Wagensberg: UNA IMPORTANTE PÉRDIDA. AFORISMOS SOBRE LA MUERTE
Hace unos días ha fallecido
Jorge Wagensberg. Fue un científico
y un intelectual destacado en campos como la termodinámica, matemática,
biofísica, microbiología, paleontología, entomología, museología científica y
filosofía de la ciencia.
Fue nombrado director del Museu de la Ciència de Barcelona, donde estuvo hasta 2005. Su labor más fecunda comenzó sin embargo en 2013, cuando asumió la dirección artística del Hermitage de Barcelona, el proyecto de museo global, una gran ágora para el estímulo del conocimiento, del que Wagensberg fue su inspirador.
En 1988 publicó un artículo titulado “El azar como elemento creador”, en el que explicaba la importancia de lo aleatorio en la ciencia (es la regla, no la excepción) y definía al azar como un elemento creador de ciencia.
También explicaba que no hay contradicción entre la búsqueda de certeza, propia de la ciencia, y que el azar sirva para crear conocimiento. Y añadía que la inyección de azar en los métodos de investigación es insoslayable de la predicción precisa de los procesos complejos.
El azar, en su sinuoso recorrido, se lo ha llevado ahora prematuramente. Estaba en el momento creativo más apasionante del Hermitage de Barcelona, pero como él mismo decía: para evolucionar necesitamos una ración diaria de imprevistos.
La muerte es la más sorprendente de las noticias previsibles, escribió Jorge Wagensberg en uno de sus libros de aforismos. Esa previsible sorpresa le ha alcanzado hoy en Barcelona, causada por un cáncer, a la edad de 69 años.
Con Wagensberg se va un científico enciclopédico: pionero de la divulgación científica en España, museógrafo que puso a Barcelona en el mapa global de los museos con CosmoCaixa, editor y escritor que tendió puentes entre ciencias y humanidades.
Fue un gran dinamizador de la cultura y la divulgación, un catalizador de la fusión de las dos parcelas [la científica y la humanística] y un referente museográfico mundial
Wagensberg estudió en la Universidad de Barcelona donde se licenció en 1971 y doctoró en 1976, y donde fue profesor de teoría de los procesos irreversibles desde 1981 hasta su jubilación en el 2016.
Uno de sus legados es la colección Metatemas (Libros
para pensar la ciencia), que fundó en 1983 con la editorial
Tusquets. La colección publicó más de 130 obras de autores como Schrödinger,
Einstein, Konrad Lorenz, Richard Feynman, Stephen Jay Gould, Jacques Monod,
François Jacob, Norbert Wiener, Murray Gell-Mann, Martin Gardner, Martin Rees,
Richard Dawkins, Benoît Mandelbrot, Lynn Margulis, Douglas Hofstadter, Sheldon
Glashow o René Thom. El propio Wagensberg es autor de más de 30 libros, algunos
de ellos publicados también en Metatemas.Fue nombrado director del Museu de la Ciència de Barcelona, donde estuvo hasta 2005. Su labor más fecunda comenzó sin embargo en 2013, cuando asumió la dirección artística del Hermitage de Barcelona, el proyecto de museo global, una gran ágora para el estímulo del conocimiento, del que Wagensberg fue su inspirador.
En 1988 publicó un artículo titulado “El azar como elemento creador”, en el que explicaba la importancia de lo aleatorio en la ciencia (es la regla, no la excepción) y definía al azar como un elemento creador de ciencia.
También explicaba que no hay contradicción entre la búsqueda de certeza, propia de la ciencia, y que el azar sirva para crear conocimiento. Y añadía que la inyección de azar en los métodos de investigación es insoslayable de la predicción precisa de los procesos complejos.
El azar, en su sinuoso recorrido, se lo ha llevado ahora prematuramente. Estaba en el momento creativo más apasionante del Hermitage de Barcelona, pero como él mismo decía: para evolucionar necesitamos una ración diaria de imprevistos.
