Memoria, momentos, tiempo...(Relato)


Momentos, tiempo…

Memoria,reconstruyendo el pasado.
17 de junio. Recuerdos y reflexiones. Final de la primavera. 

Encuentro

Hace muchos años, un día como hoy, finalizando la primavera, estaba charlando con unos amigos cuando la vi entrar. Mi atención y mi mirada solo se concentraron en ella. Se acercó y saludó  a un compañero mío de la facultad. Unos instantes después y tras presentarnos supe que había sufrido eso de lo que había oído hablar, el flechazo del enamoramiento. Nuestras ojos, nuestra piel y nuestro olor parecía que se fundían en una atracción tan placentera que a partir de aquel momento establecimos una relación en la que casi no podíamos vivir uno sin el otro. Estábamos todo el día juntos, necesitábamos vernos, tocarnos y hacer muchos planes. Los hicimos y los realizamos. Hoy he recordado mis primeras citas con Ana al oír la canción de The Beatles, Yesterday que escuchamos juntos por aquella época. No era nuestra preferida pero nos perseguía allí donde fuésemos. Ese 17 de junio en el que nos conocimos era un día soleado, luminoso, cálido y al escribir estas notas me faltan calificativos para describir los colores del entorno que impactaban en mi retina, aunque también podría decir en nuestras retinas ya que todo lo compartíamos. Hablo de los colores porque desde que nos conocimos el mundo real para nosotros mudó sus tonalidades cromáticas. Todo era más intenso y sugería vida.Sin duda y no se porqué, el verde era el color de la felicidad. El color que ahora impregna mis pensamientos al recordar aquel día, también es el verde claro…
Miro esa foto de nuestra juventud donde estamos los dos disfrutando de una salida campestre con los amigos…

Biología reproductiva

Así lo llamó una amiga común que teníamos pero para nosotros fue un impacto emocional de tal calibre que a pesar de nuestros análisis racionales no podíamos comprenderlo en toda su amplitud. Tras siete años que ya llevábamos juntos, la rutina diaria se interrumpió con la constatación del embarazo tal cual lo leíamos en el informe del análisis que ella traía en su mano temblorosa para enseñármelo. Todos los segundos de nuestra vida son importantes pero si duda hay momentos que representan como un Big Bang emocional. Este fue uno de ellos. Fue un periodo, desde aquel día hasta el parto, de proyectos, ilusiones y expectativas también cargadas de las nubes incontables de la incertidumbre. La llegada de nuestro primer hijo a los que siguieron unos años después otros dos más, cambiaron nuestras vidas y nuestras ambiciones. Es decir, equivocados o no,  nuestras ambiciones se traducían en deseos de felicidad para nuestros hijos.
Mi mujer embarazada cuando faltaba un mes para el parto podría representar una expresión de la felicidad. Así es la foto que tengo sobre la mesilla…

Vida fuera del hogar

Cada uno de nuestros hijos tienen como los hijos del todo mundo, sus propias peculiaridades. Fueron buenos estudiantes y también buenas personas. La vida fuera del hogar, es decir el colegio, sus amigos, fueron como es siempre un toque formativo para la personalidad de cada uno. En el mayor nos preocupaba su timidez, en la del medio, su excesivo arrojo y en la menor su extrema sensibilidad que nos daba la sensación de fragilidad para el mundo al que se enfrentaba. Hablábamos horas sobre ellos, como educarlos, como protegerlos pero sin coartarle la libertad y al mismo tiempo transmitirles valores para ser buenas personas. Todas estas preocupaciones durante años nos unían más a los dos. Diría que éramos unos privilegiados asustados pero felices. La vicisitudes de la existencia expresadas en la economía, los trabajos o las preocupaciones por nuestra sociedad eran siempre llevaderas en compañía de Ana.
En este antiguo álbum veo en esta foto a mis tres hijos en una fiesta del colegio. Paso del tiempo, crecimiento, vida…

