REFLEXIONES DE UN CIUDADANO
Hoy leo las noticias de que ha aumentado la desocupación, la
precariedad laboral, las pensiones están en peligro, la sanidad ha empeorado,
los científicos se marchan del país o van al paro y que en los parámetros
comparativos de educación ocupamos los últimos lugares.
A pesar de que todo esos datos me preocupan mucho, valoro que
estamos en el continente donde se han logrado las mayores cotas de libertad,
progreso y estabilidad tras siglos de violencia irracional y de desigualdades
sociales.
Durante estas meditaciones me sorprendo que una de las regiones
más ricas y prósperas del país como es
Cataluña y que habiendo conseguido los mayores niveles de autonomía
comparándolos con cualquier otro lugar del mundo se encuentre paralizada por la
sin razón y la estupidez humana.
El deseo de cientos de miles de ciudadanos que en contracorriente
con la historia quieren “su independencia” y constituirse en un micro estado a
pesar de que eso vaya en contra de más de la mitad de la población de esa
sociedad, me deja perplejo.
Creo que no resiste discusión el hecho, que está demostrado
históricamente, que los nacionalismos identitarios supremacistas (que son
todos), conducen siempre a la violencia, a la pobreza, al aislamiento y cuando
han bajado las emociones, productos de idealizaciones de la masa en movimiento,
vienen los arrepentimientos y la tristeza por el daño producido.
¿Cómo es que habiendo personas independentistas tan inteligentes y
cultas en Cataluña mantengan estas ideas obsoletas?
¿Se puede aceptar y seguir votando a individuos que han desafiado
las normas de un estado de derecho, cometido actos ilegales a pesar de las
reiteradas advertencias y que después
los hemos visto lamentarse de que les aplicasen las leyes creadas y asumidas
por todos en un estado democrático?
¿Se puede creer en aquellos que declaran una independencia y a los
segundos la dejan en suspenso?. ¿Se puede confiar en aquel político que huye de
la justicia y se ofrece a gobernar telemáticamente?. ¿Se puede ver el
desgobierno de la sociedad por la paralización que algunos políticos han
producido y seguir apoyándolos? En fin el listado de preguntas podría ser
interminable.
Reflexiono e intento comprender sus aspiraciones. Me parece
legítimo que discrepen de cómo se han desarrollado las políticas
estado/autonomía, que denuncien a los malos gobiernos que han desoído sus
reivindicaciones en determinados aspectos, que necesiten emocionalmente del folclore
local de banderas, símbolos, bailes, costumbres (casi todos los pueblos las
necesitan) pero que todo ello los conduzca a un enfrentamiento con el estado y
con más de la mitad de su propia población conduciendo a toda la sociedad hacia
la violencia, a la pobreza y al retroceso social adornado de gigantescas
mentiras, ya me parece increíble.
Quizás esté equivocado pero pienso que los independentistas
separatistas que mantienen esas posturas dada la irracionalidad que va en
contra del sentido de la historia del mundo actual solo puede estar cimentada
en una visión emocional, parcial, pueblerina que llega a los estratos más
profundos de nuestro cerebro afectivo. Eso se consigue como ya
históricamente se ha demostrado en otras
latitudes con la manipulación histórica-ideológica, victimismo,
supremacismo y falseamiento de la
realidad social y política realizada día a día, año tras año y multiplicada a
través de ya varias generaciones que han vivido en democracia. Esto se realiza
en las escuelas, en los medios de comunicación, en las familias donde en
ocasiones se llega a sentir que el dictador Franco sigue vivo como símbolo de
España que los oprime.
Estoy sorprendido, decepcionado y triste de las limitaciones que
tenemos los humanos para consensuar posturas que nos permitan avanzar como
sociedad donde lo más preciado debería ser el conocimiento, la igualdad, la
libertad, la ciencia, la sanidad, la protección de los más débiles y una cultura humanista que nos una y no nos
separe y que nuestras reivindicaciones tengan como base la historia objetiva de
las sociedades y la ciencia para entender nuestros propios comportamientos.
Para animarme me trazo un plan para esta tarde. Oiré música,
saldré a caminar, charlaré con mis amigos, pasearé a mi perro y quizás me vaya
al cine. Al menos hoy, no seguiré atento a las noticias no vaya a ser que me
entere que ya vivimos en una sociedad donde un robot fugitivo y desde un sitio incierto es mi
nuevo presidente del gobierno. Quizás a
algunos le de lo mismo siempre que ese robot sea de los “suyos”.
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