Opinión para el debate: "Lecciones catalanas". F. Soriguer

Lecciones catalanas


Federico Soriguer. Médico. Miembro de la Academia Malagueña de Ciencias




El procés y la posterior aplicación del 155 fue un acontecimiento muy traumático para este país. La gota que colmó la paciencia de la mayoría de españoles, incluidos buena parte de quienes viven en Cataluña, cansados del victimismo cuando no del cínico supremacismo de los independentistas. Afortunadamente hubo políticos y ciudadanos que en medio de la vorágine mantuvieron la cabeza fría. Por eso las ultimas elecciones del 12 de junio generaron grandes expectativas, no solo en Cataluña.

 

1. Los resultados electorales demuestran, por ejemplo, que, en contra de lo que afirmaba un irresponsable Artur Más, el independentismo sí era un suflé. Lo sorprendente hubiera sido lo contrario. Desmontada la tesis victimista del “España nos roba”, toda la parafernalia publicitaria recayó en la reivindicación de una identidad catalana inmutable, capaz de atravesar los siglos de intercambio cultural y los vínculos políticos y de convivencia que unían y unen Cataluña con el resto del país. Una negación de la historia parecida a la de quienes niegan la naturaleza humana (sexuada) en nombre de las teorías de género.


2. En el siglo XXI el independentismo (catalán) es un movimiento anti histórico, un típico producto de esa corriente woke que cree que basta darle nombre a las cosas para que las cosas existan. Después de su inicial éxito hoy comenzamos a conocer el daño que ha provocado la falsificación del presente (no otra cosa son estos relatos en los que la verdad no importa y donde los deseos se confunden con la realidad). Unos movimientos esencialmente conservadores cuando no reaccionarios, comprensibles en partidos políticos que representan lo peor del neoliberalismo radical, como Junts, pero incomprensibles en partidos que se presumen de izquierdas como Esquerra, por muy republicana que se apode y, menos aún, de esos partidos de izquierdas radicales made in Cataluña.


3. Los resultados electorales desautorizan políticamente las tesis que apoyaban la convocatoria de un referéndum de autodeterminación, que ha sido hasta ayer el último banderín de enganche del independentismo. Los referéndums son esencialistas y reduccionistas (binarios) y representan la negación misma de la política democrática, que es el arte de gestionar la complejidad no de ocultarla. Por eso es instrumento muy utilizado por los regímenes totalitarios como manera de resolver de manera simple los nudos gordianos de la política. Además, y especialmente en estos tiempos, los referéndums son fácilmente manipulables como demostró claramente el Brexit, que es un ejemplo de cómo un país democrático puede ceder a los chantajes emotivistas y a la manipulación informativa de poderosos grupos mediáticos que para nada representan los intereses de toda la comunidad.


4. Hoy ya sabemos, (porque en Cataluña desde 1980 ha habido más de 50 elecciones entre europeas, autonómicas, municipales, y nacionales) que las mayorías parlamentarias no se acompañaron nunca de claras mayorías sociales independentistas, pero que le han permitido gobernar y tejer una red clientelar, como ocurre siempre que un partido gobierna un espacio político durante muchos años. Así ha sido hasta este 12 de mayo donde el bloque independentista no ha sacado mayoría social ni, por primera vez, mayoría parlamentaria. Seguramente hace años, durante el agit-prog del procés, una pregunta sobre el derecho a decidir, que no es pregunta política sino prepolítica, hubiera tenido una amplia respuesta positiva. Sin embargo, las elecciones del domingo muestran inequívocamente que la mayoría social de Cataluña hoy no es independentista, pero muestran, sobre todo, que la identidad, las identidades políticas, no son estructurales sino cambiantes tanto dentro de un mismo individuo como entre generaciones. Salvo en situaciones de descolonización (la ONU dixit), las identidades nacionales no son sujeto de referéndum, salvo que hagamos caso a la líder de Aliança Catalana la noche de las elecciones: “no voy a felicitar al ganador pues es representante (Salvador Illa) de “un partido imperialista”. (Se supone que se refería al imperio español del que Cataluña seria su última colonia!!).


5. Pero las elecciones catalanas nos han enseñado otras muchas cosas y una de ellas es que el hecho diferencial catalán no es, en el siglo XXI, sino una fantasía. Confieso que durante años yo mismo llegué a creer en la excepcionalidad catalana, esa especie de paraíso donde el seny, la cultura, la tolerancia y la laboriosidad, la identificaban respecto a esa otra España, hirsuta y de pandereta que la propaganda inversa también nos había hecho creer. Qué injusto fui durante años con la otra España. Porque lo que se ha demostrado en lo que va de siglo y certificado en la última elección, es que las diferencias entre Cataluña y el resto de las CCAA son menores, triviales incluso, que mal que le pese a los esencialistas, los siglos de convivencia no han sido solo un paréntesis entre los mitos fundacionales de los orígenes de la patria catalana y el presente. Que en Cataluña conviven el seny con la rauxa. la picaresca con la seriedad, la vulgaridad con la elegancia, la extrema derecha y el fascismo (incluso independentista) con la derecha civilizada y una izquierda moderna que mal convive con otra castiza e incluso arriscada. Es como una representación a escala catalana, a medias esperpento a medias auto de Fe, con todos los arquetipos nacionales en escena.


