Relatos. Elsa Bueno Gaona y otros colaboradores

 

E M O C I O N E S




Puedes decir lo que quieras, qué mas da; abre o cierra puertas que los fríos ya no vuelan lentos, recorren el salón y a ráfagas nos parten por la mitad.

Deja de querer oírme la piel, ya no suena, ni canta ni se lamenta pero todo duele un poco más. Y no sé en que momento dejaste de saber quién era y que esta historia era real; que el istmo que me unía a tu península se hizo cada vez mas estrecho, se llenó de grietas y se rompió como el cristal; que me volví isla cuando me escondiste las estrellas y dejó de ser divertido el día que  tu voz, en la que yo siempre dormía, me impedía respirar. 

Nunca fuiste tan valiente como para asumir la verdad ni yo tan cobarde como para no darme cuenta de quiénes éramos en realidad: Tú siempre tan pegado a la tierra y yo la loca del aire que siempre quería bailar.

Y te vas de mi... pero la realidad amor, es que tú nunca estuviste aquí.

(ebg) Elsa Bueno Gaona

                                                                     ***  


El secreto

Daniel F.




Jorge nunca pensó que la historia que os voy a relatar le pudiera haber ocurrido a él. La verdad que tampoco los amigos que lo conocíamos desde hace muchos años hubiésemos creído estos hechos si no lo hubiéramos vivido en cierto modo también con él.

Cuando me refiero a los amigos estoy hablando de un pequeño grupo de personas, en realidad cuatro inseparables cuarentones que compartimos desde la niñez un sin fin de vicisitudes, aventuras y la propia evolución vital dada por los años.

Como suele ocurrir, cada uno de nosotros tenía una personalidad diferente con valores también distintos en algunas cuestiones pero que a pesar de ello estábamos unidos por ese sentimiento fuerte y perdurable que es la amistad.

Jorge era el más conservador de todos nosotros. Formal, serio y a menudo nos criticaba algunos de los comportamientos de los miembros de este pequeño grupo humano. Sus críticas sobre todo estaban en el terreno de la moral, del sexo y de los cortejos indiscriminados de algunos de nosotros en relación a las mujeres.

Él ahora tenía cuarenta y dos años y había formado una familia ejemplar al menos así la veíamos sus amigos desde fuera.

Estaba casado con Nuria y tenía dos hijas gemelas de diez años que eran su orgullo y de las que nos contaba vivencias triviales pero que a él le daban la felicidad. Con Nuria estaba siempre feliz y sonriente y la verdad que para nosotros ellos habían constituido un matrimonio admirable lo que ninguno de los demás de este pequeño grupo habíamos conseguido formar.

Desde las primeras semanas que Jorge se vio arrastrado a ese estado casi confusional que vivió lo compartió con nosotros y no porque estuviese acostumbrado a abrirse de ese modo su intimidad o sus sentimientos si no simplemente porque estaba desbordado.

Sus valores, su familia, sus hijas y en suma su vida cayeron como un castillo de naipes cuando conoció a Laura.

Una noche ya un poco tarde nos llamó a los amigos y  quedamos en reunirnos en un bar en el que a menudo nos veíamos para tomar unas cervezas y charlar.

Antes de contaros lo ocurrido os advierto que Jorge es una persona físicamente normal más bien soso y que aparentemente no tiene ningún atractivo particular.  Sin embargo los hechos que desestructuraron su vida podrían tener relación quizás  con un atractivo de Jorge que sus amigos nunca habíamos apreciado.

Aquella noche alrededor de una mesa y tomándonos unas copas, Jorge nos fue relatando el comienzo de su historia aunque varias veces más nos reuniríamos allí para abordar junto a él la situación por la que estaba atravesando.

Nos contó, al comienzo con algo de vergüenza aunque más tarde se desinhibió y no paró de hablar, que semanas atrás había conocido a Laura de forma fortuita.

Jorge es arquitecto y trabajaba en una empresa muy conocida. Surgió un proyecto común a compartir con otra entidad algo más pequeña y representando a esta llegó Laura a su estudio para elaborar de forma conjunta un proyecto de trabajo. Era un atardecer otoñal y dada la hora los demás trabajadores ya se habían marchado.

