La amistad y la genética

En la sección Scilogs de la Revista de Investigación y Ciencia de este mes se ha publicado un artículo curioso sobre las relaciones entre amistad y genética. Más abajo está el el enlace del artículo y un comentario de Julio Rodríguez al respecto.


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Los amigos son más similares genéticamente entre ellos que con los demás

02/03/2019 Scilogs . Revista de Investigación y Ciencia

Julio Rodríguez
Científico, Biólogo, Doctor en Medicina Molecular, psicólogo, escritor y divulgador. Hago diagnóstico genético en la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica (FPGMX).
Fui investigador en genética de trastornos psiquiátricos en la Fundación Instituto de Investigación Sanitaria (FIDIS) y la Universidad de Santiago de Compostela (USC).
Trabajé un tiempo en la Universidad de Oxford y en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Madrid.

                                          Foto tomada de Clarín

Es bien sabido que los seres humanos tienden a agruparse con otros humanos con los que comparten gustos, aficiones, opiniones o características. Pero hasta ahora no se sabía si esta elección de amigos era debida a un factor ambiental (trabajar en el mismo sitio, vivir en el mismo sitio, ir a los mismos eventos, etc...) o mediada por los genes.

En un estudio publicado en la revista The Proceedings of the National Academy of Science (PNAS), se muestra que el factor genético es muy importante a la hora de elegir amistades. En dicho estudio, los autores demuestran que los grupos de amigos comparten un patrón genético similar, lo que sugiere que a la hora de "escoger" a nuestros amigos, nuestros genes tienen "algo que decir".

Para realizar el estudio, los investigadores, liderados por James Fowler, del departamento de sociología de la Universidad de California en San Diego, analizaron los patrones de variación genética en un grupo heterogéneo de 9000 hombres y mujeres entre los que se incluían amigos y extraños. Los genes estudiados fueron cuidadosamente seleccionados ya que se había visto previamente que estaban implicados en el comportamiento social.
Después de realizar diversos análisis, los datos arrojaron un resultado positivo. En el caso del gen DRD2 los amigos poseían la misma variante genética mientras que los extraños poseían la variante contraria. Además, esta correlación se producía incluso teniendo en cuenta el sexo, raza o cualquier otro posible factor que pudiese influir.

El gen DRD2 codifica para el receptor D2 de la dopamina. La dopamina es un neurotransmisor, es decir, un mediador de comunicación entre neuronas. De hecho está implicada en procesos de comportamiento y cognición, como el aprendizaje, la atención, el humor, la motivación o el sueño. Estudios recientes han descubierto que participa en los fenómenos de aprendizaje y adquisición de nuevos comportamientos, ya que es liberada cuando se consigue un objetivo positivo, activando los circuitos cerebrales de recompensa, lo que provoca una sensación de bienestar o placer. Teniendo esto en cuenta, su papel en los procesos sociales y de establecimiento de amistad es bastante razonable.

Lo más importante de este trabajo no es el hallazgo en sí, sino sus implicaciones indirectas. Estos resultados concuerdan perfectamente con las teorías elaborada por el genial biólogo británico Richard Dawkins. Según esta teoría, nuestros genes guían nuestro comportamiento con el único objetivo de pasar a la siguiente generación. De esta manera, nosotros cuidaríamos más a un familiar que a un extraño porque el familiar tiene más genes parecidos a los nuestros que el extraño. Si sobrevive el familiar, sobreviven nuestros genes. Según los resultados de este estudio, también escogeríamos a nuestras amistades según si tienen genes parecidos a los nuestros o no, en último término como una medida de "protección" para nuestros propios genes.

Esto que en principio parece tan extraño, no lo es si lo pensamos detenidamente. Los genes que tenemos influyen en nuestro comportamiento, en nuestro carácter, en nuestros gustos, en nuestras aficiones,... y esto hace que elijamos unas cosas u otras a lo largo de nuestra vida. Si esto lo hace el resto de la gente, al final nos acabamos juntando los que tenemos genes parecidos. Por ejemplo, nuestros genes nos hacen que seamos más arriesgados, eso hace que nos guste el deporte de riesgo, asistimos a eventos en los que se practiquen deportes de riesgo, y allí conoceremos a gente que también le gusta los deportes de riesgo, por lo tanto, acabaremos siendo amigos de esa gente. Este ejemplo se puede extrapolar a gente que tenga talento musical (irá al conservatorio con otros como ellos), que posea una capacidad intelectual elevada (se acabará relacionando con gente de su mismo nivel intelectual), gente que posea una capacidad de resistencia física especial (acabarán metidos en equipos de atletismo con gente como ellos), gente que posea una sensibilidad especial con el resto de seres vivos (acabará metida en un grupo ecologista con otros como ellos)... Como consecuencia, sin saberlo, nuestros genes nos llevan a conocer a gente que posee genes similares a los nuestros.

Harán falta nuevos estudios que corroboren lo que han encontrado estos investigadores americanos, pero en principio los resultados obtenidos son alentadores ya que tienen sentido desde el punto de vista evolutivo. Por supuesto, nada en la naturaleza pasa por casualidad, todo tiene una explicación. Si nuestros genes nos guían para que nos juntemos con otros individuos que tienen unos genes similares es por una razón, y esta razón es que un grupo cohesionado es un grupo fuerte, y un grupo fuerte, en un entorno natural, tiene muchas más opciones de sobrevivir que un grupo pequeño o débil. Más posibilidades de sobrevivir implican más probabilidades de reproducción y de supervivencia de la descendencia, lo que a fin de cuentas implica que los genes aumentan sus copias y pasan a la siguiente generación. Todo se reduce a eso, así de simple y así de complicado.

Referencias
Fowler, J., Settle, J., & Christakis, N. (2011). Correlated genotypes in friendship networks. Proceedings of the National Academy of Sciences DOI: 10.1073/pnas.1011687108
Domingue, B. W., Belsky, D. W., Fletcher, J. M., Conley, D., Boardman, J. D., & Harris, K. M. (2018). The social genome of friends and schoolmates in the National Longitudinal Study of Adolescent to Adult Health. Proceedings of the National Academy of Sciences115(4), 702-707.


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