Literatura: tres relatos cortos de Elsa Bueno Gaona
En esta nueva entrada de Sinapsis tenemos una colaboración literaria que seguramente os gustará. Se trata de tres relatos breves de Elsa Bueno Gaona que transmiten sensibilidad y buena escritura. Los transcribo a continuación.
Él dijo que no, que era
tarde para dar la vuelta, aún sabiendo que el incendio donde deshicimos piel,
carne, sangre y corazón era el más puro, el más auténtico; que como ese no
habrá dos. Las cenizas sopladas con aires de contradicción tras el último beso,
dejaron mis labios como el algodón. Y es que fuimos a destiempo abriendo y
cerrando puertas, cortando caminos, tendiendo puentes, replegando velas.
Él me dijo que no, pero fue incapaz de pronunciar la palabra que fui a buscar: Adiós.
Dicen que el mar es como
una enfermedad pero diferente a todas las demás; que si la tienes de niño ya no
te curas más.
Quizá por eso hay días en que me vengo aquí atraída como un imán, a contarle a él lo que no soy capaz de escribir ni decir a nadie. Se traga todo lo que oye y se lo lleva al fondo.
A veces vagamos tan perdidos en lo profundo de nosotros mismos, que pocas personas son capaces de ir a buscarte donde realmente estás. El mar, en cambio, experto en profundidades, lo sabe siempre; manda sus olas que llegan, te besan y se van. Y esa letanía ruidosa y acompasada, mece los aciagos pensamientos una y otra vez hasta que dejas de oirlos... como una bendición.
¿En las ciudades sin mar cómo hará la gente para vaciarse del todo y encontrar algo de paz?
Todavía
Me costó aceptar cuanto
se las llega a querer, entender que las necesitamos sin saberlo; que las usamos
sin caer en la cuenta que sin ellas todo es distinto, que los días nacen y
mueren desabridos y tibios.
Él dijo que no

Él me dijo que no, pero fue incapaz de pronunciar la palabra que fui a buscar: Adiós.
Bendito mar
Quizá por eso hay días en que me vengo aquí atraída como un imán, a contarle a él lo que no soy capaz de escribir ni decir a nadie. Se traga todo lo que oye y se lo lleva al fondo.
A veces vagamos tan perdidos en lo profundo de nosotros mismos, que pocas personas son capaces de ir a buscarte donde realmente estás. El mar, en cambio, experto en profundidades, lo sabe siempre; manda sus olas que llegan, te besan y se van. Y esa letanía ruidosa y acompasada, mece los aciagos pensamientos una y otra vez hasta que dejas de oirlos... como una bendición.
¿En las ciudades sin mar cómo hará la gente para vaciarse del todo y encontrar algo de paz?
Todavía
Hay palabras de las que
hoy sé que no me desprendería. Palabras que cuando pienso en ellas me doy
perfecta cuenta de cuán son, de cómo me gustaba sentirlas cerca y llevarlas de
la mano.

Palabras comunes,
cotidianas, sin una sonoridad especial, en las que apenas te fijas; de esas que
llevan implícita cierta dosis de la tranquilidad rutinaria que nos brinda lo
constante o lo perpetuo y cuyo significado se hace doliente como nunca cuando
desaparecen y ya no están...
Réquiem por un
TODAVÍA.
Elsa Bueno Gaona
Relatos emanados del corazón. Preciosos los tres.
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