6. Un último comentario. En Cataluña en el año 2012 se inició el procés tras un pacto contra natura entre una formación política de derechas y muy conservadora, representada por Artur Mas y otra, impropiamente llamada de izquierdas, (Esquerra republicana) representada por Oriol Junqueras. (llamarse de izquierdas y defender políticas identitarias, -aunque sean encubiertas-,  no deja de ser un oxímoron)   El 27 de octubre de 2017 se aprobó en el Parlamento de Cataluña la declaración unilateral de independencia, que no fue reconocida por ningún Estado del mundo. Ese mismo día el Gobierno de España presidido por Mariano Rajoy y apoyado por el partido socialista en la oposición, intervino la autonomía de Cataluña mediante la aplicación del artículo 155 de la Constitución española y destituyó al presidente Puigdemont. No es necesario recordar que durante esos años gobernó el Partido Popular que no fue capaz de evitar el procés. Tras una moción de censura, desde junio de 2018 gobierna el Partido Socialista (con apoyos y coaliciones múltiples),revalidado por  dos nuevas elecciones en 2019 y 2023. La necesidad de gobernar con los apoyos de partidos a la izquierda del PSOE y con los nacionalistas catalanes y vascos ha llevado al partido socialista a hacer una política más social en lo nacional y respecto a Cataluña a cambiar radicalmente la estrategia del palo y la zanahoria por otra de reconciliación y reconocimiento de los independentistas (tratados como ciudadanos españoles incluso a su pesar) y de generosidad con los líderes del procés. 


Las razones de este cambio han sido muy criticadas tanto desde la derecha como por parte de la propia izquierda, El precio y el riesgo político que el Partido Socialista ha tenido que pagar por este cambio de estrategia ha sido muy importante. Quienes cuestionaron la moralidad del cambio de política respecto a los independentistas creen que a los mismos resultados se hubiera llegado de haber mantenido una política más “virtuosa”. Es posible, pero en política el cartero nunca llama dos veces a la misma puerta. Los resultados de las elecciones catalanas muestran el acierto de las políticas de acuerdos y generosidad. Muestran sobre todo que la mejor manera de gestionar la complejidad no es desde la ética de la convicción o ética de máximos sino desde la ética de la responsabilidad o ética de mínimos, que obliga a la negociación permanente, a los acuerdos, a las concesiones. También a los cambios de opinión según cambien los vientos de la política. Que, sin pragmatismo, en fin, no hay políticas democráticas. Que llenarse la boca de grandes palabras como independencia, autodeterminación, honor, patria, nación, identidad, libertad impiden que las palabras modestas, esas que identifican las necesidades, pero también los sueños de las gentes comunes, puedan ser pronunciadas.

 

EPILOGO: El 18 de julio de 1938, dos años después de comenzada la guerra civil, el presidente de la segunda república española Manuel Azaña, pronunciaba en el ayuntamiento de Barcelona un discurso del que sobresalen las palabras “Paz, Piedad y Perdón”. Fue un gran discurso, pero ya era demasiado tarde. También el daño por los lideres independentistas a Cataluña tardara años en recuperase. Si lo ocurrido ahora s la señal de que hemos aprendido (todos) la lección, estamos de enhorabuena. A veces Dios escribe derecho con renglones torcidos. En Cataluña el independentismo (escribe Pau Luque) ha sido una idea autodestructiva que ha acabado con un catalanismo incluyente basado en el “derecho a no decidir identitariamente”, por un binarismo basado en el mito del “derecho a decidir” , convertido en realidad en “ la obligación” de todos los ciudadanos de Cataluña a decidir sobre su identidad ”. Cuanto antes reconozcan el daño causado será mejor para Cataluña y para el resto de España.

 

 




Comentarios

  1. Querido amigo: comparto casi en su totalidad tu artículo. Solo discrepo en tres cosas: 1) Las medidas de Sánchez hacia los independentistas no han sido una estrategia política de alta escuela, sino solo una compra de votos para conseguir o mantenerse en el poder. 2) Quizás ingenuamente pienso que hay que mantener pautas, morales y éticas que sustenten una ideología política que se traduzca en igualdad de todos los habitantes en todo el territorio de nuestro país, para que los ciudadanos confíen en uno. El exceso de pragmatismo puede ser tan malo como el exceso de inflexibilidad cuando hay que negociar en democracia. En ocasiones hay que evitar las prisas en política y saber esperar a mejores oportunidades. 3) Creo que el desgaste por hartazgo de la ciudadanía catalana sobre los independentistas ya había comenzado hace tiempo a hacer retroceder a estos supremacistas insolidarios y no se puede atribuir sin más a la política derivada de la amnsitía e indultos. En todo caso es mi impresión subjetiva con igual valor que la idea contraria.
    En los últimos resultados en Cataluña también han influido las medidas sociales del gobierno central y la imagen moderada dialogante y respetuosa de Illa. A pesar de estos matices me parece muy bueno tu artículo ya que contribuye a aclarar el panorama político actual. Gracias. Un saludo

