¿Teatro o política?
Pienso que la política es una de las actividades realizadas por el
ser humano más destacada. Permite
avanzar en justicia, derechos y bien practicada debe conducir a una mejoría en
la convivencia en las sociedades cada vez más complejas que formamos los homo
sapiens actuales.
También soy consciente que muchas veces estas finalidades no se
cumplen, incluso aun más, se pervierten a favor de intereses de minorías que
suelen repetir obcecadamente planteamientos obsoletos para las necesidades del
ciudadano del siglo XXI. Uno de estos planteamientos son sin duda, los
nacionalismos.
Pero lo que más me asombra es la conversión de la política en mero
teatro, poses, juegos y maquinaciones risibles y absurdas que transforman esta
actividad en un sainete muy peligroso. El “actuar” ante las cámaras o en las redes
sociales es más importante para algunos que esa finalidad cuasi sagrada que es
dedicarse a la política para mejorar la sociedad.
--> Cuando observo el modus operandi de Puigdemont y de los ex miembros del govern catalán o de dirigentes oportunistas o populistas como Iglesias, Rufián o Colau siento una rebeldía ante esta metamorfosis de una actividad tan digna y necesaria como es la política. A menudo me pregunto ¿creerán algunos dirigentes como los que antes mencioné, que los ciudadanos somos imbéciles? ¿o que gracias a sus acciones de marketing podrán seguir tomándonos el pelo?. En fin, espero que la reflexión sobre estos comportamientos nos ayuden a liberarnos de ellos.
Carta publicada en la edición impresa de El Periódico de Cataluña el 2 de noviembre de 2017
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