Recomendación cultural para estas semanas




Recomendación cultural para estas semanas

Las recomendaciones son de cuatro tipos: una película que se exhibe en el jardín del Museo Picasso este viernes 21 de junio a las 21 hs; un libro de ensayo publicado hace unos meses por Vargas Llosa, una serie de televisión israelí (Shtisel) y una conferencia sociología y mujer. Comenzamos con el cine.


1) Cine: The Rider


Título original.: The Rider
Año: 2017
Duración 104 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Chloé Zhao
Guión: Chloé Zhao
Música: Nathan Halpern
Fotografía: Joshua James Richards
Reparto
Brady Jandreau, Tim Jandreau, Lilly Jandreau, Cat Clifford.
Género
Drama | Caballos. Cine independiente USA. Vida rural (Norteamérica)


Sinopsis
Brady, que fue una de las estrellas del rodeo y un talentoso entrenador de caballos, sufre un accidente que le incapacita para volver a montar. Cuando vuelve a casa se da cuenta de que lo único que quiere hacer es montar a caballo y participar en rodeos, lo que le frustra bastante. En un intento por retomar el control de su vida, Brady emprende un viaje en busca de una nueva identidad y del significado de lo que es ser un hombre en el corazón de América.


La película nos muestra una región y un sector cultural de estados Unidos poco frecuente en el cine americano. Esta obra del cine independiente además de ser un retrato de un grupo social trata del cariño y entendimiento entre el hombre y los caballos.  Merece a pena verla. A continuación transcribo resumen de algunas de las críticas de este filme.

Críticas


"Se ofrece mediante su pureza y lirismo como uno de los retratos contemporáneos más genuinos y sensibles del auténtico oeste americano"

Carlos Reviriego: Diario El Mundo

"Estaríamos cerca de una nueva y brillante concepción del neorrealismo (...) una de las producciones independientes estadounidenses más destacadas de los últimos años.

Quim Casas: Diario El Periódico

"Posee una sensibilidad abrumadora que armoniza con elegancia las de Terrence Malick, Kelly Reichardt y John Cassavetes. Zhao observa a sus objetos de estudio con atención, reacia a mostrarse condescendiente con ellos (…)

Nando Salvá: Cinemanía

"Que sea el propio Jandreau quien se interpreta a sí mismo en el film (...) explica en parte el punzante verismo de una película que sabe sacar el mejor partido de cada una de sus caras.

Manu Yáñez: Fotogramas


Los directores de estas dos películas son jóvenes de menos de  cuarenta años que seguramente nos seguirán brindando obras para enriquecer el cine.

El cine es una de las manifestaciones artísticas y culturales más importantes que ha creado el hombre moderno. A veces veo con tristeza en las salas de cine el escaso número de jóvenes que asisten a ver estas obras. La media de edad es bastante alta y con predominio de mujeres. Quizás entre todos podamos impulsar la vuelta al buen cine. Un saludo. JP


2) Libro: "La llamada de la tribu". Autor Mario Vargas Llosa



Para Vargas Llosa la doctrina liberal ha representado desde sus orígenes las formas más avanzadas de la cultura democrática y lo que más, según él, nos ha ido defendiendo de la inextinguible ""llamada de la tribu".
En esta obra el  protagonismo no lo tienen las vivencias del autor, sino las lecturas que moldearon su forma de pensar y de ver el mundo en los últimos cincuenta años. El Nobel peruano ha hecho un recorrido de los pensadores liberales que le ayudaron a desarrollar un nuevo cuerpo de ideas después de la frustración ideológica que le supuso, por un lado, el desencanto con la Revolución Cubana y, por otro, el distanciamiento de las ideas de Jean-Paul Sartre, el autor que más lo había inspirado en su juventud.
 En La llamada de la tribu el escritor  nos sumerge en los conceptos fundamentales y matices biográficos de la creación intelectual de Adam Smith, José Ortega y Gasset, Friedrich Hayek, Karl Popper, Raymond Aron, Isaiah Berlin, Jean-François Revel.
Estos intelectuales le sirvieron al autor de enorme ayuda durante aquellos años de desazón política mostrándole otra tradición de pensamiento que privilegiaba al individuo frente a la tribu, la nación, la clase o el partido, y que defendía la libertad de expresión como valor fundamental para el ejercicio de la democracia.
Es una obra muy entretenida dada la excelente pluma del escritor. Personalmente no comparto sus alabanzas del sistema económico neoliberal y de su admiración por Margaret Thatcher, pero por lo demás, para una persona como yo, sin formación en estas áreas del conocimiento, ha sido una gran sorpresa las ideas y teorías de algunos de estos pensadores, sobre todo Popper,  Aron y Berlin.
Creo que cualquier demócrata se enriquecería de la lectura de esta obra ya que sin duda lo llevaría a profundizar el conocimiento y la crítica del pensamiento de estos destacados intelectuales.


