REFLEXIONES DE UN CIUDADANO


Reflexiones de Juan García

Hoy leo las noticias de que ha aumentado la desocupación, la precariedad laboral, las pensiones están en peligro, la sanidad ha empeorado, los científicos se marchan del país o van al paro y que en los parámetros comparativos de educación ocupamos los últimos lugares. 
A pesar de que todo esos datos me preocupan mucho, valoro que estamos en el continente donde se han logrado las mayores cotas de libertad, progreso y estabilidad tras siglos de violencia irracional y de desigualdades sociales.
Durante estas meditaciones me sorprendo que una de las regiones más ricas y  prósperas del país como es Cataluña y que habiendo conseguido los mayores niveles de autonomía comparándolos con cualquier otro lugar del mundo se encuentre paralizada por la sin razón y la estupidez humana.
El deseo de cientos de miles de ciudadanos que en contracorriente con la historia quieren “su independencia” y constituirse en un micro estado a pesar de que eso vaya en contra de más de la mitad de la población de esa sociedad, me deja perplejo.
Creo que no resiste discusión el hecho, que está demostrado históricamente, que los nacionalismos identitarios supremacistas (que son todos), conducen siempre a la violencia, a la pobreza, al aislamiento y cuando han bajado las emociones, productos de idealizaciones de la masa en movimiento, vienen los arrepentimientos y la tristeza por el daño producido.
¿Cómo es que habiendo personas independentistas tan inteligentes y cultas en Cataluña mantengan estas ideas obsoletas?
¿Se puede aceptar y seguir votando a individuos que han desafiado las normas de un estado de derecho, cometido actos ilegales a pesar de las reiteradas advertencias  y que después los hemos visto lamentarse de que les aplicasen las leyes creadas y asumidas por todos en un estado democrático?
¿Se puede creer en aquellos que declaran una independencia y a los segundos la dejan en suspenso?. ¿Se puede confiar en aquel político que huye de la justicia y se ofrece a gobernar telemáticamente?. ¿Se puede ver el desgobierno de la sociedad por la paralización que algunos políticos han producido y seguir apoyándolos? En fin el listado de preguntas podría ser interminable.
Reflexiono e intento comprender sus aspiraciones. Me parece legítimo que discrepen de cómo se han desarrollado las políticas estado/autonomía, que denuncien a los malos gobiernos que han desoído sus reivindicaciones en determinados aspectos, que necesiten emocionalmente del folclore local de banderas, símbolos, bailes, costumbres (casi todos los pueblos las necesitan) pero que todo ello los conduzca a un enfrentamiento con el estado y con más de la mitad de su propia población conduciendo a toda la sociedad hacia la violencia, a la pobreza y al retroceso social adornado de gigantescas mentiras, ya me parece increíble.
Quizás esté equivocado pero pienso que los independentistas separatistas que mantienen esas posturas dada la irracionalidad que va en contra del sentido de la historia del mundo actual solo puede estar cimentada en una visión emocional, parcial, pueblerina que llega a los estratos más profundos de nuestro cerebro afectivo. Eso se consigue como ya históricamente  se ha demostrado en otras latitudes con la manipulación histórica-ideológica, victimismo, supremacismo  y falseamiento de la realidad social y política realizada día a día, año tras año y multiplicada a través de ya varias generaciones que han vivido en democracia. Esto se realiza en las escuelas, en los medios de comunicación, en las familias donde en ocasiones se llega a sentir que el dictador Franco sigue vivo como símbolo de España que los oprime.
Estoy sorprendido, decepcionado y triste de las limitaciones que tenemos los humanos para consensuar posturas que nos permitan avanzar como sociedad donde lo más preciado debería ser el conocimiento, la igualdad, la libertad, la ciencia, la sanidad, la protección de los más débiles  y una cultura humanista que nos una y no nos separe y que nuestras reivindicaciones tengan como base la historia objetiva de las sociedades y la ciencia para entender nuestros propios comportamientos.

Para animarme me trazo un plan para esta tarde. Oiré música, saldré a caminar, charlaré con mis amigos, pasearé a mi perro y quizás me vaya al cine. Al menos hoy, no seguiré atento a las noticias no vaya a ser que me entere que ya vivimos en una sociedad donde un robot  fugitivo y desde un sitio incierto es mi nuevo presidente del gobierno.  Quizás a algunos le de lo mismo siempre que ese robot sea de los “suyos”.

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