Editorial. ¿Leemos suficiente?. J. Herrera Peral


                                        Un gran océano de pisadas. Museo japonés teamLab

Editorial


¿Leemos suficiente?


José Herrera Peral





El adquirir conocimientos, aprender, leer ensayos o literatura entre otras actividades, creo que es uno de los mayores placeres que puede sentir una persona. Al menos a mí me ocurre eso, aunque siento bastante insatisfacción al mismo tiempo, ya que no colmo mis aspiraciones ya sea por falta de formación de base, carencia de tiempo o incapacidad personal al respecto. Pero como decía antes, a pesar de todo, pienso que lo que aporta la lectura es uno de los placeres de la vida.

El “alimento” que es el conocimiento, surge del resultado que se obtiene del proceso progresivo y gradual de aprehensión del mundo. De forma general podemos decir que el conocimiento representa la relación entre un sujeto cognoscente(que es capaz de comprender) y un objeto cognoscible(que puede ser conocido).

Ese placer que se produce al leer un ensayo o al sumergirse en la buena literatura, se lo podría definir como el goce o disfrute físico o espiritual producido por la realización o la percepción de algo que gusta y que produce satisfacción. Seguramente por el estímulo de la lectura y a través de diferentes neurotransmisores que interactúan en nuestro tejido cerebral se producen esas sensaciones tan intensas y hermosas que hacen mejor la vida.


En el texto de hoy me circunscribiré más a la literatura.


En el pasado siglo, Jean-Paul Sartre afirmaba que esta era una forma de arte, pero diferente de otras expresiones artísticas que producen cosas. La literatura produce una escritura que es a la vez cosa y significación. Por eso este filósofo la consideraba un arte impuro y cuya característica principal es la ambigüedad. 

Desde entonces ha habido cambios y nuevas ideas intentando comprender esta actividad humana artística donde las palabras escritas y que se intercambian, podrán ser arte una vez que hayan sido leídas y suscitado pensamientos, sentimientos e ideas que dan vida a la cultura de una sociedad.


El escritor y editor Alberto Manguel dice que la literatura no parece tener una obvia utilidad, pero está convencido que la tiene. Este escritor afirma que leer literatura, una actividad que muchos consideran ociosa o inútil, posee un alto valor social: nos hace más empáticos, más dispuestos a escuchar y entender a los otros. Las ficciones nos enseñan a nombrar nuestras angustias y también a cómo enfrentar y compartir nuestros problemas cotidianos.

 

Para mí, leer un buen libro es uno de los mayores placeres. Es como vivir más vidas y conocer lugares y también viajar en el tiempo. Es introducirnos en la creación cerebral de otras personas que nos hacen más ricos emocionalmente e intelectualmente. En mi caso además me impulsa a compartir lo leído y sentido, con otras personas. Probablemente en el amor a la lectura influyan las características personales de cada uno, su entorno, la familia, amigos y la educación recibida.

 

La explicación más clara del sentido de la literatura lo encontré hace muchos años en un libro de Vargas Llosa. La obra se llama “La verdad de las mentiras”. El libro contiene comentarios sobre las mejores obras del siglo XX, pero el capítulo que os hago referencia trata sobre el sentido de esta forma de arte, y se titula “La literatura y la vida”.

Este escritor formula algunas razones contrarias a la idea de la literatura como un pasatiempo de lujo y defiende que esta es uno de los más enriquecedores quehaceres del espíritu, una actividad irremplazable para la formación del ciudadano en una sociedad moderna y democrática de individuos libres. 


El crecimiento de los índices de lectura en nuestro país se mantiene y convierten a esta en una de las principales actividades de ocio de los españoles. Según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2024, el 70,3 % de la población de nuestro país reconoce haber leído por trabajo o estudios a lo largo del pasado año. Por primera vez, los lectores por ocio superan el 65% de la población (65,5 %). Personalmente me parece una cifra elevada respecto a lo que yo pensaba pero mi criterio es solo subjetivo y no está basado en ningún estudio.


Además, según ese estudio, se mantiene el porcentaje de lectores frecuentes por encima del 50 %, lo que supone que más de la mitad de la población lee con una frecuencia, al menos, semanal. El informe elaborado por Conecta para la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), con el patrocinio de CEDRO y en colaboración con el Ministerio de Cultura, apunta que desde el 2017, el porcentaje de población que dice leer por ocio se ha incrementado en 5,8 puntos porcentuales, mientras que el de lectores frecuentes se incrementó en 3,5 puntos porcentuales.


El Barómetro refleja otros aspectos relevantes sobre el hábito lector en España como son las importantes diferencias existentes entre sexos, tramos de edad, niveles educativos y distribución geográfica. De tal manera que, a grandes rasgos, el perfil del lector tipo en nuestro país sería una “mujer joven con estudios universitarios que vive en un ámbito urbano”.


Más en detalle, según este estudio, en 2024 creció el porcentaje de mujeres que lee en su tiempo libre situándose en el 71,7 % del total. Supera, además, a los hombres en todos los tramos de edad y se incrementa la distancia registrada entre ambos sexos en el último barómetro (12,7 puntos porcentuales frente a 9,3 puntos en 2023).


Además, el estudio contribuye a romper uno de los falsos mitos que persisten en nuestra sociedad que afirma que los jóvenes no leen. Según los datos del Barómetro, por edades, la población entre 15 y 24 años sigue siendo la más lectora de nuestro país, alcanzando el 75,3 % del total en ese tramo de edad. También, hay otro dato que año a año ha llamado la atención y es el fuerte crecimiento experimentado entre la población de mayor edad (más de 65 años). Desde 2017 se ha producido un incremento de 10,6 puntos porcentuales en los índices de lectura de esta población. Estas cifras parecen reflejar el efecto de la incorporación a estos tramos de edad de las generaciones de niños y niñas que fueron accediendo a la enseñanza y, en ella, adquirieron el hábito lector.


Por nivel de estudios, el 84,4 % de la población con estudios universitarios se declara lectora.


En cuanto a la distribución geográfica por CC.AA. seis comunidades se encuentran por encima de la media nacional respecto al porcentaje de lectores en tiempo libre: Madrid (72,1 %), País Vasco (69,4 %), Cataluña (68,9 %), Navarra (68,2 %); La Rioja (67,3 %) y Galicia (66,2 %). En el extremo opuesto se sitúan Extremadura (56,7 %), Canarias (60,5 %) y Cantabria (61 %), las comunidades con menos lectores. Más allá de las cifras concretas, prácticamente todas las comunidades mejoran o mantienen sus índices de lectura con respecto al año pasado.


Entre los argumentos de los que no leen está la falta de tiempo. Ese sigue siendo la principal causa para aquellos que no leen o leen de manera ocasional. Casi cinco de cada diez personas así lo reconocen. Un 27 %, por su parte, afirman preferir emplear su tiempo en otros entretenimientos. El 25% de los no lectores directamente apuntan que tienen falta de interés por la lectura. Personalmente creo que las redes sociales y las nuevas tecnologías por su acción absorbente y “adictiva”  se convierten en muchas ocasiones en un enemigo de la lectura de ficción o ensayos.


La lectura es un hábito, al igual que lo es el ejercicio, estudiar o comer saludable. Los ciudadanos que más leen son los que viven en Madrid, un 72,2% de ellos afirma hacerlo en su tiempo libre. Respecto a Andalucía, los andaluces se sitúan por debajo de la media nacional, siendo un 62,6% los que leen en su tiempo de ocio. Aunque, eso sí, el porcentaje ha aumentado considerablemente en la última década, puesto que en 2012 era un 52% de los andaluces los que afirmaban leer en su tiempo libre.


Obviamente, detrás de estos porcentajes observados en Andalucía, hay muchas causas que hay que tener en cuenta. Por ejemplo, la población de edad que más lee son los más jóvenes, comprendidos entre los 14 y 24 años, con un 75,3%. A estos les siguen el tramo de edad comprendido hasta los 65 años, con un 66,2% y a partir de los 65, con un 55,6%. En Andalucía, la juventud experimenta las peores condiciones sociolaborales de España. En este sentido, hay que recordar que, por ejemplo, los menores de 25 años en Andalucía cobran un 17,66% menos que la media nacional, lo que hace que el poder adquisitivo de la población joven andaluza sea considerablemente menor y este es un elemento importante.


Pero no solo la situación es precaria en términos económicos, que estos, a su vez, están influenciados por las escasas oportunidades laborales y que repercuten en la calidad de vida. Por ejemplo, los jóvenes andaluces están ante su peor tasa de emancipación de su serie histórica, donde solo un 13% puede emanciparse, cuando la media nacional está en un 16,3%. Cataluña, una de las comunidades autónomas que registra más lectores, tiene la mayor tasa de emancipación de España en 2023, con un 20,9%, al igual que Madrid (17%).


Precisamente, este lastre socioeconómico andaluz provoca que los jóvenes -y no tan jóvenes- andaluces tengan que emigrar a otras ciudades, comunidades o países en busca de un mejor futuro. En enero de 2024 eran 327.579 ciudadanos andaluces los que residían fuera de nuestra comunidad, donde el 50,5% eran mujeres. Asimismo, según la Red Andaluz de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social (EAPN-A), el 38,7% de la población andaluza está en riesgo de pobreza y/o exclusión social. Este dato es más que significativo para tener en cuenta los índices de lectura que ofrece el barómetro, ya que quienes más leen son quienes mayor nivel educativo atesoran. Así, mientras que el 84,4% de las personas con estudios universitarios lee, solo el 39,5% de personas con estudios de primaria realiza este hábito, por el 61,1% de personas con estudios de secundaria. Normalmente, la pobreza va asociada al abandono escolar temprano, por lo que habría que tener en cuenta cuánto afecta esto a los hábitos de lectura.


En una comunidad donde una de cada tres personas es pobre, es lógico asumir que la lectura se aleja de una comunidad que lidera la tasa de desempleo (16%, según los datos del INE), agravándose en los menores de 25 años, donde solo Extremadura experimenta una mayor tasa de desempleo juvenil. Entre los motivos esgrimidos por los encuestados en el Barómetro para no leer en su tiempo libre se encuentran la falta de tiempo por trabajo, estudios, cuidados, etcétera. También otros entretenimientos, falta de interés u otros motivos, pero no se tienen en cuenta factores que van más allá y que en Andalucía, propiamente, hacen especial mella.


En fin amigos, tenemos que disfrutar de la lectura y ayudar a incrementar desde las posibilidades de cada uno, a que cada vez seamos más en nuestro medio los amantes de la literatura y del conocimiento en general. Para ello sin duda que habrá que trabajar para mejorar la situación socio-económica de los ciudadanos a la vez que impulsar hábitos y condiciones favorables para la lectura (bibliotecas, grupos de lectura, precios razonables de los ejemplares y una educación escolar propiciatoria de este hermoso hábito).

Más abajo para estimular la lectura hago unas sugerencias para los que aún no hayan leído esas obras. Nuestro cerebro debe estar mucho más tiempo ocupado por la buena literatura y ensayos en detrimento del tiempo que muchas veces dedicamos a las tabletas, teléfonos, ordenadores y a las redes sociales absorbentes y a veces perjudiciales para nuestra formación y convivencia.


Mientras terminaba este texto me enteré de dos informaciones tristes. Una es la muerte, una vez más,  de decenas de gazatíes bajo los bombardeos israelíes, la permanencia de los rehenes en manos de Hamás y  el sometimiento al hambre a la población palestina, mientras el mundo se tapa los oídos y los ojos. 

La otra es la noticia de la muerte de una persona muy singular y que demostró con sus aciertos y errores que se puede realizar una acción política coherente, honesta y empática, desde la austeridad, y que se puede servir a la ciudadanía y sobre todo a los más desfavorecidos y vulnerables buscando consensos, siendo tolerante, asumiendo errores pero teniendo como guía algo que a veces suena muy manido, como son las palabras igualdad, libertad, fraternidad y democracia. Me refiero a Pepe Mujica, expresidente de Uruguay. Debería ser un ejemplo para la mayoría de los políticos y su trayectoria marca la antítesis de lo que es hoy Donald Trump y sus “asociados”.


                                                                Pepe Mujica

Algunas frases de José Mujica que denotan su talante:


 "Yo sé que soy un viejo medio loco, porque filosóficamente soy un estoico por mi manera de vivir y los valores que defiendo. Y eso no encaja en el mundo de hoy"


 "En mi jardín hace décadas que no cultivo el odio porque aprendí una dura lección que me impuso la vida: que el odio termina estupidizando, porque nos hace perder objetividad frente a las cosas"


"Van a envejecer y van a tener arrugas, y un día se van a mirar en el espejo y tendrán que preguntarse, ese día, si traicionaron al niño que tenían adentro"


 "No quiero llamarnos América Latina porque no somos solo descendientes de latinos: somos descendientes de negros, de pueblos indígenas, de asiáticos; somos descendientes de todos los pobres y perseguidos del mundo que vinieron a América a soñar con un porvenir"


"Se ha generado una literatura contra el Estado falsa. Pero el Estado es como la caja de herramientas, no tiene conciencia. Los que fallamos somos los humanos que manejamos el Estado"


"Triunfar en la vida no es ganar. Triunfar en la vida es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae"


Buenos amigos, espero que estéis bien. Cuidaos. Un abrazo y hasta la próxima.

Pepe

Algunos libros para leer:

La península de las casas vacías.  David Uclés

Sábado. Ian McEwan

La fiesta del chivo. Vargas Llosa

Los hermanos Burgess. E. Strout

Baumgartner. Paul Auster

Los ángeles que llevamos dentro. Steven Pinker

El infinito en un junco. Irene Vallejo

Música para escuchar mientras pensamos en el texto y en los variados artículos publicados hoy en Sinapsis:

https://open.spotify.com/intl-es/track/5dtrj5FldABIwoV4uhFxoW?si=e4f386dc4a6c4e59

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