Cualidades humanas: La astucia


Alberto Salamanca comparte con nosotros una entrada de su blog en la que trata sobre la astucia.  Una vez más nos muestra su mirada inteligente sobre una de las características de la personalidad humana.


La astucia





Paolo Veronese. Cena en casa de Leví. 1573. De © José Luiz Bernardes Ribeiro /, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=51965150

Como en la mayoría de los cuadros de Paolo Caliari, Paolo Veronese, los perros ocupan un lugar elocuente. La realista actitud del perro de primer plano, aparte de la incorporación de «bufones, armas y otras cosas absurdas» (sic) fue motivo de sanción del Santo Oficio al pintor veronés.

Los dominicos encargaron a Paolo Veronese una Última Cena para la Basílica de San Juan y San Pablo de Venecia, una pintura que sustituiría una anterior de Tiziano que fue destruida en un incendio. Veronese, fue transgresor en su obra, de modo que la Inquisición la rechazó solicitando modificaciones en la misma. Veronese delante del Tribunal del Santo Oficio rechazó cambiar su pintura, aunque le dio un nuevo título «Cena en casa de Leví», un episodio del Nuevo Testamento, en Lucas, que cuenta un banquete más profano. Una artimaña con la que las piezas «licenciosas» del puzle original podrían cobrar sentido al completarse con un nuevo título. La pintura se encuentra en la actualidad en la Academia veneciana.

El pintor se mostró astuto y conocedor de las Sagradas Escrituras. Porque se puede ser astuto siendo honesto, astuto sin engañar. Para evitar salir dañado. La astucia tiene que ver con la perspicacia, el ingenio, el ardid, la argucia, la artimaña y la habilidad para engañar, o darle la vuelta a una situación, obtener ventaja y lograr un objetivo. Pero ese objetivo puede ser honesto o indigno. ¿Sería desdeñable la astucia para obtener un objetivo ruin? Para algunos, la astucia sería una simple estrategia al servicio de cualquier objetivo y, por tanto, por sí misma, no debería ser considerada moral o inmoral. Para otros, la astucia que se basa en la mentira y el engaño, la traición o el chantaje, deja de ser astucia y se convierte en maldad. La simulación, vicio. El disimulo, virtud.

Cuando la astucia se despliega como arte del fingimiento y la simulación, cuando es la habilidad para engañar y lograr de modo artificioso un fin deshonroso, los efectos pueden ser graves en esferas como la política.
En ese sentido, Niccolò di Bernardo dei Machiavelli ―Maquiavelo―, en El Príncipe (1513) ―un «manual para gánsteres», según Bertrand Russell―, proponía que «[hay] que saber disfrazarse bien y ser hábil en fingir y disimular. Los hombres son tan simples y de tal manera obedecen a las necesidades del momento, que aquel que engaña encontrará siempre quien se deje engañar». Maestros del arte de la trampa, la mentira y las apariencias.  Por eso se ha de poner atención en no ser víctimas de engaños, pero esto resulta complicado en la medida que para ser realmente astuto es necesario no parecerlo, simular ser ingenuo. La astucia busca esconderse y evitar manifestarse quizá hasta el último momento, en que termina por hacerse patente al salir triunfante del encuentro.

En el otro extremo de la línea que ocupa la astucia, está la ingenuidad. En la sociedad en que nos desenvolvemos, cualquiera de nosotros preferiría ser tachado de astuto que de ingenuo. Sin embargo, la ingenuidad no se debe reducir a la mera candidez, o a la inocencia, o la imbecilidad pura y dura, sino que conlleva una sobreabundancia de claridad y de llevar la veracidad y la confianza mucho más lejos de lo en rigor obligatorio. Una explosión de sinceridad, decía Kant. Una confianza en exceso o innecesaria. Lo opuesto al subterfugio, una incapacidad para el disimulo debido a una exorbitante espontaneidad, y una ausencia de disposición para el recelo y la suspicacia.
Como siempre, en el punto medio de aquella línea, está la virtud, supongo.


La recomendación: Jean Sibelius. Kullervo, Op. 7: I. Introduction. Allegro moderato. (Sibelius. Bournemouth Symphony Orchestra: Paavo Berglund. Warner Classics. 2017).


Alberto Salamanca


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