Editorial. Nostalgia en fin de año.José Herrrera Peral

Nostalgia en fin de año




Queridos amigos:


Nos encontramos ya al final de 2023 y frente al comienzo de 2024. Nos despedimos de un año convulso y triste en general ya que continúa la guerra de Ucrania, la masacre en el conflicto israelí-palestino nos sobrecoge y también están presentes las preocupaciones en España sobre las consecuencias de la amnistía y de los acuerdos del gobierno o en Argentina el incierto panorama que se abre con el presidente Milei, entre otros muchos hechos inquietantes que ocurren en el mundo.

Hoy en Sinapsis hay artículos recomendados de diferentes temas que os invito a leer. Entre éstos hay algunos que hacen referencia a las fiestas que estamos viviendo de navidades, fin de año y reyes y a los sentimientos que estos días provocan en las personas o en las familias. Uno de estos sentimientos es la nostalgia.  En relación a ello comparto con vosotros una vivencia sobre el tema que escribí al sumergirme en estas festividades.


Hay palabras que uno conoce y que siente que entiende su significado, aunque a veces no haya reflexionado demasiado sobre el mismo. Me pasa esto con la palabra nostalgia y sobre todo en estos días cercanos a navidad y al final de un año.

Esta palabra viene del griego clásico que significa regreso y dolor. Es un sentimiento de tristeza mezclado en ocasiones con placer, cuando una persona piensa en tiempos considerados mejores o felices del pasado. También se entiende como un sentimiento de anhelo por un momento, situación o acontecimiento pretérito. Expresa a veces de igual modo, sufrimiento al pensar en algo que se ha tenido o vivido y ahora no se tiene.


 Como dice Mariano Ibérico (filósofo peruano), la nostalgia mezcla un sentimiento de encanto ante el recuerdo de lo ausente o desaparecido en el tiempo. Es como un anhelo de retorno que quisiera transponer la enigmática distancia que separa el ayer del hoy y el deseo de reintegrar las personas o sentimientos y situaciones a un estado que ya el tiempo ha abolido.


Ese sentimiento de nostalgia lo sentí la otra noche en un centro comercial donde vendían productos navideños y de Reyes en un ambiente impregnado con música de villancicos.

Recordé navidades y fiestas de fin de año pasadas en otro continente en mi infancia y juventud. Pensé en mis amigos, mis primos, mis primeras novias y en las fiestas familiares donde nos reuníamos muchos parientes enlazados por sentimientos de solidaridad y cariño donde estaba siempre un proyecto compartido de construir un futuro mejor para todos. Los recuerdos también me transportaron a los primeros tiempos en que pasé las navidades y fiestas de noche vieja en este gran país que me acogió hace ya casi cincuenta años. Al comienzo fue duro, pero con el paso del tiempo se fue construyendo alrededor de mi y de mi familia un ambiente cálido y muy acogedor. Con el transcurrir de los años, fueron “desapareciendo” de estas festividades muchos seres queridos a los que en estos días añoro con intensidad y sobre todo con los sentimientos antes mencionados de la nostalgia.

 

Después de comprar algunos regalos dejé aquella tienda y me dirigí a casa en una noche algo gélida y ventosa. Llegué y encontré a mi mujer adornando el ambiente de la casa para estos días de fiestas ya que esperábamos la visita de nuestros hijos en estos días. Me senté a solas en una esquina del salón desde donde observaba todo el ambiente. Puse una selección de composiciones de música de cámara y me dejé llevar por las notas musicales. En la penumbra de aquel anochecer miré el salón de casa, sus muebles, cuadros y otros detalles del ambiente. La música sonaba suave y quizás sea por ello y por esos instantes de soledad en esta habitación de la casa que comencé a recordar momentos, circunstancias y a personas que en estos últimos años habían estado allí, en ese acotado espacio arquitectónico pero inmenso en recuerdos familiares.

Al recordar tenía la sensación de estar viéndolos. Estaban allí mis cuatro hijos, mi sobrino y su pareja, mis suegros, algunos de mis amigos, mi mujer y yo mismo, pero más joven. Recordé cumpleaños de mis hijos, la familia feliz, cada uno con su proyecto del momento, la alegría de las celebraciones en navidades y también la peculiar familia que conseguí tener a lo largo de muchos años. 

 

Mientras estaba sentado en mi sofá y escuchaba música muy en segundo plano, sentía en esa noche que veía o revivía esos instantes de la alegría contagiosa de mis sobrinos llenando los momentos felices de la infancia de mis hijos pequeños. Tenía en mi remembranza sentado alrededor de la mesa a mi hijo José que ahora está tan distante geográficamente y lo echo mucho en falta. Su carácter y su capacidad de emprendimiento son admirables pero que ahora solo lo percibo a través de miles y miles de kilómetros. La existencia es compleja y por circunstancias variadas y no muy sencillas, vive ahora muy lejos de su querida Andalucía. Recordé también las últimas celebraciones de fin de año en las que estuve com mis cuatro hijos en casa. Ya hace tiempo de aquello. Los desencuentros de la vida por cuestiones a veces insondables lo impiden. Me parecía también que en mi visión de aquel día, mis hijos, los menores, seguían siendo pequeños pero la realidad me lo desmentía al instante. También estaban en mis recuerdos dos de mis amigos entrañables que hace unos años y presintiendo que yo estaba pasando malos momentos, vinieron desde otro continente a pasar unos días conmigo y ayudarme en aquella situación.

 

 Observé también algunas fotos familiares y miré unos cuadros pintados por mí ya hace muchos años y me percaté que van desvaneciéndose la intensidad de los colores por descuido o por el paso inexorable del tiempo. Van perdiendo vitalidad, lo mismo que soy consciente que me pasa también a mí. Cronos es imparable y nuestra estructura somática y cerebral son víctimas de ese transcurrir temporal. 

Quizás a mis padres les pasó hace tiempo algo parecido, pero yo no supe verlo. La nostalgia de las cosas pasadas, se incorporan o se hacen presente en algún instante de la existencia sin que lo hayamos buscado. Irrumpe sin aviso y nos traslada en el tiempo y el espacio atravesando sentimientos diversos y a veces inescrutables.  Esa noche, en mi casa estuvo favorecido por la penumbra, la música, la soledad momentánea, el ambiente navideño o vaya a saber porqué. 

Lo cierto es que en mi caso ese sentimiento fue agridulce y me llevó a tener la sensación de las cosas vividas y de la imposibilidad de controlar el tiempo y las incalculables circunstancias que marcan la vida personal y familiar. Aquel sentimiento de nostalgia acrecentó también la frustración por la imposibilidad de cambiar algunas experiencias vividas.

También puede ser que los sentimientos que me invadieron aquel día sean solo por mi tendencia personal a la nostalgia, es decir, mi intento de recuperar momentos y situaciones que el tiempo ya ha abolido. En fin, la nostalgia, ese sentimiento tan humano se apoderó de mis pensamientos en aquel último día del año.

 

 

 Bueno amigos, dejando ya este tema, me despido de vosotros con el sincero deseo de que tengáis un buen 2024 y que durante estas fiestas de noche vieja y de reyes, disfrutéis con alegría de la familia y de vuestros seres queridos.

Un abrazo a todos.


Pepe Herrera


 

 ** Para terminar y transportarnos a otros espacios temporo-espaciales comparto con vosotros canciones de Frank Sinatra algunas relacionadas con la navidad y una obra de Caravaggio titulada Adoración de los pastores.



https://youtu.be/Y5dUfN8G5aw?si=tFRdSTU91ZlU71VX




 

 

                           Caravaggio (1571-1610). Adoración de los pastores

 

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