Recomendaciones culturales diversas para esta semana

Al ir pasando este largo confinamiento observamos que ya estamos algo cansados e inseguros sobre lo que nos depara cuándo salgamos de él. También nuestros gustos o necesidades culturales para "pasar" el tiempo han ido mutando.  Hoy os hago algunas sugerencias para cambiar de ritmo.



I) Literatura


Una novela inolvidable y quizás apropiada para la época que vivimos


II) Aforismos sobre el amor

Son para leer, pensar y charlar con los amigos o quién uno prefiera.

      A continuación se exponen algunos de ellos tomados del blog de Iberlibro.

Hay amores tan bellos que justifican todas las locuras que hacen cometer. —Plutarco.

2Las cartas de amor se empiezan sin saber lo que se va a decir y se terminan sin saber lo que se ha dicho. —Jean-Jacques Rousseau.

3No ser amados es una simple desventura; la verdadera desgracia es no amar. —Albert Camus.

4El amor es intensidad y por esto es una distensión del tiempo: estira los minutos y los alarga como siglos. —Octavio Paz.

5El amor es el anhelo de salir de uno mismo. —Charles Baudelaire.

6Temer al amor es temer a la vida, y los que temen a la vida ya están medio muertos. —Bertrand Russell.

7El amor es una maravillosa flor, pero es necesario tener el valor de ir a buscarla al borde de un horrible precipicio. —Stendhal.

8Es tan corto el amor y es tan largo el olvido… —Pablo Neruda.

9El amor se compone de una sola alma que habita en dos cuerpos. —Aristóteles.

10El verdadero amor no es el amor propio, es el que consigue que el amante se abra a las demás personas y a la vida; no atosiga, no aísla, no rechaza, no persigue: solamente acepta. —Antonio Gala.

11¿Por qué, si el amor es lo contrario a la guerra, es una guerra en sí? —Benito Pérez-Galdós.

12El amor es una pieza de teatro en la que los actos son muy cortos y los entreactos, muy largos. ¿Cómo llenar los intermedios sino mediante el ingenio? —Ninon de l’Enclos.

13Hay que saber que no existe país sobre la tierra donde el amor no haya convertido a los amantes en poetas. —Voltaire.

14En asuntos de amor, los locos son los que tienen más experiencia. De amor no preguntes nunca a los cuerdos; los cuerdos aman cuerdamente, que es como no haber amado nunca. —Jacinto Benavente.

15Hay quien ha venido al mundo para amar a una sola mujer y, consecuentemente, no es probable que tropiece con ella. —José Ortega y Gasset.

16Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección. —Antoine de Saint-Exupéry.

17Nacemos solos, vivimos solos, morimos solos. Sólo mediante el amor y la amistad podemos crear la ilusión momentánea de que no estamos solos. —Orson Welles.

18Sabes que estás enamorado cuando no quieres acostarte porque la realidad es por fin mejor que tus sueños. —Dr. Seuss.


Y para aquellos que hayan venido en busca de esa frase perfecta para conquistar a alguien, Julio Cortázar sale al paso:
Ven a dormir conmigo: no haremos el amor. Él nos hará.


¿Qué piensas tú de este tema?. ¿Eres capaz de hacer un aforismo sobre el amor o el enamoramiento?


III) Crónicas de esta cuarentena
Federico Soriguer nos acompaña con sus crónicas diarias durante este confinamiento


IV) Serie de televisión


Serie muy entretenida. Una visión de la corrupción policial británica desde dentro. Tiene sus altibajos pero entretiene bastante para ver en estos días


V) Cine

LA FAMILIA (Italia, 1987) Ettore Scola   https://www.ok.ru/video/1143593700054


VI) Música clásica
Bach. Para relajarnos un poco de la tensión de la pandemia.

https://youtu.be/6v2aZtIoLOs


VII) Arte
Leer esta revista Apuntes de arte. Adjunto dos enlaces que corresponden a dos artículos.

https://apuntesdearte.es/el-perro-de-goya-antonio-saura/ 

https://apuntesdearte.es/genealogias-arte-historia-arte-visual-museo-picasso-malaga/

VIII) Artículo periodístico recomendado
1977/2020

Fernando Vallespín. El País



Una de las características del actual momento es la fascinante paradoja de que la sociedad se mueve a una inmensa velocidad justo cuando los seres humanos permanecen inmóviles. O, dicho de otra manera, que cuando una sociedad se para, cuando no se hace nada, cuando todo se detiene, es cuando se produce la mayor transformación. Para mal, se entiende. El no hacer es lo más disruptivo porque todo está pensado para un movimiento incesante, para la acción perpetua. Es como apagar el motor, el vehículo se detiene, y cuanto más tiempo permanezca inmóvil, más difícil será después que vuelva a arrancar y coger la velocidad anterior.

Una de las pocas ventajas de estos momentos es que han sacado a la luz cómo la vida social consistía esencialmente en eso, en no parar, en seguir en marcha, que el movimiento, lo que nos sostiene, importaba más que el destino. Por seguir con la metáfora, lo decisivo no era tanto el llegar a algún sitio cuanto el mantenernos activos. Y esto, que sirve sobre todo para el sistema productivo, afecta también a la política. Su parte de gestión institucional, el Estado, como bien señaló Peter Sloterdijk, era lo más parecido a un “taller de reparaciones”. Se encargaba, por tanto, de remediar los pequeños o grandes destrozos que se iban introduciendo en ese perpetuum mobile en el que estábamos inmersos. Aquí también, impedir que el motor se gripara pasó a ser más importante que el encaminar al vehículo en una determinada dirección. Y en la dimensión de la política democrática como disputa partidista, el principio de movimiento se consumía en la acción incesante por conservar el poder o acceder a él. El fin, el único destino buscado era conseguirlo. Luego ya se vería hacia dónde poder conducir la maquinaria.

Ahora que toca volver a arrancar el motor es importante que no nos olvidemos de que hay otro aspecto de la política que permanecía oculto: que esta debe tener un telos, que hay que encaminarla en alguna dirección. Por eso, cuando se vuelve a hablar de los Pactos de la Moncloa tendemos a perder de vista que lo que facilitó el acuerdo no fue solo la reparación del sistema económico. Este fue un mero medio para conseguir el fin, la vuelta de la democracia. Cuando hay un objetivo compartido, el entendimiento sobre los medios es casi mecánico. Hoy el fin compartido no es tan brillante, pero no por eso menos imperativo: evitar el mal mayor, la seguridad sanitaria y el derrumbe del sistema productivo. Ni eso. Después del debate del pasado jueves en el Congreso, ha quedado claro que estamos librando dos guerras, la guerra contra el virus y la de los políticos entre sí.

¿Qué tiene que pasar en este país para que seamos capaces de unirnos?

Aunque casi todo se ha detenido, sigue a toda máquina el movimiento de la fiera lucha política, que se impone incluso sobre la racionalidad más palpable. Lo malo es que si esto no se para, si no detienen su maquinaria cainita, no habrá forma de conseguir que el resto vuelva a ponerse en marcha en condiciones. El método ya lo conocemos, volver a 1977. Nos induce a la nostalgia, pero también a la esperanza. Como dijo Maquiavelo, en momentos de “crisis de la república” hay que retornar al espíritu que marcó sus inicios. Todo era en blanco y negro, pero proporcionó la época más luminosa de la historia española.

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