Tal como él lo cuenta, en el instante que le dio la mano en una presentación formal de cortesía sintió que su cuerpo sufría un cambio nunca antes percibido.

Sintió como su corazón se aceleraba, le invadió un extraordinario placer solo por el momentáneo contacto de sus pieles al estrecharse las manos y se sintió atravesado por la mirada de Laura quedando subyugado por el color miel de sus ojos y la temperatura y suavidad de su piel.

Bastó unos segundos para saber que había encontrado a un ser nunca imaginado por él.

Nos insistía Jorge que no fue la belleza de Laura la que le ocasionó ese movimiento sísmico a nivel sensorial y psíquico. Ella, nos contó, es delgada de mediana estatura, atractiva, con pelo castaño claro y con unos pechos no voluminosos pero para él los mejores del mundo. En este primer encuentro, observó Jorge como los muslos y caderas de Laura se marcaban a través de su vestido ajustado y de tela ligera y bastó solo eso, más la proximidad a ella para quedar confundido y alterado. Esa figura magnética y ese cuerpo  desde los  primeros minutos que la conoció actuaron como un detonante de la irracionalidad que comenzaba a percibir y se sintió invadido por unas sensaciones que parecían consecuencia de alguna droga psicotropa de placer y lascivia.

Estaba tan turbado que no podía razonar sobre el trabajo que tenía que realizar con esta colega recién conocida.

Tras media hora de titubeos laborales, ambos se dieron cuenta que no podían continuar así. Ella se acercó a Jorge y poniendo su mano sobre su antebrazo le dijo: Mejor lo dejamos por ahora.

Bastó ese nuevo contacto entre sus pieles para que el tímido y apocado Jorge se aproximara a ella y ambos se fusionaron en un beso húmedo, caliente, prolongado que quedaron sin respiración mientras sus lenguas se exploraban descubriéndose en cada una de sus papilas. Jorge acariciaba al mismo tiempo con sus manos los pechos, los pezones, el abdomen, hasta insinuarse hacia la ingle de Laura. Sus cuerpos parecían querer fusionarse el uno al otro.

Ella se recostó sobre la mesa y se subió la falda. Jorge bajó las bragas de Laura como iniciando un camino sin retorno al placer y a la lujuria. Y así fue.

Esos instantes vividos que luego se repetirían muchas otras veces constituyeron para Jorge un estado de máximo frenesí mezclado de gran pasión y de extraordinaria ternura que le llevaron  a nuestro amigo a vivir un estado casi irreal fuera del presente y de su vida cotidiana.

Minutos después de ese primer encuentro los dos estaban exhaustos pero no se separaron y  permanecieron abrazados un largo rato en aquella incómoda mesa de oficina. 

Más tarde se arreglaron la ropa, y ya de pie se fundieron en un largo abrazo preguntándose en una voz muy baja uno al otro cómo y por qué había ocurrido este encuentro tan animal y placentero a la vez.

Se sinceraron ambos reconociendo que era la primera ocasión en la que les había pasado algo así.

Cerraron la oficina y se fueron a cenar juntos como si fuesen una pareja de largo tiempo.

Nos contó Jorge que hablaron varias horas de ellos y de la vida sin dejar de estar asombrados por esa atracción inevitable que los dos tuvieron aquella tarde. 

A partir de ese momento se vieron todos los días. Algunas veces en casa de Laura y otras en hoteles de pueblos cercanos a los que acudían para no ser descubiertos por amigos o personas que los conociesen a alguno de los dos. Así se inició también el calvario de Jorge ya que comenzó a construir un mundo de mentiras a su mujer, a su familia y también en su trabajo. El tranquilo Jorge pasó a vivir un estado de zozobra constante donde se establecía la lucha moral en su interior entre la honestidad, la fidelidad y el engaño y la mentira. Sufría por esto pero le bastaba recordar el aroma de la piel de Laura o cuando con su boca ella recorría su cuerpo y sentía que sus principios y dudas se evaporaban y nuevamente ya estaba dispuesto a continuar con el engaño a su pareja y a sus hijas, a las que ya no miraba limpiamente a los ojos.

