Eutanasia a debate
La eutanasia será motivo de un debate que seguramente se discutirá en el parlamento. Es importante conocer todos los puntos de vista y no posicionarse con prejuicios o seguimientos "partidarios". Pienso que la sociedad reclama dar unos pasos decisivos al respecto.
En el artículo que abajo transcribo (publicado en El País) sirve de base para el debate ya que responde a las objeciones más clasicas hechas contra la legalización de la eutanasia. Con este artículo animo a participar desde un coloquio sosegado, sin prejuicios pero que considere todas las miradas al respecto.
Antes de exponer el artículo mencionado hago referencia al término sobre el que cursará la discusión. por ello comenzamos con la definición del mismo.
La eutanasia (del latín científico euthanasia y este del griego antiguo εὐθανασία /euthanasía/ 'muerte digna') es la intervención voluntaria que acelera la muerte de un paciente terminal con la intención de evitar sufrimiento y dolor del individuo. La eutanasia está asociada al final de la vida sin sufrimiento.
En un sentido más contemporáneo y restringido, la eutanasia es aquel procedimiento voluntario, intencionado, estudiado y consciente que realiza un médico para acelerar la muerte de un paciente terminal de algún padecimiento incurable; a solicitud consciente, estudiada y deliberada del enfermo o familiares, quienes, plenamente enterados de que no existe tratamiento curativo para la dolencia; le solicitan al médico que la realice sobre el paciente para así dar fin con el dolor y sufrimiento intolerables e intratables.
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La
eutanasia y sus argumentos
PEDRO
CABRERA y COSME NAVEDA Pedro Cabrera Navarro es presidente del Colegio Oficial
de Médicos de Las Palmas y Cosme Naveda, del de Bizkaia. También firman Miguel
Ángel Sánchez Chillón, presidente del de Madrid, y Fernando Vizcarro Bosch, del
de Tarragona
Una mayoría de médicos defienden el derecho de las
personas a disponer de la vida propia
La ley de regulación de la eutanasia es
prioritaria para el nuevo Gobierno. El texto está redactado, tiene gran
aceptación social, sin carga financiera y con escasa oposición conservadora.
Sin embargo, el Código Ético de los médicos españoles les prohíbe participar en
prácticas eutanásicas, aunque se encuentra en plena revisión y ha despertado
sensibilidades encontradas. La reciente Encuesta sobre la eutanasia, auspiciada
por el Colegio de Médicos de Bizkaia y secundada por los de Las Palmas, Madrid
y Tarragona, ha mostrado que la mayoría de los médicos está a favor de la
regulación de la eutanasia si se respeta su objeción de conciencia, siendo
minoría los que piensan ejercerla. Los argumentos de los opositores se resumen
en cinco puntos.
1. Argumentos
morales o confesionales.
Son los de mayor peso
específico, pero no los que se manifiestan habitualmente. Sólo los líderes
espirituales exponen este argumento sin ambages. Como ha hecho la Conferencia
Episcopal en un documento que excede a su papel espiritual al abordar complejas
situaciones técnicas. Los objetores saben que, en un Estado no confesional, las
creencias pertenecen al ámbito personal y no se pueden generalizar. Sus
reticencias derivan de una idea: la vida tiene un valor absoluto porque la
otorga un ser superior y sólo él la puede quitar. No reconocen que disponer de
la vida propia sea un derecho individual. Aunque para la mayoría social sí lo
es. El 73,6% de los españoles, según el CIS, y el 86% de sus médicos se
declaran favorables a la regulación de la eutanasia.
2. Previamente
cuidados paliativos de excelencia.
Esta es la condición más
habitual. Proponen no regular la eutanasia hasta que todos tengamos unos
cuidados paliativos de excelencia. ¡Como si los cuidados paliativos y la eutanasia
fueran acciones competitivas! En estos tiempos de restricciones económicas y
grave crisis de la sanidad pública, ¿cuánto tardaremos en tener unos cuidados
paliativos excelentes y equitativos? Y cuando consigamos unos cuidados
paliativos excelentes, ¿ya nadie solicitará la eutanasia? No lo parece. Dos
enfermos que pidieron poner fin a su vida, Ramón Sampedro y María José
Carrasco, tenían unos cuidados excelentes pero insuficientes para mitigar su
sufrimiento. Paliativos y eutanasia no son términos excluyentes, la eutanasia
puede ser el último recurso. Respetando su autonomía, dejemos que elija el
paciente.
3. El
juramento hipocrático.
Hace 2.500 años, Hipócrates
estableció los principios de la ética médica. Pero, en su acomodo al desarrollo
social y científico, sus reglas han sufrido modificaciones que se plasman a
partir de la Declaración de Ginebra de 1948. La declaración inicial de
Hipócrates establecía: “No accederé a pretensiones que busquen la
administración de venenos…”. Esta afirmación se ha actualizado por sentencias
que obligan tanto al respeto a la vida humana como a las decisiones personales.
Los envenenamientos a los que se refería Hipócrates estaban en el seno de
intrigas políticas y palaciegas que no se pueden equiparar con situaciones de
la vida actual. No parece acertado enfocar el derecho a disponer de la vida y
la autonomía personal con una visión arcaica y rigorista.
4. El
paciente con fragilidad emocional.
Otra discrepancia argumenta
que los pacientes que solicitan la eutanasia son muy frágiles y pueden estar
coaccionados en su decisión. Pero no cuentan que las leyes al respecto son muy
garantistas. Los pacientes han de solicitar la eutanasia en más de una ocasión
y tras un minucioso proceso deliberativo con su médico responsable, el proceso
es revisado por otro médico ajeno al caso y una comisión institucional. Con
tales controles cabe pensar que la solicitud de eutanasia por coacción sería
más que anecdótica.
5. La
pendiente resbaladiza.
Con este razonamiento se
quiere dar a entender que existe un peligro de banalización de la eutanasia. Es
una ficción que, en lo alto de una pendiente de superficie engrasada, sitúa una
acción bondadosa que, poco a poco, deriva en situaciones sutilmente diferentes
hasta desembocar, al final de la pendiente, en una decisión execrable.
Configuran una falacia que manipula dos teorías básicas de la argumentación: la
argumentación por analogías y la argumentación metafórica, establecidas en 2004
por Van Eemeren y Grootendorst en su obra A Systematic Theory of Argumentation.
Como muestra de esta posible banalización, son típicos y recurrentes los casos
de un hombre que solicitó la eutanasia porque no podía soportar su fealdad y el
de una viuda que no superaba la pérdida de su esposo. Poner en pie de igualdad
estos casos frente a pacientes con enfermedades devastadora son falsas
analogías. Por tanto, se argumenta que, de forma preventiva, sería mejor no
regular la eutanasia.
Los médicos debemos apostar por la vida y por una
firme relación médico-paciente. Pero, además, una mayoría nos hemos pronunciado
por el compromiso social y el derecho a disponer de la vida propia. Esperamos
que nuestras normas éticas se modernicen y estén a la altura que la sociedad
nos demanda.
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