Artículos de prensa: Por un conocimiento responsable
Días pasados en el periódico Diario Sur el Dr. Federico Soriguer
publicó un interesante artículo sobre aspectos relacionados con las personas y la
concepción de la ciencia y de la tecnología en el mundo actual.
Transcribo a continuación este artículo que seguramente nos
ayudará también a entender algunas facetas de nuestra realidad.
Por un conocimiento responsable
FEDERICO SORIGUER. MIEMBRO DE NÚMERO DE LA
ACADEMIA MALAGUEÑA DE CIENCIAS
La ciencia ha cambiado, pero los científicos, hoy
más que nunca, no pueden vivir ya de espaldas a las consecuencias del
conocimiento que generan

A Cajal le gustaba decir que la constancia es la
inteligencia de los pobres y es este tipo de inteligencia la que el Dr. Porta
ha llevado a Malawi. Un proyecto de colaboración que sin prisa pero sin pausa
desde hace más de un cuarto de siglo, en un lugar perdido de la sabana, ha
construido pantanos, depósitos de agua, escuelas, hospitales e, incluso,
acometido una concentración parcelaría, en estrecha colaboración con los
habitantes locales, especialmente las mujeres. Y todo esto sin ruido, sin ese
pavoneo al que ciertos médicos son tan dados cuando llevan a cabo alguna
colaboración solidaria. Ya de vuelta a casa, por esas extrañas asociaciones de
ideas de la imaginación humana, me acordé de una reunión en Barcelona con un
reducido grupo de líderes profesionales y científicos, allí convocados para
hablar de gestión del conocimiento. Me costó trabajo tomar la palabra ante tan
selecto auditorio pero una vez superado el hándicap del origen científico,
propuse al auditorio debatir dos tesis. La primera era sobre financiación. Una
cosa es la financiación de proyectos concretos que deben ser hechos, como es
natural, en régimen de concurrencia competitiva y otra cosa es la gestión del
conocimiento a nivel nacional, aclaré. Cité para ayudarme a Aristóteles en su
Ética a Nicómaco cuando dijo aquello de que «la justicia consiste en tratar
igual a los iguales y desigual a los desiguales», tesis que luego hicieron suya
teóricos de la justicia como John Rawls. Así, dije allí, mientras que los
proyectos debían tener como objetivo trabajar en la frontera del conocimiento y
por tanto había que financiar a los mejores vinieran de donde vinieran, la
cultura científica, como la musical o la humanística, son bienes imprescindible
para el desarrollo de cualquier comunidad, y deben ser distribuidos según
cierto principio de justicia. Me pidieron que concretara y les dije que me
parecía bien que una parte de los recursos científicos del país estuviese
destinada, como hasta ahora, a proyectos en régimen de concurrencia competitiva
pero que otra parte se debería destinar a las comunidades autónomas para la
política de regeneración cultural científica.
La repuesta por parte de aquella 'nomenclatura'
científica, que ya entonces se llevaba por méritos propios una parte muy
sustancial del presupuesto nacional de ciencia, fue echar mano de la parábola
de los talentos (Mateo, 25) y para que no quedaran dudas una conocida
científica catalana me dijo sin cortarse un pelo: «Federico tú lo que quieres
es un PER científico para Andalucía». Le ahorro al lector mi respuesta.

Yo no pude convencer a aquellos engreídos
científicos catalanes, pero el testimonio del doctor Porta sí que me convenció
a mí, y es este un regalo por el que siempre le estaré agradecido.
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