Maldad: apuntes del pasado

Días pasados arreglando los cajones de mi escritorio me encontré con unas notas que escribí ya hace unos años  cuando recibí una noticia importante. En ese momento la titulé Algo menos de maldad.
Carlos Bustamante




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Algo menos de maldad

Hoy estaba somnoliento apenas despertándome de la siesta cuando sonó el teléfono.
Era mi hermana. Me llamaba desde Argentina para darme una noticia.
Tras colgar me sentí más aliviado. Sentí que el mundo era un poquito mejor, más limpio, más justo, más libre, más civilizado, más pacífico, más solidario…
Sin embargo también sentí pena por los que no están ni nunca podrán sentir esta sensación placentera y cálida.
Pensé en sus vidas truncadas, en los martirios que además sufrieron antes de morir y desaparecer.
Sentí pena por mis amigos, por sus padres, por mis padres, por sus hijos, por mis hijos.
Sentí alegría pero también tristeza por lo tarde que a veces llega la justicia.
En fin, sentí muchas cosas cuando mi hermana me dijo que había muerto Antonio Domingo Bussi, el general homicida de los años setenta de aquella Argentina triste y sangrienta donde muchos sufrían y otros decían por algo será.
Pensé y recordé a todos los humillados y maltratados por ese ser arrogante, autoritario, torturador y genocida mesiánico del mal y de la locura.
También recordé con amargura a los que un día lo votaron y apoyaron para que siguiese ejerciendo su soberbia totalitaria y denigrante gobernando como un caudillo liberticida.
Deseo desde lo más profundo de mi corazón que esto no vuelva a repetirse ni en aquel país ni en ningún otro y que con la muerte de este tirano podamos los humanos respirar sintiendo que desde hoy hay algo menos de maldad.
Dejé de escribir estas reflexiones y llamé a mis hijos y a mis amigos para contarles la noticia.
De repente me inundó la angustia de los recuerdos e intenté evadirme oyendo algo de música. No lo logré.
Me gustaría que los seres humanos aprendiésemos de los errores que cometemos para no repetirlos, pero en fin, también se que eso  es difícil aunque siempre lo debamos intentar. La desaparición de los seres viles y malvados ayuda aunque sea muy, pero muy lentamente al progreso sinuoso de la humanidad. Al menos así lo creo y deseo para mis hijos y las generaciones futuras.
Hoy me suena extraño que una muerte me pueda alegrar y al mismo tiempo angustiar pero es así y quizás muchas otras personas compartan este mismo sentimiento. Un saludo a todos los que vivieron aquella época de locura y terror. Un abrazo amigos.
CB

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