Editorial. José Herrera


                                                                  Pintura de Howard Hodgkin

Queridos amigos:

 

Nos estamos acercando ya a la navidad. Esta festividad independiente de su contenido religioso, cultural y también del mercado, es sin duda un periodo que invita a la reflexión, al análisis de comportamientos y quizás, derivados de valores cristianos, a tratar de ser mejor con las personas que nos rodean y también con nuestra actitud ante la sociedad en general.

 

Estamos terminando el año y nos encontramos sumidos en una guerra en Europa donde el sufrimiento de los ciudadanos ucranianos es enorme e innecesario y está producido por posicionamientos estratégicos e ideologías agresivas que siempre terminan produciendo dolor a los seres humanos.

Como consecuencia también de este conflicto cuando apenas nos recuperábamos de la pandemia, surge otra crisis económica con tasas de inflación elevadas que acentúan las desigualdades sociales.

 

En nuestro país, los enfrentamientos entre sectores de la justicia y el poder legislativo abren muchas incertidumbres en el estado de derecho. Las políticas complacientes del sector socialista de Pedro Sánchez con los separatistas amenazan con una división dentro del partido que vertebró el cambio democrático y de progreso en España en las últimas décadas. Hacer política hoy es muy difícil. Es fácil opinar sin tener la responsabilidad de la toma de decisiones para lograr la paz y unidad del país, pero también es cierto que no todo vale para mantenerse en el poder político y hay líneas que no se deben cruzar. Modificar las leyes para perdonar a los delincuentes cuando éstos afirman que repetirán el delito, no es una solución a nada.

También tenemos una oposición que no es tal ya que se sienten que de ellos ha sido siempre el poder político y cuando los ciudadanos a través del voto los empujan fuera del gobierno no saben comportarse como en democracias consolidadas y desde el primer día niegan la legitimidad del partido o de los partidos a los que votaron mayoritariamente los hombres y mujeres de nuestra sociedad.

 

Para ensombrecer aún más el panorama observamos atónitos la trama golpista en Alemania y en general el avance del populismo a nivel mundial. 


También está el saldo que dejará el Mundial de fútbol que más que un gran evento deportivo hermoso y probablemente necesario para sublimar otras pasiones grupales o nacionales, ha sido utilizado para embrutecer y desviar a las masas de los problemas cotidianos de cada una de las sociedades a las que pertenecen esos equipos deportivos y eso, sin hablar de la corrupción asociada al país e instituciones organizadoras de esta competición. 

El esfuerzo, el dinero, la acción "aturdidora" de las redes sociales y medios de comunicación para alienar a la ciudadanía durante el mundial de fútbol nos lleva a preguntarnos, si esas emociones intensas de cierto nacionalismo pueril sirven para mejorar la economía, la educación, la sanidad o para disminuir las desigualdades. La respuesta es sin duda que no. Se ha llegado a convertir a personas con gran habilidad para manejar el balón con el pié, en héroes nacionales. El deporte es muy importante pero en ocasiones, los medios y las redes sociales lo utilizan para embrutecer a la ciudadanía, haciéndoles pensar que un triunfo significa ser mejor país, tener mejores políticos o ser mejores personas y todo ello contribuye a que por unos días de alegría nos olvidemos de las causas de los males que aquejan a la sociedad. Esto es triste y más aún cuando vemos a personas inteligentes, cultas y críticas ser arrastradas por los mensajes emocionales construidos por expertos en comunicación y que llenan de mensajes nuestros móviles/celulares. Creo humildemente que el fútbol es una actividad hermosa que sirve como deporte, que nos une en una competición, que nos hace vibrar y disfrutar de la belleza y de las emociones de esta "lucha" grupal pero que también nos puede alienar cerrando nuestro intelecto y conduciéndonos a conductas que en ocasiones nos alejan de la búsqueda de soluciones a los problemas profundos de la sociedad.

 

Dejando ya esos temas, creo amigos que nos queda, resistir, defender la democracia y castigar en las urnas a los que incumplen los mandatos democráticos y han olvidado el sentido de los acuerdos y consensos para llevar adelante al país. Debemos actuar como ciudadanos, como nos gustaría que actuasen los políticos que nos representan y rechazar contundentemente el clima de crispación, descalificaciones y violencia que se observan hoy en el parlamento. 

