Otra mirada a Murakami
En otras entradas ya os comenté que para mi este escritor es especial. Su prosa me parece variable, irregular y que según lo que leas tendrás diferentes visiones sobre su obra. He leído algunos libros suyos com Kafka en la orilla, De qué hablo cuando hablo de escribir y varios de sus cuentos y me han gustado mucho sumergiéndome en un mundo muy particular. Sin embargo también he leído otras obras suyas que me parecieron forzadas, aburridas, artificiosas y no pude terminar de leerlas. A pesar de ello, sin duda es un autor que no te deja indiferente y que transcurrido incluso mucho tiempo recuerdas sus personajes e historias. Creo que merece la pena seguir leyéndolo y conversar sobre su obra.
En el artículo que está transcripto más abajo se trata de extraer enseñanzas para la vida sugeridas a través de sus obras.
Artículo publicado en El País Semanal (junio 2019) quizás dedicado a los lectores de Murakami.
Leer, reflexionar y debatir.
Cinco
lecciones de Murakami para la vida
Francesc Miralles
GORKA
OLMO
Además de ser un adictivo entretenimiento para
millones de lectores, las novelas del autor japonés permiten extraer claves
para vivir mejor.
POCOS ESCRITORES como Haruki Murakami han
gozado de un éxito tan continuado en las librerías de nuestro país, y que sea
un autor japonés lo hace aún más notable. ¿Qué tiene el autor de Tokio Blues para conectar de forma tan extraordinaria con un público a
10.000 kilómetros de los escenarios e historias que describe? Algunos críticos
literarios afirman que su éxito reside en que es narrativa japonesa para
occidentales, motivo por el que Murakami tiene muchos detractores en su propio
país. Otros apuntan a que sus tramas suelen ser sencillas y con pocos
personajes, con el grado justo de misterio y giros narrativos. Es muy
improbable que alguien se pierda en sus novelas.
Sin embargo, eso no basta para explicar el furor
que causan entre nosotros sus historias, llenas de extraños acontecimientos,
golpes del azar, amantes inesperados, música clásica —o jazz— y algún que otro
gato. ¿No será que Murakami está plasmando desde su particular mirada nuestra
vida actual? Veamos de qué manera, entonces, su lectura nos enseña a vivir:
1. La soledad es la mejor vía al conocimiento. En
más de una novela de Murakami, el protagonista emprende un viaje en solitario
para escapar de la confusión vital. En el caso del joven fugitivo de Kafka
en la orilla, eso le permitirá acceder a aspectos desconocidos de sí mismo.
Cuando nos vemos enfrentados a la soledad tras una separación o muerte, o
cuando la buscamos a través de un viaje iniciático, afloran partes de nosotros
que antes estaban soterradas. Sin la protección y el ruido de los demás, el
encuentro con uno mismo es inevitable, con lo que damos un salto hacia adelante
en nuestra propia evolución.
2. El mundo es imprevisible. La segunda lección
vital que extraemos de sus novelas es que la vida siempre nos sorprende. Por lo
tanto, es absurdo tratar de controlarla o angustiarnos ante posibles amenazas.
En la última novela de Murakami, la extensa La muerte del comendador,
un pintor de vida estable y acomodada recibe la noticia de que su mujer quiere
separarse porque ha tenido un sueño que la empuja a tomar esa decisión. Cuando
el pintor le pregunta de qué iba ese sueño, ella le dice que es algo demasiado
personal. Si solo podemos esperar lo inesperado, es inútil hacer predicciones.
Y eso puede ser un gran calmante para la mente. En cuanto a los porqués
que pueden surgir para torturarnos, eso nos lleva a la siguiente lección.
3. No busques un
sentido. Los argumentos de Murakami se desarrollan en un mundo de caos y
aleatoriedad. Muchas veces ni siquiera es posible culpar a nadie del
sufrimiento, lo cual es una buena noticia. Tal como decía Viktor Frankl,
el ser humano va en busca de sentido, pero gran parte de las cosas que nos
suceden no lo tienen. Como en las novelas del autor japonés, muchas veces
sentiremos que nuestra vida es un sueño donde las cosas suceden sin razón
aparente. Podemos afrontar este hecho con dos actitudes opuestas: podemos
lamentarnos de lo injusto o absurdo que es el mundo o bien surfear las olas que
nos trae la existencia. De eso va la cuarta lección.
4. Si sobrevives al caos, ya has ganado. Dado que
afrontamos solos muchos lances de nuestra existencia, si sabemos además que
todo es imprevisible y que las cosas no tienen por qué tener un sentido, tal
vez el arte de vivir sea salir lo mejor librados posible. Venimos al
mundo a experimentar cosas, a tropezar y a resolver problemas, como hacen los
personajes de Murakami. El premio es seguir adelante en la partida.
5. El orgullo y el miedo nos quitan lo mejor de la
vida. En su ensayo De qué hablo cuando hablo de escribir, Murakami menciona una anécdota tan
mágica como triste. Al parecer, en 1922 James Joyce y Marcel
Proust coincidieron en un mismo restaurante de París, donde cenaron en mesas
cercanas. Los comensales que los reconocieron estaban emocionados, esperando
que aquellos gigantes de la literatura empezaran a debatir. Nada sucedió. En
palabras del japonés: “La velada tocó a su fin sin que ninguno de los dos se
dignase dirigir la palabra al otro. Imagino que fue el orgullo lo que frustró
una simple charla, y eso es algo muy frecuente”.
¿Cuántas veces nos hemos perdido una oportunidad,
personal o profesional, por no haber dado el paso? Se trate de orgullo, como
interpreta Murakami, o de miedo a ser rechazados, al contenernos tal vez
dejemos la más bella página de nuestra historia por escribir.
— Tal y como comenta Carme García Gomila en un
ensayo para Temas de Psicoanálisis, la soledad de los personajes de
Murakami va más allá de las “relaciones líquidas”, el concepto del
sociólogo Zygmunt Bauman para explicar el fin de los vínculos “para toda
la vida” en un mundo en el que el amor se ha vuelto provisional y precario.
— Según García Gomila, bajo la rigidez de la sociedad japonesa late una ternura etérea, casi indetectable, pues está largamente reprimida en el alma japonesa y tal vez actualmente en la occidental. Las peripecias de los personajes de Murakami, en ese sentido, son una búsqueda desesperada de esa ternura que, con suerte, algún día tuvieron —quizás a través de su madre— y que se oculta dormida en el fondo de su alma.
— Según García Gomila, bajo la rigidez de la sociedad japonesa late una ternura etérea, casi indetectable, pues está largamente reprimida en el alma japonesa y tal vez actualmente en la occidental. Las peripecias de los personajes de Murakami, en ese sentido, son una búsqueda desesperada de esa ternura que, con suerte, algún día tuvieron —quizás a través de su madre— y que se oculta dormida en el fondo de su alma.
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