3) Serie de televisión: Shtisel



La serie Shtisel cuenta la vida de una familia haredí que vive en  Mea Shearim, el más conocido barrio ultraortodoxo de Jerusalén. Consta de dos temporadas de doce capítulos cada una. Yo la vi en Netflix. En Israel cuando se estrenó tuvo un enorme éxito.

La serie está muy bien rodada, con sentido cinematográfico, y se ve como una película de los tiempos de este arte donde predominaban las historias humanas y no la técnica o efectos especiales. 
 Sus protagonistas son seres humanos, y a pesar del exotismo del mundo haredí, todos –y con más intensidad y más complejidad un israelí– pueden identificarse con unos personajes encerrados en un microcosmos que preserva una forma esencial de ser judío pero también constituye una crítica de la dimensión política de Israel como Estado. Vista desde este punto de vista, estrictamente humano y ajeno a las polémicas políticas que rodean al grupo en el propio Israel, la vida en una familia haredí revela algunas de las claves de la continuidad del judaísmo, más allá de los fenómenos en los que se perpetúa una tradición.
Haber sabido llegar hasta ahí con naturalidad, sin melodrama ni pedantería, garantiza también el interés de Los Shtisel fuera de Israel. En un mundo tan cínico como este en el que vivimos, la aparente ingenuidad del ambiente familiar de la serie recuerda al espectador que los problemas fundamentales a los que se enfrentan las personas son parecidos, sean o no religiosas.

La serie narra la vida de la familia Shtisel, y aquí por familia debe entenderse una realidad más amplia y rica que el tipo clásico de familia nuclear burguesa occidental. Pues la familia Shtisel es la comunidad de familias reunidas en torno al padre (a la guía y autoridad del padre), incluyendo también a los antepasados, a la honra del apellido, a las tradiciones. Todo ello en el marco de la comunidad espiritual del pueblo judío reunido en torno al estudio de la Torah y la práctica de la Halajá que santifica el mundo.

La historia en sí, esto es, la trama, no destaca particularmente. Se trata de los conflictos cotidianos del amor, la fidelidad, la soledad, el desempleo, la posibilidad de desamparo, etc. Cuestiones universales que entretejen la vida de cualquier sociedad. Sin negar que la narrativa esté bien construida y resulte consistente, la historia podría trasladarse sin problemas a cualquier otra realidad social fuera del marco haredim y funcionaría quizás igual de bien. Pero lo que destaca en Shtisel es, precisamente, el marco religioso.
El tratamiento de este marco religioso es quizás lo peculiar de la serie. El foco de la cámara impregna el ojo de nostalgia: nostalgia por una vivencia fuerte del sentido comunitario, de gestos llenos de significado, de valores que resistan la erosión del tiempo. También estos valores pueden por su rigidez llevar a determinadas personas a un nivel de sufrimiento y contradicciones severos. Esto lo vemos en el personaje Akiva y en su cuñado.
Resumen: una serie muy buena, entretenida, humana y que nos hace conocer a este sector de los ultraortodoxos judíos.


4) Conferencia. (Academia Malagueña de Ciencias)







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