La revolución de los pobres. Federico Soriguer

                                     La revolución de los pobres

                                            Federico J.C-Soriguer Escofet

Así titulaba la información el diario SUR (Málaga) el día después de las últimas elecciones generales. Y más abajo aclaraba la noticia:   “El  barrio más pobre y marginal de Málaga, donde viven miles de personas, con la mayor concentración de emigrantes,  vota mayoritariamente a VOX”. ¿Unos resultados inesperados?.  Durante unos días los progres  del mundo enmudecen. 

                                                    La Palmilla. Barrio popular malagueño


En  el Manifiesto Comunista Marx y Engels escribieron:”Los obreros no tienen patria. No se les puede quitar lo que no tienen”.  Se equivocaron. Entonces  al menos la izquierda era internacionalista y no como ahora que es “independentista internacionalista”. Un oxímoron sin gracia. Tras su éxito electoral, aquella noche desde el balcón, rodeado de banderas de España,  Abascal citó a Ramiro Ledesma  Ramos fundador de la JONS: ”Para los españoles más humildes, España es su único patrimonio. Solo los ricos pueden permitirse el lujo de no tener patria”. Un discurso revolucionario. Los progres se habían olvidado de la patria y un recién llegado  oportunista se la ofrece en bandeja a los oprimidos, como Herodes hizo entregando la cabeza del Bautista a Salomé. 

Don Santiago Ramón y Cajal, que no era precisamente un facha, decía en sus polémicas  con Unamuno que la ciencia es Universal pero que los científicos tienen que hacer sus necesidades en alguna parte.  Esa es tu patria. Ese lugar donde caerse muerto. Todavía algunos no le han perdonado a Cajal su patriotismo. La izquierda actual se ha inventado un nuevo sujeto histórico tal ideal  como aquel  viejo proletariado que hizo fracasar las predicciones de  Marx. Lo vio  lúcidamente Arendt que les dio la espalda en cuanto le tocaron las narices. Sabía de lo que hablaba en sus propias carnes.  La política no admite el vacío y frente a la revolución identitaria de la nueva izquierda los pobres de espíritu del Nuevo Testamento, los marginados de las Palmillas se echan en brazos del último "revolucionario" que llama a sus puertas. Pura ideología en vena.  

 Mi bisabuela Dolores  que era una arpía muy lista, ya centenaria repetía: “Quiere a los pobres que son tus hermanos  pero témelos porque son unos villanos (que no votan como deberían, traduzco yo). Iglesias debió de conocer a mi bisabuela, hubiera aprendido mucho del mundo. Mientras tanto los progres seguirán sermoneando al mundo, esperando que el mundo se ajuste a sus teorías. Ya lo dijo mejor Sartre en Huis Clos: “El infierno son los otros”. 


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