Miradas, sensaciones, dudas...(II)

Miradas, sensaciones y dudas…(II)



Hace unos meses leí un artículo que hablaba que la inteligencia puede ser “contagiosa”.
Sin duda que era un titular periodístico para atraer la lectura dado que no es exactamente así. Lo que desarrollaban en el texto era que un ambiente intelectual bueno, donde se valore mucho el conocimiento, la curiosidad por el saber y donde la cultura y las preguntas a la realidad conocida estén siempre presentes, sin duda que serán un estímulo y desarrollo de habilidades cognitivas que podrían muchas de ellas englobarse en eso que llamamos inteligencia.

Tengo amigos a quiénes admiro por tener estas cualidades a las que se le suman la sensibilidad hacia los problemas de “todos” y no solo los individuales o propios. En algunos de ellos predominan más unas características que otras pero que hace que los demás cuando contactamos con ellos ya sea en la cercanía o en la distancia, percibamos que nos enriquecemos.
Días pasados me encontré en la calle con uno de ellos. Hablamos de pié en una esquina del barrio por donde paseamos a menudo. Durante los veinticinco minutos que duró esta charla informal tocamos de forma rápida y superficial pero espontáneamente conectados temas como la vejez, la muerte, la literatura, la familia, los recuerdos y la memoria, los animales, la necesidad de escribir, las diferencias entre las generaciones y la política.

En fin, cuando proseguí el camino me sentía mejor, diferente, ya que el estímulo “contagioso” que este amigo me había transmitido con sus reflexiones y dudas me catapultaron a pensar en los temas abordados con una energía placentera de esas que uno siente cuando avanza en el conocimiento. Buen alimento para el cerebro aunque dudo que la inteligencia notable de mi amigo se me haya contagiado pero sin duda me ha ayudado y enriquecido.

R.P

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