 

Para dejar atrás en estos días estas preocupaciones y disfrutar de los días pre navideños y de la propia navidad, os invito y cambiando totalmente de tema, que disfrutéis de estos aportes artísticos que quizás nos hagan mejor la vivencia de estos días en familia y con los amigos.

 

Para ello podéis pinchar en los enlaces siguientes y también al final leer unos poemas destacados de dos autores españoles (Luis García Montero y Joan Margarit).


En cada uno de estos enlaces, al abrirse podéis dar a traducción al español. El primero trata de diferentes costumbres navideñas en distintos países del mundo.

 

https://artsandculture.google.com/story/gQWRlqW3e6Koeg

 

Para los que les guste el expresionismo abstracto y Pollock también os gustará la obra de su mujer, Lee Krasner.

 

https://artsandculture.google.com/story/QAWhfr3ibpSZLA

 

A continuación, unos poemas y hasta la próxima amigos. Qué paséis una feliz navidad.

 

Pepe Herrera




 Os adjunto unos poemas de Luis García Montero y Joan Matgarit

 ¿Quién eres tú?

 (Luis García Montero)


Se deshizo la luz,
equivocó su horario por dejarte desnuda,
desdibujó tus ojos mientras me sonreías.

Mientras me sonreías
vi una sombra inclinada desvestirse,
abrir la cremallera despacio del silencio,
dejar sobre la alfombra
la civilización.

Y tu cuerpo se hizo dorado y transitable,
feliz como un presagio que nos enfurecía.

Que nos enfurecía.
Solamente nosotros
(camaradas
de una cama ruidosa) y el deseo,
ese difícil viaje de ida y vuelta,
que ahora insiste y me empuja a recordarte

alegre, levantada,
un relámpago abierto entre los ojos,
recogiendo tu falda de joven colegial.

Mientras me sonreías,
yo me quedé dormido
en las manos de un sueño que no puedo contarte.

 

 

 

Secreto
(Luis García Montero)


Nos pusimos de acuerdo.

Yo esperaba sin prisa por la esquina,
me hacía el despistado,
hablaba con el niño y los borrachos,
encendía un cigarro o compraba el periódico.

Aparenté no verte
llegar casi sin prisa,
arreglarte un momento en el descapotable,
abrir la puerta,
subir hasta el segundo.

Yo despisté al portero de las barbas rojizas,
y allí,
sin los silencios
del joven que se enfrenta,
sin tu arbolado anillo de goleta
que surca el matrimonio,
a pesar de tus pieles y mi piel,
nos pusimos de acuerdo.

 

 

HIJO EN EL INVIERNO

(Joan Margarit)

 

El tren se detenía antes del alba
en la estación desierta. Caminábamos
sintiendo el aire frío
por las calles oscuras y vacías
hasta que se encendieron las luces de un café.
Allí esperamos a que amaneciera
y a que se abriera la Maternidad.
En una madrugada fuimos ricos.
Al fondo de nosotros podemos ver aún
amanecer en las estrechas calles
y la hilera de cunas en penumbra.
Hoy aquel niño es músico de jazz.
Mientras escucho cómo toca el saxo
en este club de Ciutat Vella,
se iluminan al fondo del pequeño escenario
los cristales de un tren o de un café al alba:
la luz tenue que aún sigue encendida
allí donde empezó,
tímidamente, nuestro amor por él.

 

 

LA MUCHACHA DEL SEMÁFORO

(Joan Margarit)

 

Tienes la misma edad que yo tenía
cuando empecé a soñar en encontrarte.
Entonces no sabía, igual que tú
no has aprendido aún, que llega el día
en que el amor es esta arma cargada
de soledad y de melancolía
que está apuntándote desde mis ojos.
Tú eres la muchacha que busqué
cuando aún no existías.
Y yo el hombre hacia el cual
querrás un día dirigir tus pasos.
Pero estaré tan lejos de ti entonces
como estás tú de mí en este semáforo.

  

 

 

 

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