PROBLEMAS EN NUESTRA SOCIEDAD: LA SANIDAD Y SUS HOSPITALES
Sin duda que nuestra sociedad tiene muchos problemas. Entre los más importantes están la sanidad, la educación, la investigación y por supuesto el paro y la precariedad laboral.
Hoy trataremos de uno de ellos, la sanidad y sobre todo del debatido tema de nuestro hospital más emblemático de Málaga y también de los proyectos de un nuevo y gran hospital.
A continuación transcribo con la autorización del autor, un artículo publicado sobre este tema hace solo unas semanas en el Diario Sur de Málaga, El autor es un conocido y prestigioso médico de nuestra ciudad y que ha trabajado durante décadas en la sanidad pública y concretamente en el Hospital Regional (Carlos Haya). Después de la publicación de este artículo se comunicó en prensa la disposición de las autoridades provinciales y de la Junta de Andalucía de por fin acordar la construcción de un nuevo hospital. Muchas cosas pasarán hasta entonces por lo que los comentarios del artículo del Dr. Colmenero sigue teniendo vigencia. Os invito a leerlo.
El hospital desvertebrado

A principios de los 70 ya eran evidentes los
signos que indicaban que la medicina sufriría de forma inminente profundos
cambios sociológicos y asistenciales. Avances tecnológicos como la
generalización de la ventilación mecánica, el acceso fácil a la depuración
extrarrenal o la posibilidad de trasplantar órganos sólidos, entre otros,
dejaron patente la imposibilidad del médico para prestar una asistencia
individual de calidad a las enfermedades graves, marcando el inicio y
progresiva generalización de la medicina hospitalaria tal como la entendemos
actualmente.
En aquel momento, el legislador, habitualmente muy
a la zaga de los cambios sociales y científicos, reaccionó con razonable
diligencia. Por una parte, se procedió a transformar las antiguas estructuras
asistenciales de las Residencias Sanitarias en Servicios Hospitalarios
jerarquizados, adaptando su funcionamiento a las nuevas tendencias, y por otra,
se creó e implantó progresivamente el Sistema de Formación de los Médicos
Internos y Residentes (MIR), que garantizaba el relevo generacional basado en
un modelo de capacitación tutelada y responsabilidad progresiva.
Para cerrar el círculo de los tres elementos
claves de una estructura hospitalaria solida; asistencia, docencia e
investigación, faltaba diseñar una Agencia de ámbito estatal que apoyase la
investigación. Desde su creación en 1980 hasta su posterior integración en el
Instituto de Salud Carlos III, el Fondo de Investigación Sanitaria de la
Seguridad Social (FIS) ocupó este papel, siendo el responsable fundamental de
que la investigación entrara a formar parte natural de la actividad de nuestros
centros hospitalarios. A finales de los años 70, todos los MIR que se
incorporaban a las plantillas de los hospitales públicos, ya lo hacían con la
convicción de entrar en un sistema cuya misión era prestar la mejor asistencia,
garantizar la formación de los que les seguirían y colaborar en la construcción
del edificio común del conocimiento.
Por estas fechas, el hospital Carlos Haya, nacido
20 años antes con vocación de referencia sanitaria de la provincia, se había
quedado pequeño y obsoleto funcionalmente. De forma involuntaria o
preconcebida, pero desde luego ignorando los principios básicos del diseño de
un gran hospital, para dar respuesta a este problema, los responsables
sanitarios del momento propusieron la construcción del Hospital Materno-Infantil
('Historia del Hospital Carlos Haya de Málaga y sus Pabellones', F. Soriguer y
F. García).
Con la mayoría de las consultas externas en el
Centro de Diagnóstico de calle Sevilla y un Hospital Materno-Infantil a 4 Km
del Hospital General, se inicia la desvertebración de un centro, que presentado
como Ciudad Sanitaria, pasaba a convertirse en una estructura dispersa, poco
eficiente y mal cohesionada.
No es infrecuente que el destino ofrezca segundas
oportunidades, pero éstas solo suelen aprovecharlas aquellos que con formación
y humildad saben reconocer los errores previos. Benjamín Disraeli decía
«Después de saber cuándo debemos aprovechar una oportunidad, lo más importante
es saber cuándo debemos renunciar a una ventaja». Desafortunadamente, se
necesitan mentalidades generosas, estadistas y no cortoplacistas para pensar
así, personalidades realmente escasas en la nómina histórica de responsables
sanitarios de Málaga, habitualmente más preocupados de su promoción personal,
que de las obligaciones a las que por razón del cargo les fueron encomendadas.
En 1989, con la apertura del Hospital Virgen de la
Victoria y una Diputación financieramente incapaz de mantener la gestión del
Hospital Civil, éste es cedido al SAS, convirtiéndose en el Pabellón C de
Carlos Haya. En ese momento ya existía un gran consenso entre profesionales y
sindicatos para reformular y vertebrar la Ciudad Sanitaria aprovechando la gran
superficie que ofrecía el Civil.
Malogrando la gran oportunidad que significaba la
homogeneidad política en aquel momento entre Gobierno andaluz, Diputación y
Ayuntamiento, los gestores sanitarios locales y autonómicos, enfrascados en sus
habituales litigios de notoriedad y poder, fueron de nuevo incapaces de
comprender que una estructura compleja como un gran centro hospitalario precisa
para su buen desarrollo y crecimiento, espacios compartidos, cohesión y sentido
de pertenencia.
Espectadores y víctimas de un carrusel continuo de
costosas reformas, los profesionales del Hospital Regional han tenido que
contemplar con frustrante resignación, cómo más de veinte años después, un
hospital llamado universitario sigue sin aulas, su estructura investigadora
permanece tristemente atomizada y su enorme potencial y talento asistencial,
por disperso, es demasiadas veces tildado injustamente de ineficiente. Eso sí,
habremos de reconocer que tras profundas reflexiones se ha alcanzado el
consenso necesario para cambiarle el nombre.
La sexta ciudad de España, la quinta en términos
de áreas metropolitanas, la provincia de Andalucía con el mayor crecimiento
demográfico y del PIB en la última década, aeropuerto internacional y destino
turístico mundial merece un Hospital Regional a la altura de su imagen y
responsabilidades.
Séneca decía: «Cuando no se sabe a qué puerto ir,
ningún viento es favorable». En este sentido, hacen un flaco favor a los
intereses sanitarios de Málaga y contribuyen al retraso, aquellos que insisten
en que la solución a sus problemas hospitalarios se resuelven con un tercer
Hospital General. Sin afrontar primero la necesaria vertebración del Hospital
Regional, no parece sensato atomizar aún más la estructura con un nuevo centro,
lo cual seguiría condenando al complejo hospitalario a su actual ineficiencia y
lenta agonía.
Al parecer, la Consejería ya dispone del informe
técnico del Grupo de Expertos creado al efecto, uno de cuyos máximos
responsables declaraba hace ya siete años que «la dispersión geográfica y
separación del Hospital Carlos Haya es un dislate absoluto». Aunque el
documento, hasta donde conocemos, aún no sea público, cosa que nunca se debe
temer, como tampoco, su difusión adecuada entre los profesionales, no hay
ninguna razón para pensar que no posee toda la información y el rigor
necesarios.
Esperemos que la respuesta no se demore y que la
corta vida media en el cargo de los responsables de la Consejería de Salud (la
reformulación del Hospital Regional de Málaga ha conocido ya a cuatro personas
en el cargo) no sea el humo en el que se disipan todas las expectativas.
-->
Comentarios
Publicar un comentario