Adios a un gran poeta: Joan Margarit. Poemas
El verso tenía que salir de su interior, de sí mismo. Solo así serviría para dar consuelo a una persona cualquiera, “también la que está a 5.000 kilómetros; y además ha de valerle para cuando tenga 18, 45, 60 y 80 años siendo como se es personas distintas; porque, si está bien hecho, en un poema hay mil poemas”. Eso decía sobre su poesía clara, hija de la emoción, Joan Margarit, quizá el bardo más popular de las letras españolas contemporáneas. Fallecido este martes en Sant Just Desvern (Barcelona), víctima de un cáncer a los 82 años, fue capaz de obtener con títulos como Joana y Casa de Misericordia ventas más propias de las novelas. Creador de una obra plenamente bilingüe en catalán y castellano, ganó premios como el Reina Sofía de Poesía y el Cervantes, en 2019. (Párrafo de un extenso obituario de Margarit publicado en El País).
El lector de Margarit puede acudir ahora, en su ausencia, a los versos de un poema de Joana: “La muerte no es más que esto: el dormitorio, / la luminosa tarde en la ventana, / y este radiocasete en la mesita / -tan apagado como tu corazón- / con todas tus canciones cantadas para siempre. / Tu último suspiro sigue dentro de mí / todavía en suspenso: no dejo que termine”.
A continuación algunos poemas de Margarit.
IDENTIDAD
¿Qué hacer con las palabras al final?
Sólo puedo buscar, para saber qué soy,
en la infancia y ahora en la vejez:
ahí es donde la noche es fría y clara
como un principio lógico. El resto de mi vida
es una confusión por todo aquello
que nunca he comprendido:
las tediosas dudas sexuales
y los inútiles relámpagos
de inteligencia. Debo convivir
con la tristeza y la felicidad,
vecinas implacables.
Se acerca la última verdad, durísima y sencilla.
Como los trenes que en la infancia,
jugando en el andén, me pasaban rozando.
BODAS DE ORO
Mujer que enamoras el tiempo
con la pasión de tu cabello blanco,
tu fría pulcritud azul invierno.
Hoy el amor es esta inteligencia
de una mirada erótica y amable
que ya no necesita mentir más.
La vida es, con la edad, un patio que da al norte
y tú lo has convertido en un jardín.
Íntima Venus mía, sensualidad callada
de la fuerza que tienen los recuerdos.
Tan sólo el sexo es cálido.
Hay lágrimas que son las mejor protegidas.
Lobos y buitres las custodian.
HIJO EN EL INVIERNO
El tren se detenía antes del alba
en la estación desierta. Caminábamos
sintiendo el aire frío
por las calles oscuras y vacías
hasta que se encendieron las luces de un café.
Allí esperamos a que amaneciera
y a que se abriera la Maternidad.
En una madrugada fuimos ricos.
Al fondo de nosotros podemos ver aún
amanecer en las estrechas calles
y la hilera de cunas en penumbra.
Hoy aquel niño es músico de jazz.
Mientras escucho cómo toca el saxo
en este club de Ciutat Vella,
se iluminan al fondo del pequeño escenario
los cristales de un tren o de un café al alba:
la luz tenue que aún sigue encendida
allí donde empezó,
tímidamente, nuestro amor por él.
Poema inédito de Joan Margarit
Conmovedora indiferencia
Pensé que me quedaba todavía
tiempo para entender la honda razón
de dejar de existir. Lo comparaba
con el desinterés, con el olvido,
con las horas del sueño más profundo,
pensando en esas casas donde un día vivimos
y a las que no hemos vuelto nunca.
Pensaba que lo iba comprendiendo,
que me iba liberando del enigma.
Pero estaba muy lejos de saber
que yo no me libero. Me libera la muerte,
permite, indiferente,
que me vaya acercando hasta alguna verdad.
Inexplicablemente, esto me ha emocionado.
En el enlace siguiente podéis leer y escuchar poemas de Margarit
http://www.joanmargarit.com/es/poemas-para-leer-y-escuchar/
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