Madurez neurológica

Nuestra parcial fantasía de que éramos algo diferente a los demás desapareció con la adolescencia de los chicos. Dicen los científicos que en esas edades se producen unos cambios asociativos madurativos en el cerebro que trastornan la conducta, y así fue. Pasamos unos años preguntándonos que habíamos hecho mal. Teníamos discusiones, malas caras, aumentaba nuestra percepción de los peligros y precisamente en una primavera como hoy se produjeron muchos cambios en las relaciones familiares. La paciencia y el paso del tiempo volvió unos años más tarde todo a la normalidad pero con nuevos individuos, es decir nuestros hijos pasaron de niños a adultos.
En el mismo álbum fotográfico que hojeaba antes me cuesta encontrar unas fotos con ellos ya que en esa época huían de compartir actividades con sus padres…

¿Independencia?

Los cambios en los chicos, ya jóvenes, pasados unos años dio otro paso en nuestras vidas. El tiempo los catapultó a la independencia. Dos de ellos ya no vivían en casa y la menor solo iba a dormir. Estudiaban, trabajaban e iban construyendo sus propias vidas con aciertos y errores igual que nosotros. Me preguntaba si tendrían la suerte que yo había tenido de encontrar una persona a la que amar siempre y construir todas las parcelas de felicidad posible. Entonces ya no podíamos hacer nada más que acompañarlos en sus proyectos, advertirles a veces de errores pero esos genomas y los ambientes diferentes ya comenzaban como era previsible a expresarse en cada uno, llevándolos por derroteros para nosotros desconocidos. 
Un día, estando un poco alegre tras unas copas en la cena, les pregunté si al estar con su pareja veían las cosas de verde claro. Se rieron por que conocían nuestra historia pero no respondieron.
He tenido que ir al ordenador para buscar algunas fotos. Ya no existen álbumes de este periodo. En una foto estamos toda la familia y dos de sus parejas que compartían velada con nosotros, quizás era el cumpleaños de alguno de ellos…

Plenitud

Volver a estar la pareja solos también marca un nuevo hito en las relaciones. Nos siguen preocupando los hijos, sus familias y ahora también sus presentes que culminaban el proyecto que deseábamos en sus infancias. Pero este nuevo periodo sirvió también para reconectar canales poco transitados con mi mujer durante las décadas anteriores. Ahora hablábamos más de nosotros, compartíamos gustos y aficiones, viajábamos y estábamos con salud y con una economía humilde pero si ningún sobresalto. Damos grandes paseos por hacer ejercicios y por el placer de caminar juntos. Nos sentíamos en plenitud o con esa sensación que la paz y el placer puede adoptar el nombre de felicidad. Vivimos con dolor y temor la separación de parejas amigas y nos sentíamos a veces como demasiados afortunados al sentirnos tan bien el uno con el otro…


Cambios moleculares

Las enfermedades y el envejecimiento son en última instancia alteraciones de las funciones de nuestros órganos que a nivel molecular tejen el nombre de las enfermedades. Como no podía ser de otro modo, el tiempo biológico pasa sus facturas. Tanto a mi mujer como a mí todo comenzaba a funcionar diferente. Lo externo eran las arrugas de la piel y las canas más la inseguridad al andar entre otras pero por dentro en lo invisible a los ojos, las cosas iban a peor. Inundó nuestro hogar y acaparó todas nuestras conversaciones la palabra cáncer. Llegamos tarde y aunque la lucha fue tenaz fuimos derrotados. Nos separó la muerte y el monstruo de la soledad y los recuerdos oscurecieron mi vida y el hogar compartido con mi mujer durante tantos años. Por momentos se atenuaban los momentos de tristeza por la compañía de mis hijos y ahora también de mis nietos pero quizás de forma equivocada no podía yo disfrutarlo si no los compartía con mi amada pareja. Su desaparición tornó el verde en negro y no podía ya revertirlo ni con Yesterday.
Dejo pensamientos tristes y salgo a caminar y mentalmente hablo con ella como si fuese a mi lado. Hoy tengo (tenemos) que ir a una actuación de mi nieto en la fiesta del colegio. Quizás se están repitiendo otros ciclos…

Os invito a escuchar Yesterday, la canción que tanto me ha evocado estos recuerdos.


Carlos Bustamante

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