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  2. Estoy d
    Estoy acuerdo con el comentario de Joaquín Peral

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  3. Como el autor conoce mi opinión sobradamente sobre este tema y coincide básicamente con la expresada con Joaquín Peral, solo resaltaré un matiz que por olvidado resulta injusto. Los flagrantes delitos cometidos a lo largo del "process" fueron instruidos y juzgados con todas las garantías y en un entorno de transparencia absoluta. Las conclusiones y sentencias derivadas de este largo y exhaustivo proceso son conocidas por todos. Conviene pues al analizar las razones del decaimiento actual del "process" no olvidar el papel que la justicia (tan denostada por los amnistiados como injustamente desautorizada por los amnistiadores) ha jugado en el progresivo descenso del souffle supremacista. Mi reconocimiento a Federico Soriguer por propiciar este debate.

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  4. Gracias queridos amigos por las precisiones. Tampoco tengo dudas de que los motivos que llevaron al PS a cambiar de opinión respecto a la amnistía, fue conservar el poder. También la coalición con Podemos obligó al PS a alejarse del abrazo del oso al que le habían llevado las puertas giratorias de sus ex dirigentes con las empresas del Ibex, y comenzar a hacer políticas más sociales, como les llevó también a hacer una impresentable ley trans en contra de las feministas de su partido y de otros muchos, para mantener la coalición con Podemos y de nuevo, claro, el poder. Las coaliciones han hecho que el PS se acerque más a políticas de izquierda que no hubiera hecho nunca de seguir atado y arrastrado por el discurso dominante conservador, que parecía el único posible. La política no la hacen santos. En todo caso podía haber sudo peor si los indepedentistas hubieran ganado las elecciones. Creo que en eso sí podemos estar de acuerdo. Veremos ahora en las europeas con los votos de castigo que tan bien se nos da en este país. Pero reconozco querido editor de Sinapsis que disfruto más leyendo las interesantes colaboraciones culturales y de otro orden que incluyes en tu blog que hablando de política, aunque creo que en el caso de Cataluña es como hablar de psicología social o antropología histórica, disciplinas más útiles para entender el desvarío indepedentista. Hoy viene en el País un magnífico artículo de Pau Luque, llamado !que casualidad! “Una idea autodestructiva” , que me ha dado tiempo a comentarlo al final del mío, que creo que bebe, aunque no las cite, en estas dos disciplinas.

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  5. Muchas gracias al autor, por este excelente artículo, con reflexiones muy constructivas para el análisis de la situación actual.
    Creo que añadir en ese relato las maniobras orquestadas por la derecha, a través de las manipulaciones judiciales a las que nos tiene tan acostumbrados, para obstaculizar la aprobación del Estatuto de autonomía, fue el “combustible” que desencadenó esa deriva independentista, puede ayudar a contextualizar todo el proce’s.

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  6. Pocas veces leo artículos de opinión tan sosegados y (en mi opinión) tan cargados de razón como éste.
    Cierto que, como propone el responsable del blog, se podrían discutir las “verdaderas razones” que han llevado a Pedro Sánchez a sus pactos antes de considerarlos “alta política”. Sin embargo el pragmatismo nos lleva (afortunadamente, a la vista de los resultados) a considerarlos estratégicos.
    También sería interesante para mejorar el debate que propone Federico Soriguer, un análisis profundo y sosegado de los antecedentes: conviene no olvidar el papel que pudo jugar el bloqueo del Estatut en su día por la derecha judicial, actuando como combustible que activó el procés… ¡tal vez!

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  7. J.LGonzález Cabezón19 de mayo de 2024, 7:19

    Me resulta dificil añadir algo mas de "mi cosecha" a un debate tan interesante y tan amplio como el que acabo de leer. Pareceria oportunismo por mi parte decir que estoy de acuerdo con "un poco" de cada una de las reflexiones expresadas, pero es la verdad, ya que si nó todo, está comentado lo mas esencial. Solo añadir en lo que me ha parecido mas esencial, que estoy mas de acuerdo con los comentaristas, comenzando por Joaquin Peral, que con F. Soriguer en lo referente a la necesidad de Sanchez de acceder a la amnistia etc, etc, para mantenerse en el gobierno, que en otros deseos de mejora de los catalanes y que el triunfo del PSC en las pasadas elecciones se debe, de una parte al cansancio de de la Sdad catalana (ante la falta de alternativas) y de otra a merito de Illa, muchisimo mas que a los "cambios de opinion" del Presidente. Muchas gracias por dar luz auna situacion que nos preocupa a muchos. Un abrazo. J.L.González Cabezón

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