¿Hacia la oscuridad de una sociedad oprimida?

 

                                                                                               Obra de José Guerrero

                                                                                  El triunfo de la muerte. Pieter Grueghel el Viejo

¿Hacia la oscuridad de una sociedad oprimida y manipulada?

Mirando una hermosa obra de José Guerrero me trasladé a unas tristes meditaciones dados los momentos históricos que vivimos. Pero sin quererlo al pasar de página me encuentro con la gran obra de Pieter Grueghel el Viejo, "El triunfo de la muerte". En mi mente transformé esa pintura en el presente al pensar  lo que significa para el mundo el gobierno de Donald Trump. Pienso en el peligro de muerte de la democracia, de la división de poderes, de las ansias de igualdad y justicia entre otras muchas cosas más.


La humanidad como conjunto ha tenido desde siempre una lucha interna en objetivos y valores. Por un lado apostó por el saber, el conocimiento, los valores de solidaridad, fraternidad, empatía y ansias de justicia y libertad. Pero cíclicamente reaparecen en su seno los valores contrarios como son la irracionalidad, la negación de la ciencia, la prepotencia del poderoso, la insolidaridad, el supremacismo, la ambición de clase, el desprecio del diferente y la intolerancia.

Ahora con el comienzo del gobierno de Trump se inicia un nuevo periodo de oscuridad y retroceso de la humanidad. Él, sus amigos plutócratas y los títeres que le aplauden en países dependientes, inician un nuevo y temible proceso del que, en unos cuantos años podremos llorar arrepentidos. Ya ha pasado otras veces. Cuando ocurrió antes, años más tarde, nos preguntamos cómo pudo ocurrir, o como lo toleramos…

Todos los gobiernos cometen errores pero en algunos casos el mal uso de la política es premeditado y programado para servir a unos intereses concretos desmontando los sistemas democráticos desde dentro. Trump y sus apoyos, nos conducirán al abismo.

Solo queda la resistencia individual, colectiva, institucional e ideológica.  Esta respuesta tiene que ser pacífica y democrática. No dejemos el campo libre a los populistas autocráticos y a sus aliados. Todas las dictaduras de cualquier signo, o líderes como Trump y la plutocracia tecnológica son el mayor peligro para la civilización en esta década del siglo XXI. Ahora tenemos que activar la imaginación para iniciar diferentes tipos de resistencia. Lo que está comenzando con Trump, Musk y su plutocracia no es simplemente un gobierno con el que podemos no estar de acuerdo, es mucho más, es un cambio de ciclo y una involución democrática profunda que puede incidir en la vida de millones de personas no solo estadounidenses, sino de cualquier parte del mundo. Muchos ya se han dado cuenta de lo que es Trump y su banda pero otros aún lo desconocen o miran para otro lado. Quizás el inicio mínimo de resistencia que podamos comenzar a hacer es concienciar de este peligro a los que todavía no lo han visto y también abandonar la cuenta de Musk, llamada X, antes twiter.

Adelante amigos y amigas, estamos ante un reto grave para nuestra generación y las venideras. A actuar, con imaginación y firmeza que nos jugamos mucho. Ricardo Ponce






Somos las cucarachas de Silicon Valley


  • Eliana Brum 


  • Traducción de Meritxell Almarza.


Todo lo que uso para escribir este artículo y lo que usaré para difundirlo y lo que usarás para leerlo (si no lo estás leyendo en papel) está controlado por los multimillonarios de Silicon Valley que apoyan explícitamente a Donald Trump, donaron dinero para las celebraciones de su regreso al poder y estuvieron en primera línea en su investidura. La otrora “mayor democracia del mundo” es, desde el 20 de enero, una oligarquía o, mejor dicho, una multi-millocracia, un gobierno de multimillonarios para multimillonarios, en el que los magnates de la tecnología del siglo XXI se unen a los accionistas superricos de las corporaciones de combustibles fósiles y otros sectores que emergieron en el siglo XX. Estos multimillonarios controlan nuestra vida como en ningún otro momento de la historia. El 20 de enero, el mundo cambió y nuestra existencia se encogió.

