Editorial: ¿Es nuevo lo que hoy nos ocurre?.
Editorial
¿Es nuevo lo que hoy nos ocurre?
Obra de W. Kandinsky
Queridos amigos:
Tenemos este nuevo encuentro a través de Sinapsis y deseo a los que le sea posible, que disfruten de estos hermosos días primaverales ya que el próximo verano es previsible que tengamos que sufrir olas de calor tal como lo pronostican los expertos. Pasear, hablar con los amigos, leer buenos libros o saborear el arte pueden ser buenos antídotos para los malos tiempos. Los lectores del hemisferio sur están ahora en otra estación pero creo que igualmente pueden compartir estas actividades.
Días pasados conversando con unos amigos sobre la situación del presente en Europa y en el mundo, llegábamos a la conclusión (quizás por cansancio y por cerrar el tema), que los problemas que aquejaban a la humanidad eran los mismos de siempre desde hace miles de años. Para ello recordábamos algunas afirmaciones leídas de Sócrates, de Aristóteles y otros pensadores de la antigüedad en las que repetían, igual que ahora, opiniones sobre el comportamiento de los pueblos, de los individuos o de los jóvenes.
Es posible que los humanos repitamos comportamientos y errores, pero ello no nos debe llevar a un pesimismo inmovilizante respecto a los problemas acuciantes que hoy tenemos. Al menos debemos actuar y comprometernos en hacer al menos que los periodos históricos desfavorables, injustos y peligrosos, sean los menos posibles y que tengan poca duración y además estén muy espaciados en el tiempo.
Solo mirando lo más reciente, observamos el destructivo comportamiento expresado por nuestra especie solo hace ochenta años. Me refiero a la Segunda Guerra Mundial, al nazismo, al fascismo y al estalinismo. Actualmente con la invasión de Ucrania, el conflicto sangriento Israel-Palestino, la enorme desigualdad social en el mundo y la desunión en Europa para enfrentar al populismo y sus variantes, la realidad nos hace mirar con temor al presente y al futuro.
La violencia política está creciendo en Europa a caballo de la desunión, de la extrema derecha y de la polarización estimulada en las redes sociales.
También los países que compiten por el liderazgo en el mundo tienen sus propios problemas y crisis internas. Basta mirar a USA y a Trump para confirmar temores e incertidumbres sobre el presente. Aún así, no nos queda más camino que trabajar para evitar esta involución en el mundo. Para ello hay multitud de acciones a desarrollar pero la que quizás está más a mano del ciudadano común es la correcta elección del voto en las diferentes convocatorias, donde la democracia aún es la esperanza del futuro. En la Unión Europea muy pronto tendremos elecciones y en ella debemos meditar cuidadosamente a quiénes damos nuestra confianza para que dirijan el futuro de este continente en los próximos años. También tenemos que ejercitar una férrea resistencia a las grandes corporaciones, sobre todo a las tecnológicas y a las máquinas productoras de bulos, fake news y a los fomentadores de la polarización y de la crispación.
Debemos liberarnos de la insensatez de acceder a la información a través de"noticias" no contrastadas o falsas en las redes sociales. Debemos ser conscientes que nos manipulan a través de algoritmos y cargas emocionales en base a captaciones previas de nuestros gustos y pensamientos.
A nivel individual lo que acontece en la vida de cada persona es particular o diferente, según su formación, situación en la escala de clases sociales, ámbito geográfico en el que vive o momento histórico en el que se está inmerso en un momento dado. Hay vidas que se desarrollan en condiciones más o menos constantes o estables, pero también hay otras que están sujetas a profundas variaciones dependientes del azar, de hechos biológicos individuales o de dificultades en la estabilidad económica y social, entre otros factores.
A nivel social, y esto no está separado de lo anterior, nos vemos influenciados por cuestiones políticas, históricas y económicas, sin olvidar nuestra interacción con otras personas y con el ambiente climático en el que se desarrolla nuestra existencia.
Además de las exigencias de supervivencia y reproducción que compartimos con muchos otros seres vivos, quizás por los cambios evolutivos acaecidos en nuestro desarrollo cerebral, hemos aprendido a explicar nuestros propios orígenes y también ha surgido el deseo de organizar mejor nuestra sociedad para intentar un bienestar y una prolongación de la vida que en ocasiones confundimos con aspectos de la felicidad.
Ese estado placentero (momentos de felicidad) que probablemente sea un periodo transitorio logrado por los efectos de neurotransmisores, y que a su vez estos han sido impulsados por el logro alcanzado sobre objetivos anhelados. Estos objetivos han sido previamente establecidos, tanto individual como colectivamente, en base a valores creados por el pensamiento abstracto y de áreas de las emociones, que sin duda, son producto de cambios cerebrales que han aparecido en nuestra evolución como especie.
Nuestras preocupaciones sobre la sociedad, sobre el bien y el mal, sobre la juventud, etcétera, estaban ya presente y casi con las mismas palabras, en culturas pasadas como la egipcia, la griega, la romana, o la antiquísima cultura china e incluso entre los mayas, que se desarrollaron tras un hiato temporal de miles de años respecto al grueso de los otros grupos humanos que permanecieron en Asia, Europa o África.
Personajes como Trump, Putin, Netanyahu o los dirigentes de Hamás, que son una amenaza para sus propios pueblos, han existido siempre aunque con otros nombres. Nuestros atavismos primitivos se siguen expresando en los nacionalismos, populismos, creencias fundamentalistas y en los deseos de imponer las ideas y formas de vida de un grupo social, religioso o cultural, sobre otro.
A veces las gigantescas decepciones de las idealizaciones políticas llevan como efecto pendular a que las sociedades se vuelquen en lo contrario, aún a sabiendas de los enormes peligros de confiar en personajes impresentables como son los casos de Milei, Orbán o Bolsonaro entre algunos de nuestra realidad actual.
En estos días en España hemos tenido elecciones en Cataluña en las que se ha producido un importante retroceso de los partidos independentistas, organizaciones que están sustentadas en ideas insolidarias y elitistas basadas en sentimientos identitarios supremacistas y en la negación del conocimiento humano, de las experiencias previas históricas y sobre todo, acrecentados sus posicionamientos por la estupidez innata de nuestra especie. Sin embargo, todavía en la actualidad política catalana no se ha conseguido un acuerdo de gobierno, que en lugar de ocuparse este, de banderas, agravios pasados o historias discutibles, se dedique a resolver problemas como el de la vivienda, el de los trabajos precarios, la sanidad y educación en condiciones de igualdad para todos los ciudadanos y que los políticos fijen la mirada en lograr la paz, la disminución de las desigualdades sociales, una fiscalidad común y solidaria y apuesten decididamente por el proyecto de la Unión Europea con un abordaje contundente para minimizar los efectos del calentamiento global y el cambio climático.
En estos días, vuelvo a ver una vez más a los partidos tradicionales moverse solo para conseguir alianzas asociadas a lograr el poder, descuidando los problemas de fondo. Pareciera que una repetición electoral no les preocupa si eso sirve para mejorar o consolidarse en el poder. Quizás por mi edad, los veo como niños estúpidos, ignorantes y egoístas que desarrollan un juego peligroso ante el avance de un mundo beligerante, populista y de extrema derecha que puede llevarnos otra vez a repetir historias muy dolorosas ya vividas por la humanidad. Se vislumbra una disociación entre las necesidades de los ciudadanos y las acciones de los políticos.
Siguiendo la pregunta del título de esta editorial, respondería que no hay nada nuevo en nuestro presente que ya no se haya vivido. Pueden variar las intensidades y proporciones pero no la influencia de tanta estupidez humana en el devenir de los acontecimientos que constituyen nuestro presente.
También es cierto que tampoco hay nada nuevo muy destacado en los aspectos más positivos de la vida, como son los que nos aporta el amor, los afectos, la amistad, el arte, la belleza y personas sobresalientes que nos ayudan a ser mejores y tener una existencia digna, más libre, justa y con mayores periodos de paz y prosperidad. Todo esto último me reconcilia con cualidades humanas y creo que transmiten aires de optimismo y esperanza en la vida.
Contemplar una obra de Velázquez, Caravaggio o sumergirte en el color de Kandinsky o Rothko o leer a Elizabeth Strout, Munro o Auster o también alcanzar instantes sublimes con Bach o Mozart, nos hace sentir una satisfacción plena como homo sapiens. En fin, sentir simplemente el placer de avanzar en el conocimiento, que nos permite entender más la vida y al universo del que solo somos una minúscula parte, en un periodo de tiempo también ínfimo, que cuesta imaginarlo en el contexto del espacio- tiempo del cosmos. Pues todo ello nos inunda de sensaciones gozosas.
Pero dicho lo anterior, sí soy consciente que gran parte de la humanidad, a pesar de los múltiples problemas que hoy tenemos, vivimos mejor que en siglos pasados.
También es cierto que en el mismo tiempo y espacio, las personas pueden estar a su vez en circunstancias coyunturales distintas. Eso se debe a edades diferentes, circunstancias económicas más o menos favorables, enamoramiento, decepciones o logros positivos en las relaciones humanas con los más próximos, estados de salud y también tener o carecer de proyectos de vida más o menos esperanzadores. Este sin fin de factores modularán nuestro comportamiento personal, social y también influirán en las expectativas que se tengan de la política.
Terminando este escrito leo dos noticias diferentes en el periódico. Una me llena de esperanza y optimismo y está relacionada con avances significativos en el tratamiento de enfermedades importantes y prevalentes en nuestra especie. La otra es deprimente y desesperanzadora. En medio de las matanzas de medio oriente, una vez más y aprovechando esas circunstancias, colonos israelíes usurpan más territorios a los palestinos de Cisjordania basados en los “derechos que le dan los libros sagrados”. Soberana estupidez humana.
Así es amigos y en este instante me pregunto ¿porqué escribo estas temáticas en la editorial de esta revista cultural?.
Se dice que los editoriales en general pueden cumplir diversas funciones a la vez. Entre estas está explicar los hechos del presente y su importancia, dar antecedentes (contextualización histórica), formular juicios morales o de valor y llamar a la acción. Si contemplo estos conceptos no estoy seguro si yo los cumplo. En mi caso, al escribir estas introducciones, quizás sea una manera de llevar al papel lo que pienso en cada momento y comunicarme con mis amigos lectores. No espero coincidencia con mis elucubraciones pero sí me conformaría que estimulase el pensamiento y la reflexión de lo que pasa en nuestro tiempo.
Probablemente sea más correcto que adelante algo de los temas de cada publicación de Sinapsis. Por eso ahora voy a ello. En este número hay artículos peculiares como el de los obituarios, otro de Muñoz Molina, e información sobre hechos culturales y artísticos, con recordatorios sobre escritores como es el caso de Paul Auster y Alice Munro. También una presentación interesantísima y densa, digna de leerse sin prisas, como es el artículo de F. Soriguer “Desmontando la ciencia”. Del mismo autor hay un artículo para el debate sobre la política en Cataluña.
Como sabréis, hace unos días nos dejó Alice Munro, una buena escritora de cuentos. En recuerdo de ella os pongo como sugerencia algunas de sus obras por si no las habéis leído.
También, una despedida musical para Paul Auster a través de una muy conocida composición de Pau Casals. “El canto de los pájaros” que podéis escuchar en el enlace de más abajo. Del mismo modo y porque le gustaba a Auster, una canción de jazz interpretada por Billie Holiday.
Bueno amigos, espero que estéis bien y que la lectura de Sinapsis os entretenga al menos.
Un abrazo a todos.
C.B
Libros recomendados de Alice Munro
* Enlace de "El canto de los pájaros" de Casals, dedicado por Sinapsis a Paul Auster
https://youtu.be/FgHPutspGBM?si=MPfawzmGkqWz5D0Q
Algo de jazz con Billie Holiday
https://youtu.be/y4bZu56EylA?si=bMxundr4tI9s8LjH
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