé despedirme, porque soy un ciego que tantea por el túnel de tu mano y de tus labios cuando dicen adiós, un ciego que tropieza con los malentendidos y con esas palabras que no se saben pronunciar.

Extrañado de amor, nunca puedo alejarme de todo lo que eres.
En un hueco de torpe inexistencia, me voy de mí camino de la nada.





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