Laura nunca le pidió que rompiera con su mujer, simplemente le decía que era feliz con él a pesar de las circunstancias anormales en las que vivían.

Con el paso de las semanas necesitaban estar más tiempo juntos por lo que Jorge inventaba supuestos viajes para disponer sin más explicaciones horas y días y poder compartirlos con Laura.

Fue por entonces cuando nos llamó a los amigos para contarnos lo que le estaba ocurriendo. Todos quedamos conmocionados por el relato de Jorge y no atinábamos a darle algún consejo que él ya no lo hubiese contemplado.

Al comienzo todos pensábamos que el apasionamiento que vivía nuestro amigo era transitorio y comenzaría a decaer como suele pasar en estas situaciones.

Pero no fue así y cada vez que nos encontrábamos con Jorge lo veíamos más enamorado o diría mejor más dependiente física y psíquicamente de Laura.

Sin duda las experiencias sexuales, eróticas y también personales que ellos compartían parecían sacadas de una novela de ficción a los que nosotros sus amigos nos sentíamos arrastrados. Una vez seguimos a Jorge sin que él lo supiera y conocimos a Laura para darle cuerpo a las historias que ahora compartíamos.

Toda esta situación se prolongó unos meses hasta que Jorge, casi desequilibrado,  decidió romper con su mujer y abandonar su familia para constituir una nueva pareja con Laura.

Cuando se lo expuso a ella, ésta ni le contestó. Se dirigió hacia él y comenzó a besarlo y acariciarlo al comienzo con suavidad y después con pasión hasta culminar fundidos en un solo cuerpo impregnados de un erotismo y placer que les conducía a un distanciamiento gigantesco de la realidad de sus vidas.

Se durmieron abrazados juntos pero cuando Jorge se despertó ya no estaba allí Laura.

Nunca más la vio. La buscó por todos los medios pero fue infructuoso. Laura desapareció para siempre o al menos eso es lo que algunos creen a día de hoy.

Nuestro querido Jorge ya no es el de antes. Cuando quedamos para charlar con los amigos él está ausente. Ha perdido su empleo por bajo rendimiento, en su hogar ya no brilla la felicidad y además se siente una persona incoherente y débil.

Lo que jamás podré decirle es que ahora yo estoy saliendo con Laura. La encontré meses después de toda la historia que antes os conté. El encuentro  fue casual en una conferencia sobre  la teoría de las cuerdas.  Me acerqué a ella e hice lo imposible por estar cerca y charlar un rato hasta que lo conseguí, aunque guardé el secreto de  que yo era amigo de Jorge.

 Desde entonces no me he podido separar de Laura. Estoy viviendo una realidad casi onírica y no se cuanto durará pero ahora solo me importa el presente.

Daniel F.




Comentarios

  1. Me encanta leerte, Elsa. Cuanto sentimiento hay siempre en todo lo que escribes. Mucho antes tenías que haber empezado a publicar. 😍

    ResponderEliminar
  2. Sin duda Elsa no te deja indiferente cuando lees sus relatos.
    Los sentimientos que describe son tan reales como es ella..... 🥰😍, me encanta!

    ResponderEliminar
  3. Sensacional!!! Sensual y elegante descripción de un alejamiento. Elsa, esperamos una recopilación editada de todos tus escritos, sensaciones, situaciones, relatos...

    ResponderEliminar
  4. Elsa como siempre logras conmoverme , esa extraña sensación de ver plasmado mis sentimientos sin habértelos contado .
    Esperando tu recopilatorio

    ResponderEliminar
  5. Elsa como siempre logras conmoverme , esa extraña sensación de ver plasmado mis sentimientos sin habértelos contado .
    Esperando tu recopilatorio

    ResponderEliminar
  6. Elsa como siempre logras conmoverme , esa extraña sensación de ver plasmado mis sentimientos sin habértelos contado .
    Esperando tu recopilatorio

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares