Divulgación. Música y Neurociencia

Música y Neurociencia



“La música toca todas las funciones cognitivas que hay”



                                                                       Robert Zatorre. Neurocientífico


                           Jessica Mouzo entrevista a Robert Zatorre


https://lectura.kioskoymas.com/article/281934548914438


La primera memoria musical que guarda el neurocientífico Robert Zatorre (Buenos Aires, 70 años) lleva el nombre de The Beatles. También el de The Rolling Stones, The Doors o The Moody Blues. Entró en la adolescencia tan extasiado con esos grupos que hasta empezó a tocar el órgano: “Pensaba que si me dejaba el pelo largo y tocaba el órgano en un grupo de rock, las chicas se iban a volver locas por mí… Pero nunca ocurrió”, cuenta el investigador, referente mundial en neurociencia de la música. 


Tanto se prendó de la música en esos años mozos que decidió compaginarla con su otra pasión: la ciencia (se especializó en psicología experimental). En un romance poco habitual para la época —eran los setenta—, Zatorre, que hoy es profesor catedrático en el Instituto Neurológico de Montreal, en la Universidad McGill (Canadá), tomó asignaturas de las dos disciplinas y en su doctorado de Neuropsicología emprendió un camino entonces poco explorado: el impacto de la música en el cerebro. Zatorre atiende a EL PAÍS en la Universidad de Barcelona (UB), apenas unas horas después de ser investido doctor honoris causa por su investigación pionera en la neurociencia de la música.


Pregunta. ¿Qué hace la música en el cerebro?


Respuesta. Muchas cosas. Toca todas las funciones cognitivas que hay. Por ejemplo, tuve una alumna que estudió la relación entre el sonido y el movimiento y descubrió que al escuchar ciertos patrones de música con un cierto ritmo, también se ve actividad en las áreas motoras. Y de ahí surgieron teorías acerca de los vínculos entre el sistema motor y el sistema auditivo, que también explican, por ejemplo, por qué frecuentemente la música nos hace bailar.


P. ¿Es por esa relación entre la parte auditiva y motora del cerebro?


R. Hay conexiones muy particulares entre esas dos zonas: las zonas motoras están más conectadas con las zonas auditivas que con las visuales. Si uno mira un péndulo que oscila, no te entran ganas de bailar, pero si escuchas una melodía, empiezas a moverte. Y los bebés también empiezan a moverse con los sonidos a las pocas semanas de nacer. Probablemente sea algo innato que vamos desarrollando.


P. Usted también ha estudiado por qué la música da placer.


R. Mucha gente tiene esa sensación al escuchar una música muy emotiva: sientes que se te ponen los pelos de punta, que te estremeces; también hay gente que llora o tiene escalofríos. Descubrimos que las zonas del cerebro que se activan más son lo que se llama el circuito de la recompensa, que ya se había identificado muchos años antes con estímulos más básicos, como la comida o los estímulos sexuales. Pero todo eso era necesario para la supervivencia y la música no.


P. ¿Cuáles son las hipótesis que manejan sobre qué significa la música para nosotros?


R. Una de las hipótesis es que el sistema de recompensa y el cerebro en general son como una máquina de predicción, es un sistema activo que está siempre en busca de algo, siempre prediciendo qué va a ocurrir. De ahí surge todo lo que es el aprendizaje por recompensa. Y la música es como un microcosmos del ambiente: escuchas unos sonidos y tu cerebro va a hacer predicciones de cuál será el próximo sonido.


P. No todo el mundo tiene el mismo oído para la música, ni la misma apetencia, en gustos y en tiempo que le dedican. ¿Por qué?


R. Con los colegas de la UB, descubrimos que hay un grupo de personas, entre el 2% y el 4% de la población, que no siente ningún placer al escucharla. Y son personas que no tienen otras dificultades en el sistema de recompensa. Tienen una vida perfectamente normal, simplemente la música no les dice nada. Los estudiamos y vimos que, fisiológicamente, tienen una conexión más reducida entre las zonas de la corteza auditiva y los circuitos de recompensa.


P. Hay personas con demencia que, al ponerles una canción, de repente, conectan y se emocionan con ella. ¿Qué papel juega la música en la memoria?


R. La activación del sistema de recompensa, que está basado en la dopamina, también está muy relacionado con la memoria. Porque la recompensa refuerza el aprendizaje. Entonces, cualquier situación en la cual el sistema de recompensa está activo mediante la dopamina, influye en la formación de memorias. Durante la vida, uno va escuchando canciones y si se trata de canciones muy placenteras, lo que esté ocurriendo en ese momento va a formar una memoria muy fuerte.


P. ¿Puede ser terapéutica?


R. Sí, hay muchas aplicaciones. Lo interesante para mí es que la musicoterapia ha cambiado significativamente y se basa mucho en los conocimientos científicos. Hace 30 años, era como hacer una terapia de habla con el paciente, pero con guitarra. Ahora se están haciendo ensayos clínicos y experimentos con musicoterapia.

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