La post genómica (artículo de A. Salamanca)
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Otra vez compartiendo
reflexiones de Alberto Salamanca. Esta vez a través de una entrada de su blog (Mis) paseos con Jachi.
Trata sobre la sociedad
post genómica a la que nos vamos internando y los nuevos conocimientos no solo
a nivel animal si no también humano que es realmente el planteamiento al que
nos conduce Alberto para prepararnos para ese futuro ya muy cercano.
Como suele hacer siempre
en su blog nos recomienda al final una obra, en este caso una película que
guarda relación con el tema. Es el excelente filme Gattaca que yo también os recomiendo que veáis.
La
post genómica
El material genético del perro, en el «Proyecto
Genoma Canino», terminó de secuenciarse en 2005. Se comprobó que estaba
constituido por 39 pares de cromosomas (frente a los 23 pares humanos), y
compuesto por una cadena de unos 2.400 millones de pares de bases nitrogenadas,
es decir, unos 500 millones de pares de bases de ADN más pequeño que el
nuestro. De modo que los canes vienen a tener entre 19.000 y 20.000 genes menos
que los humanos. Al comparar los genomas humano y canino, se ha puesto de
manifiesto que un 5% se conserva prácticamente sin cambios desde hace casi 100
millones de años, de modo que podría afirmarse que el último antepasado común
del hombre y el perro vivió hace unos 95 millones de años, en plena era de los
dinosaurios. El material para concluir este trabajo se obtuvo de una perra
bóxer de 12 años llamada Tasha. Luego, se comparó con los genomas de otras 10
razas de caninos.
Además de permitir entender las diferencias
genéticas entre especies caninas, y de proporcionar a los veterinarios
herramientas para atender a las mascotas, ayudará a los genetistas a localizar
los genes homólogos de enfermedades similares en el genoma humano, pues varias
de las dolencias que abaten a los perros también afectan a los humanos. De modo
que cuando se compara con el genoma del hombre y de otros organismos, el del
perro es una herramienta potentísima para identificar factores genéticos implicados
en la salud y la enfermedad humanas.
Una vez dilucidada la secuencia genética humana y
localizados todos sus genes, queda por descubrir su función, qué proteína
codifica cada uno de ellos, lo que se ha dado en llamar el «proteoma». Y aunque
es probable que se tardará décadas en comprender todo el entramado funcional
del genoma, éste será como un libro abierto que dejará al descubierto nuestra
más íntima constitución.
La sociedad post genómica estará en disposición de
modificar nuestro propio destino como especie, porque podrá alterar la
naturaleza misma del ser humano. Se obtendrá con una simple muestra sanguínea
una información privilegiada de cualquier individuo. Las consecuencias sociales
serán de tal magnitud que, es probable, se modifique hasta el propio concepto
de sociedad.
Los análisis genéticos producirán una ingente
cantidad de información a la que se desconoce quién tendrá acceso legal. Podrá
establecerse de manera rutinaria y será clave para acceder a ciertos trabajos,
de manera que formará parte del «perfil» que buscan determinadas empresas. Y a
la cualidad académica o profesional se añadiría el perfil genético más adecuado
a las tareas previstas. Pero, claro, un perfil genético con predisposición a
problemas de salud quedaría excluido de cualquier trabajo.
¿Se trata entonces de un bien privado o público?
¿Es una información que debiera ajustarse al derecho individual o, por el
contrario, al interés común y gestionarse a nivel de la comunidad? ¿Antes de
contratar a un individuo la empresa debería conocer su genoma? ¿La compañía de
seguros también?
En el genoma, aparte de nuestras características
físicas, están escritas nuestras enfermedades hereditarias y nuestras
debilidades y susceptibilidades para contraer otras patologías. Tendremos que
aprender a vivir con una larga lista de riesgos, que hoy desconocemos. Y se
podrán seleccionar genes para «mejorar» la descendencia. En este sentido, ¿las
decisiones deben ser a nivel individual o a escala poblacional? ¿Conservar la
diversidad genética humana implica conservar las mutaciones desfavorables?
Tanto en humanos como en otras especies, la
diversidad genética es un valioso recurso, y debería de ser un objetivo
prioritario mantener esa diversidad que con probabilidad intervendría en la
potencial capacidad adaptativa de la especie (como en la aparición de nuevas
enfermedades).
En la sociedad post genómica las consecuencias del
conocimiento genético pueden alcanzar tintes eugenésicos si se aplican a nivel
poblacional, al buscarse tipos genéticos ideales del ser humano. Talla, color
de piel, longevidad, inteligencia, orientación sexual. ¿Dónde se pondría el
límite en la manipulación de rasgos?
En ese futuro no tan lejano, será de gran
importancia que las medidas biotecnológicas que eventualmente la sociedad post genómica
utilice, lo sean a título individual y no formen parte de una pretendida mejora
genética de la población. De este modo podrá conseguirse el necesario
equilibrio entre el control de las enfermedades hereditarias sin quebranto de
las libertades individuales y del derecho a reproducirse.
La recomendación: Andrew Niccol. GATTACA. (Columbia
Pictures. 1997). A continuación está el enlace del tráiler de la película.
https://youtu.be/9IDn_RLjPOY
https://youtu.be/9IDn_RLjPOY
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