Prisioneros de los relatos. R. Bonatti

Prisioneros de los “relatos”


René Bonatti


       



Dice Harari en su libro Nexus, que los relatos fueron la primera tecnología de la información relevante desarrollada por los humanos.

Establecieron los cimientos de la cooperación humana a gran escala e hicieron de los sapiens los seres vivos más poderosos de la Tierra. 

Un relato es la narración estructurada de un hecho, real o imaginario, que se hace a través del lenguaje oral o escrito. Dicho de otra forma, un relato es el recuento, generalmente breve, aunque no siempre, de una serie de eventos ocurridos en la realidad o en la imaginación. Casi siempre en la imaginación.


La palabra “relato” proviene del latín relatus, compuesto por las voces re- (“hacia atrás”) y latus (“llevado” o “conducido”), lo cual sugiere que todo relato aborda eventos ocurridos en el pasado. Esto, desde luego, no es necesariamente así, pero es cierto que los primeros relatos de la humanidad solían abordar un pasado mítico, épico y primigenio, ya que en su mayoría consistían en explicaciones narrativas sobre el origen del mundo y de la humanidad, a menudo teniendo como protagonistas a los dioses. Los relatos son algunas de las más antiguas fuentes literarias conocidas y los dioses unos de los primeros relatos humanos.

 Hoy los relatos, sobre todo en el ámbito de la política, de las narraciones patrióticas o del identitarismo, son la fuente más grande de mentiras, falsedades, construcciones ideológicas y por supuesto el sustrato de todas las religiones y sus “libros” respectivos.

En la mayoría de las "patrias" se elaboran contenidos y no se admiten controversias, sobre hechos históricos donde los patriotas y la historia de esos grupos humanos solo están agigantadas en sus supuestos valores o en un victimismo exagerado. Generalmente todo o casi todo es falso pero al parecer nuestra especie ¿necesita? de semejantes relatos para avanzar como grupo.


Entre los primates somos quizás los más desarrollados en cuanto al sistema nervioso central y particularmente en la esfera intelectual y cognitiva, pero aún no nos hemos podido desligar de la necesidad de agruparnos, “homogeneizarnos” y protegernos con alguna forma de relato. Sabemos que son, es decir que son construcciones humanas casi siempre ficticias y acomodadas a lo que queremos primar en cada momento histórico de una comunidad, pero los seguimos defendiendo y estratégicamente lo transmitimos en nuestro entorno y a nuestras generaciones futuras.

Estas construcciones histórico-ideológicas y afectivas al parecer están manejadas por los resortes del poder y son estos los encargados de hacerlas “eternas” e inamovibles. Pienso en las diferentes religiones hoy mayoritarias en el mundo, en las historias patrioteras de los estados nación, en los populismos, en la no asunción de errores como comunidad y todo esto casi siempre bajo el escudo de diferentes matices espúreos de los relatos predominantes. 


Visto el calentamiento global, las guerras probables con armas nucleares, las extremas desigualdades sociales, el apoderamiento de la IA y de la exploración del  espacio interestelar por las grandes corporaciones privadas,  en fin, pareciera que no nos queda demasiado tiempo para superar esta forma de comportamiento grupal, tribal o de “horda”. Pero a pesar de todo hay que ir construyendo las bases para superar semejante necedad.  Para ello debemos apoyarnos  en el  impulso del conocimiento científico enmarcado en principios humanísticos, democráticos y quitando las pasiones a las ideas nacionalistas, patrioteras vinculadas a un territorio o a“creencias” concretas. Si no destruimos antes al planeta, este se nos quedará cada vez más pequeño e inhóspito y debemos por sentido evolutivo, construir unas coordenadas para la supervivencia. Estas a su vez deben estar claramente relacionadas con el entendimiento entre los diferentes grupos humanos.


Estamos prisioneros de los relatos y los actuales relatos destruyen la convivencia.

Comencemos a liberarnos aunque sea construyendo transitoriamente otros, pero basados en la ciencia, las humanidades y las cualidades humanas de solidaridad y empatía que se traduzcan en justicia y libertad.

Como veis, este es otro relato, aunque más adecuado para acometer los retos del presente. Pero en última instancia, es un relato más. De este manera nos quitamos los grilletes de las manos pero todavía los  tenemos en los pies.

 Tenemos aún  un camino largo  por andar en el que debemos ser conscientes de las manipulaciones de la gran mayoría de los relatos.

La debilidad y fortaleza como especie están relacionada con ellos, pero vayamos con ojo avizor basándonos en principios éticos y morales que trasciendan los intereses grupales.





Comentarios

  1. Creo que no es posible liberarnos totalmente de los relatos. Los necesitamos. Algunos nos ayudan, nos dan fuerza o momentos placenteros. Pero si deberíamos valorar muy bien que relatos nos conducen a una convivencia más justa y pacífica y cuáles no. Incluso para prescindir de ellos necesitaremos otros relatos. Así somos…

    ResponderEliminar
  2. Relatar siempre tiene un sesgo de individualidad, ya que se imprime el punto de vista personal del relator, en cualquiera de sus formatos
    Por ende, cualquier relato nunca será reflejo veraz de los hechos relatados, necesitando, para buscar la realidad o verdad, cotejarlo con una o más fuentes.
    Así pues, en los relatos periodísticos (escritos, televisivos, radiofónicos, de redes sociales…) de un hecho, es imprescindible compararlo con lo expuesto en otras y distintas fuentes (editoriales, cadenas televisivas, personales…) para aproximarnos a la realidad.
    Vivimos en un mundo en la que la crítica (de criterio) está dominada, de forma equivocada, por la inmediatez, la primicia…”lo primero”
    Pensamos que “el directo”, venga de quien venga, es la verdad absoluta por no estar contaminada, y…nada más lejos de la realidad.
    Vemos el acto resultante, pero no la causa, ni a veces, el cómo ni el porqué.
    No tenemos los suficientes conocimientos para tener criterio.
    Y así, individuo tras individuo, tras individuo…forma una sociedad crédula, insensata, y polarizada fácilmente manejable.


    ResponderEliminar
  3. Son el único modo de conocer y conocernos en nuestro devenir… Antes, con muchísima interpretación subjetiva del relator… ahora , con muchas maneras de documentarlo…
    También, una fuente de encuentro, entretenimiento, y un modo de alimentar fantasías, buenas o malas, según relator y audiencia interesada…

    ResponderEliminar
  4. Podemos aceptar un relato como una visión del pasado pero siempre se tratará de una dimensión parcial de la verdad que se intenta reproducir. La verdad completa, algo tan intangible como lo que es, escapa a la memoria que de suyo es selectiva y sesgada, algo que cambia poco o mucho con el tiempo, pero mudable.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares