Diario de cuarentena (5): "Contemporáneo"

Contemporáneo

Carlos Bustamante

Definir con precisión qué personas o acontecimientos son contemporáneos a uno no siempre es fácil.
Se entiende por contemporáneo a lo que existe al mismo tiempo que otra cosa o que pertenece a la misma época que ella o también al individuo que vive en el mismo espacio temporal  que otra persona o en la época en la que se produce un suceso que se menciona.
En fin depende también del observador y del transcurso del tiempo para este mismo observador. A lo largo de la vida de una persona podríamos decir que todos los que conviven o han convivido con un individuo al mismo tiempo son sus contemporáneos. Pero el camino vital de una persona no es estático, evoluciona en el tiempo. Por ello uno es contemporáneo de muchos individuos pero las relaciones personales o culturales a la distancia que uno establece con otros a lo largo de la vida van variando y modificando su importancia en relación al observador según la edad del mismo, entre otras muchas razones.
Por ello los límites hacia adelante o hacia atrás sobre quiénes son nuestros contemporáneos se difuminan, son menos nítidos y semejan las veladuras cambiantes de una pintura al óleo.

Existen o existieron personas que fueron contemporáneas de uno pero que con el paso del tiempo fueron desapareciendo en ocasiones sin estridencias y otras dejándonos una marca perdurable por las consecuencias de sus ausencias.
Me refiero a “contemporáneos” de uno que generalmente por fallecimiento se separan de nuestras vidas y sin embargo nos han dejado improntas profundas en nuestros conocimientos, nuestra personalidad o simplemente en nuestros recuerdos que están aderezados por sentimientos, sensibilidades o que han penetrado en nosotros sin que siquiera que fuésemos conscientes de ello.
Como ejemplos tenemos amigos de la infancia, nuestros maestros o profesores, nuestros padres, compañeros de profesión o aquellos amigos que forman parte importante de nuestra vida. En los contemporáneos creo que no solo están los seres cercanos si no también los lejanos que ni siquiera hemos conocido personalmente pero que han influido de forma importante en nuestras vidas o en nuestra forma de pensar o sentir como pueden ser los gobernantes, dictadores, literatos, músicos, pintores y un sin fin de otros ejemplos que forman parte de nuestra definición de contemporaneidad.

He reflexionado sobre este concepto al recordar a mis maestras de la infancia, a  amigos desaparecidos-asesinados por una dictadura, a directores de cine, a escritores, a filósofos, a científicos y también a los amigos que actualmente me hacen mejor el día a día.
He sido contemporáneo de Jorge mi amigo de la infancia que ya falleció, también de mi inolvidable maestra de primaria y de mi entrañable profesora de  Física del bachillerato y también de muchas otras personas que en este instante se asoman a mis recuerdos.
Soy también contemporáneo de un niño vecino de casa pero seguramente nuestra contemporaneidad se irá desdibujando con el paso del tiempo dado los años que nos separan.  En fin, me he planteado esta cuestión de los contemporáneos al sentir con dolor la desaparición de personas lejanas a mí pero que formaron parte de mi vida aunque fuese a la distancia. Me pasó con muchas personas a lo largo de mi existencia y en los últimos meses con la muerte de George Steiner, José Luis Cuerda, Kirk Douglas, José María Calleja y Marcos Mundstock entre otros.
George Steiner
José Luis Cuerda
Kirk Douglas

Además de lo que cada uno de ellos aportó a mis conocimientos o al disfrute de  sus obras o al enriquecimiento en valores, también significó para mí la constatación contundente del paso del tiempo y el final de la vida.

La templanza de Steiner al defender sus originales ideas, las horas de entretenimiento vividas con Kirk Douglas, las imágenes depositadas en mis neuronas creadas por Cuerda (entre ellas los fotogramas finales de la Lengua de las mariposas), y la admiración a la valentía democrática y a las opiniones sensatas de Jose Mari Calleja, hacen que sus ausencias me produzcan dolor, desasosiego, tristeza y soledad. 
José María Calleja
La semana pasada falleció también Marcos Mundstok de quién  aprendimos a gozar de  un humor fino e inteligente. Para los que no lo conozcáis os hago un breve resumen de su persona.

Marcos Mundstock  fue actor, periodista, comediante y guionista. Formaba parte de un grupo llamado Les Luthiers que es un grupo argentino de humor (muy popular en España) que utiliza la música como un elemento fundamental de sus actuaciones, con instrumentos informales creados a partir de materiales de la vida cotidiana. De esta característica proviene su nombre: luthier, que en francés significa "creador de instrumentos musicales". 
Marcos Mundstok

Marcos Mundstock  nació en Santa Fé (Argentina) en 1942 y falleció hace unos días (22 de abril) en Buenos Aires
 Mundstock tenía la doble nacionalidad hispano-argentina y era hijo de inmigrantes del este europeo.

Hago un balance de otros personas contemporáneas a mi, unas muy cercanas como mis amigos y otras lejanas pero importantes y tremendamente nefastas como Trump, Bolsonaro, Orban y todos los de su calaña. También desgraciadamente son mis contemporáneos esos políticos-hienas que veo en televisión que más que dirigirse al gobierno por los temas de la pandemia actual para aportar y criticar constructivamente, los observo y veo en sus rostros y tonos de voz, la presencia del odio y del interés mezquino que a veces tenemos en la política.

Bueno, tras esta salva de ideas enrevesadas y poco claras cierro este texto-borrador en esta mañana de cuarentena cuando aún nos quedan muchas incertidumbres respecto a este virus que está cambiando de forma progresiva y sutil nuestras vidas.
  Para disfrutar del recuerdo de Marcos Mundstok os adjunto el enlace de un video en el que con su humor característico nos habla sobre aspectos del idioma. Hasta la próxima.











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