Una mirada al mundo actual. Zigor Aldama

  A continuación transcribo una breve mirada sobre el mundo actual a través de unos artículos del periodista Zigor Aldama, publicado en Diario Sur como newsletter.



Zigor Aldama. Diario Sur

Una Newsletter para entender un mundo cambiante

El mundo siempre ha vivido en transformación constante. Las placas tectónicas se mueven, las especies evolucionan y los imperios nacen, crecen, y entran en declive para dejar paso, a menudo por la fuerza, a otros nuevos. La diferencia ahora es que los cambios se suceden cada vez más rápido, y que sus implicaciones en el mundo global son más profundas que nunca. Una pandemia que arranca en una ciudad oriental acaba encerrando en sus casas a ciudadanos de todo el planeta, una guerra entre dos países eslavos provoca hambrunas en África, y un buque que bloquea el Canal de Suez por fuertes vientos fuerza la parada de fábricas en Europa.


Esta newsletter que arranca hoy aspira a dar algunas claves sobre cómo se juega esta nueva partida sobre el tablero geopolítico mundial.


Estos son los tres temas que abordaremos:


Los BRICS superan al G7. Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica superarán en PIB a las potencias occidentales en unos años. Explicamos por qué.


Los ejercicios de la OTAN en Alemania.


El juicio a Trump calienta las presidenciales americanas.


                                                  

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Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica


Los BRICS superan al G7


Muchos en España aún recuerdan las huchas con forma de chino mandarín, seres amarillos y con larga coleta, en las que introducían pesetas y duros para combatir el hambre en el gigante asiático, ese que entre las décadas de 1950 y 1970 se conocía como ‘el dragón dormido’. Y famélico. En 1994, quince años después del inicio de las reformas económicas que impulsó Deng Xiaoping, China y España tenían aún un PIB similar.


Solo tres décadas después, la superpotencia comunista multiplica por 13 la riqueza de nuestro país, es la segunda economía del mundo y la única fuerza militar capaz de amenazar la hegemonía estadounidense. Por si fuese poco, lidera la alianza BRICS, el grupo de países en vías de desarrollo en el que la acompañan Brasil, Rusia, India y Sudáfrica. Este año, por primera vez, sus economías contribuirán más al crecimiento global que las del G7: concretamente, un 32,1% frente al 29,9% de las siete potencias democráticas más relevantes.




Estas previsiones de Bloomberg, basadas en los datos del Fondo Monetario Internacional, confirman un vuelco geopolítico de profundas consecuencias que arrancó en 2021, cuando, debido en parte al impacto de la pandemia, el PIB de los BRICS superó al del G7 en término de paridad a poder adquisitivo. O sea, en el cálculo que se hace teniendo en cuenta el coste de la vida. En dólares contantes y sonantes, ese ‘sorpasso’ no se prevé hasta 2032, momento en el que, si se mantiene la tendencia actual, China podría convertirse en la mayor potencia mundial.


Pekín impone su modelo con la economía. Como hicieron antes los grandes colonizadores occidentales, el Gran Dragón tiene intención de dejar su impronta en cómo se organiza el mundo. Pero, a diferencia de lo que hizo Europa primero y Estados Unidos después, Pekín no impone su modelo con las armas sino con el poderío económico.


El mejor ejemplo de ello es el gran proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, diseñado por el presidente Xi Jinping para vertebrar el mundo en torno a los intereses de los países en vías de desarrollo. Por primera vez desde la Edad Media, China proyecta su influencia política y económica a través de la construcción de gigantescos proyectos de infraestructuras -levantados y financiados por empresas chinas- y de alianzas políticas con países a menudo enfrentados con Occidente: desde Venezuela o Cuba, hasta Myanmar o Tailandia.


Con los dirigentes chinos no existe lo políticamente correcto ni la hipocresía de los derechos humanos, solo hay pragmatismo. Y eso se refleja bien en Ucrania. China se puso de perfil cuando Rusia invadió el país vecino y solo en los últimos meses ha tratado de hacer valer su poder de influencia sobre Vladímir Putin con un plan de paz que ha quedado en agua de borrajas. Oficialmente, Pekín no apoya ni a Moscú ni a Kiev, pero los datos reflejan que las relaciones comerciales con Rusia se han disparado en el último año y que China facilita que Rusia sortee las sanciones occidentales. Se abre un nuevo escenario en el que el país asiático ya no es un socio de la Unión Europea sino «un rival sistémico», y en el que el mundo tiende de nuevo a una nueva bipolaridad como la que existió con Estados Unidos y la Unión Soviética.


OTAN


Los ejercicios militares más importantes


Mientras tanto, el lunes arrancaron en Alemania los mayores ejercicios militares de la OTAN. Durante dos semanas, efectivos de 25 países -incluido Japón- participarán en las maniobras de ‘Air Defender’, un programa bélico que se extenderá hasta el próximo día 23 y que tiene como objetivo dejarle claro a Putin que con la Alianza Atlántica es mejor no jugar. “Los ejercicios son necesarios porque vivimos en un mundo más peligroso y porque estamos afrontando la mayor crisis de seguridad de nuestra generación. Envían un mensaje claro de que la OTAN está preparada para defender hasta el último centímetro de territorio aliado”, ha afirmado la portavoz Oana Lungescu.


En los simulacros de diferentes escenarios bélicos, en su mayoría defensivos, participan 250 aeronaves -de las cuales cien son estadounidenses- y 10.000 soldados, que se coordinarán con las diferentes Marinas en el Mar del Norte, el Báltico y el sur de Alemania. «El objetivo es mejorar la interoperabilidad y la preparación para proteger infraestructura crítica en las ciudades ante ataques aéreos, de drones y de misiles», explica la OTAN, que, gracias a la invasión rusa de Ucrania, ha logrado el compromiso de los países miembros para incrementar sus presupuestos de Defensa, como siempre ha demandado Estados Unidos. Es un hecho que algunos analistas consideran peligroso porque puede traducirse en una nueva carrera armamentística, liderada ahora por China.


Trump


El juicio que calienta las presidenciales


Al otro lado del Atlántico, mientras tanto, la guerra más encarnizada es la que libra el expresidente Donald Trump con la justicia del país que dirigió entre 2016 y 2020. Ayer (anoche, hora española), el líder que ahora lleva la delantera para disputarle de nuevo el cargo a Joe Biden en nombre del Partido Republicano, se sentó por segunda vez en el banquillo del tribunal -en esta ocasión federal- para declarar como imputado en nada menos que 37 delitos, de los cuales 31 están relacionados con los documentos secretos que guardó ilegalmente en su residencia. Presuntamente, los llegó a mostrar a personas que no tenían la autorización perceptiva para verlos. Algunos de los cargos que se le imputan atentan contra la seguridad nacional y acarrean penas de hasta 20 años de cárcel. Ayer, Trump se declaró 'no culpable' en todos ellos.




Trump, tras pasar por el juzgado. Ed Joines / AFP


Sin embargo, a sus 76 años Trump insiste en que es «víctima de una caza de brujas» , en que Biden trata de encarcelarlo «para evitar el enfrentamiento en las urnas», e incluso advierte de que ni siquiera una condena impedirá que se presente como candidato a las presidenciales del año que viene. Es, sin duda, un culebrón surrealista que mina la reputación de la superpotencia americana y sienta un precedente especialmente jugoso para los movimientos populistas que se extienden por Occidente siguiendo el ejemplo de Trump. «Es un día oscuro para los Estados Unidos de América, un país que sufre un rápido y severo declive. Pero, juntos, lograremos que América vuelva a ser grande», declaró, como si ya estuviera en campaña electoral.

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