Cine. Reseñas y comentarios (3)
Cine en este verano
Tal como os dije en entradas anteriores
de Sinapsis además de ver Dolor y Gloria (ya comentada) también vi Rojo y El
peral salvaje.
Rojo
Película
dirigida por: Benjamín Naishtat
- Año: 2018
- Duración: 110 minutos
- Género: Drama
- Nacionalidad: Argentina
- Intérpretes: Darío Grandinetti, Andrea Frigerio, Alfredo Castro
Quizás quién no haya conocido o vivido ese periodo
histórico en el que se desenvuelve la película no llegue a comprender
totalmente el sentido de la misma. Por un lado se podría ver solo una correcta
realización de un cine negro pero quedarían ocultos las señales y metáforas que
transmiten el comportamiento de gran parte de la sociedad en aquellos años en
los que ya se vivía bajo el terrorismo de estado del gobierno de Isabel Perón y
que se marcaban los indicios de lo que vendría después con la dictadura militar
de Videla y sus secuaces.
No es difícil intuir que, bajo su apariencia de cuadro costumbrista
inquietante o policiaco enigmático se esconde una desasosegante metáfora de la
sociedad Argentina de ayer y de hoy, de los mecanismos siniestros
que llevan a una mayoría silenciosa a fingir que no pasa nada, a descargar
sibilinamente los sentimientos de culpa sobre nadie, que es tanto como hacerlo
sobre todos.
La historia transcurre
en los meses anteriores al golpe militar de los años 70 en una ciudad de provincias en la que, más o
menos, se conocen todos.
El relato se divide claramente en dos
partes: una primera que gira sobre
los comportamientos irresponsables de un abogado (interpretado con
eficaz sobriedad por Darío Grandinetti), acciones alegales sobre las que no
asume responsabilidad alguna, y otra
en la que irrumpe un investigador privado ( Alfredo Castro), que
descubre los oscuros crímenes que persigue, al tiempo que sienta las bases para
que todo siga bajo un orden aparente. Extraña metáfora sobre el declive moral.
Este filme expresa la manera de hablar de
cosas terribles sin llegar a mostrarlas o tan siquiera nombrarlas.
Es una película muy
buena en su género y da a conocer un periodo histórico de la Argentina reciente
y los comportamientos que se instalan en la sociedad para protegerse y no
querer ver el mal.
El
Peral salvaje
Título original
Ahlat Agaci aka
Año
2018
Duración 188 min.
País: Turquía
Dirección: Nuri Bilge Ceylan
Guion
Nuri Bilge Ceylan, Akin Aksu, Ebru
Ceylan
Fotografía
Gökhan Tiryaki
Reparto
Dogu Demirkol, Murat Cemcir, Hazar
Ergüçlü y otros.
Género: Drama | Familia
Sinopsis
Un joven aspirante a escritor regresa a su pueblo
natal en Turquía, pero se siente abrumado por las deudas y problemas que tiene
su padre, el desencuentro con sus antiguos amigos y el golpe que sufre ante la
realidad de su entorno.
Premios
2018: Festival de Cannes: Sección oficial
largometrajes a concurso
2018: Festival de Sevilla: Sección Oficial
En "El peral salvaje", octava película
del director, el artista turco incide, ahonda y revuelve las obsesiones de todo
su cine. Un filme amargo y sólido, triste y humano, que persigue a Sinan, un
joven aspirante a escritor que regresa a la casa familiar y encuentra a un
padre derrotado, arruinado por las deudas acumuladas en el juego, y a una
familia enfrentada y arisca. No será en el retorno donde Sinan halle su Ítaca
personal. Todo lo contrario, se sumerge en un ambiente que ya no siente como
suyo, en una vida casi rota donde ya no puede aferrarse a ninguna pertenencia.
Sinan pelea contra su núcleo familiar, pelea contra sí mismo, pelea contra su rabia, pelea contra su indecisión… mientras bucea en su interior para hallar un hilo de perdón, para aferrarse a una esperanza que intuye presente, pero compleja. Sabe que su refugio puede estar en la escritura, pero su empeño choca contra las imposibilidades económicas y contra su propia concepción de la literatura ("Hay muchas realidades", le espetará un escritor local de éxito).
En los planos secuencia de "El peral salvaje" late un cine fuera de norma. Un cine que busca en la pureza de la imagen la máxima intensidad expresiva, que disecciona la realidad para convertirla en la ficción más real posible y que juega con los elementos estilísticos para conseguir tanto la premura de la emoción como el peso de la reflexión. Ceylan muestra primero, analiza después y disecciona al fin. Y deja al espectador el tiempo necesario para que lo acompañe en su relato.
En "El peral salvaje" se intuye otro paso del cineasta hacia una carrera de largo recorrido, poblada por personajes heridos e imágenes puras. Ejemplo palmario del quehacer creativo de un artista personal y libre, esta obra inclasificable, pausada, quietista incluso, quiere que el espectador acceda a todos los elementos del plano, que rastree toda la extensión del encuadre. Para ello, debe reposar la mirada. Y como los aspavientos y los voceríos de la mayor parte del cine contemporáneo nos la dejan casi siempre bastante fatigada, bienvenido sea ese descanso.
Sinan pelea contra su núcleo familiar, pelea contra sí mismo, pelea contra su rabia, pelea contra su indecisión… mientras bucea en su interior para hallar un hilo de perdón, para aferrarse a una esperanza que intuye presente, pero compleja. Sabe que su refugio puede estar en la escritura, pero su empeño choca contra las imposibilidades económicas y contra su propia concepción de la literatura ("Hay muchas realidades", le espetará un escritor local de éxito).
En los planos secuencia de "El peral salvaje" late un cine fuera de norma. Un cine que busca en la pureza de la imagen la máxima intensidad expresiva, que disecciona la realidad para convertirla en la ficción más real posible y que juega con los elementos estilísticos para conseguir tanto la premura de la emoción como el peso de la reflexión. Ceylan muestra primero, analiza después y disecciona al fin. Y deja al espectador el tiempo necesario para que lo acompañe en su relato.
En "El peral salvaje" se intuye otro paso del cineasta hacia una carrera de largo recorrido, poblada por personajes heridos e imágenes puras. Ejemplo palmario del quehacer creativo de un artista personal y libre, esta obra inclasificable, pausada, quietista incluso, quiere que el espectador acceda a todos los elementos del plano, que rastree toda la extensión del encuadre. Para ello, debe reposar la mirada. Y como los aspavientos y los voceríos de la mayor parte del cine contemporáneo nos la dejan casi siempre bastante fatigada, bienvenido sea ese descanso.
El texto anterior es un resumen de un artículo
escrito por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity) que lo he transcripto ya que lo
comparto en su totalidad.
Recomiendo ver esta película pensando que no se
trata del cine que habitualmente nos llega. Es larga, lenta pero profundamente
humana y nos transmite como viven muchas personas en países no muy alejados del
nuestro pero en sus personajes están reflejados todos los anhelos, sufrimientos
y expectativas de los seres humanos.
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