El supersecretario Elon Musk (X, Tesla, SpaceX), el hombre más rico del mundo; Mark Zuckerberg (Meta), que con su atuendo desenfadado ha anunciado que dejará de moderar las redes sociales que controla para que todos tengan la libertad de predicar el odio y el exterminio; Jeff Bezos (Amazon), principalmente. Pero también superricos como Sundar Pichai (Google) y Tim Cook (Apple), entre otros. Son quienes dictan las reglas del mundo en el que todos hemos pasado a vivir, trabajar, relacionarnos, hablar, comunicarnos, amarnos. Y las dictarán aún más con el avance de la inteligencia artificial. En Trump 2, los autoproclamados genios creativos de Silicon Valley se han quitado la máscara de hombres cool para aplaudir a uno de los peores seres humanos de la historia.

Ese mundo de internet en el que vivimos está aquí mismo, en este planeta, que en 2024 mantuvo por primera vez una temperatura media de 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales durante 12 meses, provocando los fenómenos climáticos extremos que coparon las noticias. Los principales culpables del calentamiento global son las corporaciones de combustibles fósiles y así se pronunció Trump en su investidura: “Vamos a perforar, baby, a perforar. EE UU [...] tendrá más petróleo y gas que cualquier país de la Tierra. Y lo vamos a utilizar. Bajaremos los precios, volveremos a llenar nuestras reservas estratégicas hasta arriba y exportaremos energía estadounidense a todo el mundo. Volveremos a ser una nación rica. Y es ese oro líquido bajo nuestros pies el que nos ayudará a conseguirlo”.

Con este discurso, Trump decretó que EE UU abandona el Acuerdo de París, en el que los países se comprometieron a limitar el calentamiento global a 1,5 grados, el único parámetro considerado seguro para la vida. Lo que Trump anunciaba allí, ante los sonrientes multimillonarios, era que utilizaría un poder de muerte más amplio e irreversible que cualquiera de las armas empleadas en cualquier época de la historia humana, un poder de destrucción solo comparable a una guerra atómica, en la medida en que los productores fósiles son productores del calentamiento global.

¿Qué ocurrió en 2024 para que los multimillonarios de Silicon Valley estuvieran tan descontentos como para curvarse ante Trump y apoyar el colapso de la Tierra?

Un estudio de Oxfam muestra que en 2024 cada multimillonario engordó su fortuna personal a un ritmo tres veces superior al del año anterior: casi dos millones de dólares al día. En el caso de los diez más ricos, entre ellos Musk, Zuckerberg y Bezos, 100 millones de dólares al día, mientras más de 3.500 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza con 6,85 dólares al día. Algunas de las cuales son migrantes a quienes Trump ha prometido expulsar, otras son refugiadas climáticas cuyo mundo quedó devastado y llaman a los muros de los países que han provocado el colapso climático. Esta minoría de 2.769 multimillonarios, casi el 70% de los cuales están en el Norte Global, se enriqueció mientras los fenómenos climáticos extremos mataban en el año más caluroso de la historia.

Pero, aun así, los multimillonarios no están contentos. La violenta y obscena desigualdad que representan no les molesta. El problema es que cada centavo que el Estado gasta en políticas públicas para los más débiles y los más pobres les ofende. Cualquier regulación o límite impuesto por el interés público es un ultraje a su superioridad intelectual y moral, a su genialidad emprendedora. No quieren que ningún Estado regule su libertad de lucrarse ni limite su control sobre la vida de la humanidad. Para ellos, somos cucarachas devorándonos unas a otras en unas redes sociales que se han convertido en el coliseo contemporáneo. Si nos comportamos como ellas en lugar de votar a quienes nos desprecian y condenan a nuestros hijos, quizá tengamos una oportunidad de sobrevivir.

Comentarios

  1. Pepe querido, cuantas verdades con tan pocas palabras. Creo estamos en un momento, el en que por cualquier motivo, podemos tener una crisis tal que nos lleve a situaciones no queridas. Muchos lo ven y tratan de advertirnos y otros lo ven pero miran para otro lado. Por conveniencia, por temor o simplemente por que no les importa. Cuando estos dos últimos quieran reaccionar ya será tarde. Como siempre un fuerte abrazo para vos y familia, de tu amigo el Tucu.

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