En fin, con la muerte de
Wagensberg pierde nuestra sociedad a una persona muy inteligente, que ha
impulsado el conocimiento, la divulgación científica y siempre lo ha hecho
desde una perspectiva humanista. Creo que estamos algo huérfanos tras las
desapariciones recientes de Forges y ahora de Jorge Wagensberg.
En Sinapsis hemos reproducido muchos de
sus aforismos. Hoy lo hacemos con los relacionados con la muerte.
La muerte en aforismos
JORGE WAGENSBERG
Hace cientos de miles de años, junto al fuego, un
homínido se inclina sobre otro que agoniza. Es alguien muy cercano y siente
compasión. Sus miradas se clavan la una en la otra hasta que la del yacente se
desenfoca y la del sobreviviente se licúa. Entonces este se vuelve hacia la
noche estrellada y, por primera vez en toda la evolución, una porción de
materia se interroga por ella misma. Poco después tiene lugar un rito
funerario. Es el primer indicio de autoconciencia.
Quizá fuera un Homo neanderthalensis, quizá
un Homo antecessor, pero, fuera quien fuera, en aquel preciso
momento ese alguien comprendió que también él iba a morir. Desde entonces la
pregunta no ha dejado de planear sobre todo lo humano: ¿qué sentido tiene la existencia?
1. No hay manera de encontrar consuelo frente a la
certeza de que un día vamos a morir, ni siquiera pensando en lo bajísima que
fue en su día la probabilidad de que llegáramos a nacer.
2. La probabilidad de volver a nacer después de
muerto es colosalmente pequeña, pero no es nula como ilustra el hecho de que ya
hayamos nacido una primera vez.
3. Ahora ya no tiene arreglo, pero la muerte
necesaria es una innovación impuesta por la reproducción sexual.
4. Una bacteria aspira a la eternidad convirtiéndose
¡a tiempo! en su propia descendencia.
5. Si la medicina logra un día curar cualquier
enfermedad, ya nadie se atreverá nunca a cruzar una calle, porque una cosa es
perder la vida y otra muy distinta perder la eternidad entera.
6. Por simetría: ya sé dónde estaré después de
morir: más o menos donde estaba antes de nacer.
7. Uno se acaba de morir del todo cuando se muere el
último que le ha conocido vivo.
8. La frase más frecuente en las lápidas de los
cementerios, nunca te olvidaremos, descansa sobre la hipótesis tácita de que
solo se mueren los demás.
9. Los que prometen la gloria en el más allá a cambio
del sacrificio en el más aquí no necesitan libro de reclamaciones.
10. La muerte es la más sorprendente de todas las
noticias previsibles.
11. Vivir envejece, envejecer humilla y la mayor
humillación es morirse.
12. Se murió y a continuación algo se apagó
retrospectivamente en la mirada de todas las fotografías que de él se habían
tomado a lo largo de toda su vida.
13. Pensar en la vida genera tanta perplejidad como
pensar en la muerte.
14. Todo lo real es pensable (hipótesis de la
ciencia), pero todo lo pensable no tiene por qué ser real (hipótesis de la
literatura), luego la imaginación es más grande que la realidad entera (tesis
científico-literaria).
15. La invención del infierno: vivir es bajarse un
instante de la eternidad con el alto riesgo de arruinarla irreversiblemente.
16. A una expresión se le puede dar la vuelta para que
mejore su sonido sin que cambie su significado, por ejemplo, vida eterna en
lugar muerte eterna.
17. Tenemos muy poco tiempo para estar vivos y todo el
tiempo del mundo para estar muertos, pues qué pena, porque hay muchas maneras
de estar vivo y solo una de estar muerto.
18. Epitafio: lamento no estar en condiciones de leer este epitafio.
“Tenemos muy poco tiempo para estar vivos y todo
el tiempo del mundo para estar muertos, pues qué pena, porque hay muchas
maneras de estar vivo y solo una de estar muerto”
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Aforismos tomados de Babelia. Diario El
País.
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