Rincón literario y de arte

I) Microrrelato de Elsa Bueno Gaona

YO SOY ESA




Esa que miras cuando nadie te ve, sigue hablando sola con la mujer que mejor la conoce, con la mujer que es. Atesora cada beso de su cuello, vive en cada arruga, risa y recodo, bailando entre los nudos que no sabe deshacer y tropezando sin remedio con los enredos de su pelo.

Esa que miras así sin querer, se salta las salidas porque va con prisa, corriendo siempre tras estrellas, lunas, los soles de sus pies; prometidos destellos que la invitan a cruzar espejos, así olvida quién fue cuando siente que preguntas con el hambre, cuando la perfumas de tus piedras y latidos y sueltas cometas elevándola del suelo haciendo que vuele toda por los aires.

Esa que miras hoy, no volverá a llamarte; aún no sabe perder, sigue cruzando los dedos pensando que ganará y que quizá te querrá de nuevo alguna vez. 

Pero esa... esa ya nunca te mirará como antes.

(ebg) 


II) A la espera de un nuevo libro: Na het Achterhuis (Después del escondite) de Bas von BendaBeckmann.

Muchos conocemos la tragedia vivida por Ana Frank y su familia hasta su detención en Amsterdam por la policía nazi pero quizás somos muchos lo que no conocíamos bien lo ocurriodo a esa familia tras la detención en su escondite de Holanda. En este libro se relata lo acontecido a partir de ese momento con cada uno de los que estaban en aquella casa. Es importante recordar y saber para no repetir la historia de las atrocidades llevadas a cargo por el nazismo durante el siglo pasado.

Ana Frank después del escondite


Isabel Ferrer. El País

Un libro reconstruye lo ocurrido a las siete personas ocultas en Ámsterdam junto a la autora del ‘Diario’ tras su captura por los nazis

El Diario de Ana Frank describe los dos años en que la autora del diario más conocido del Holocausto permaneció escondida junto con sus padres y hermana, y otras cuatro personas, en el anexo de una casa de Ámsterdam, la capital de los Países Bajos. Pero, ¿qué ocurrió después del 4 de agosto de 1944, cuando todos fueron descubiertos por los nazis y deportados a los campos de concentración?



/ FUNDACIÓN ANA FRANK. Última foto que se conserva de la familia Frank.

Un libro publicado este martes en neerlandés y titulado Na het Achterhuis, que podría traducirse como Después del escondite, revela cómo el lugar y las cambiantes circunstancias del Holocausto definían la supervivencia o la muerte. Cómo al principio de la II Guerra Mundial perecía en las cámaras de gas entre el 80 y el 90% de los deportados, mientras que en la segunda mitad de 1944 la demanda de fuerza de trabajo podía alcanzar al 65% de los internados. El historiador Bas von BendaBeckmann, investigador de la Fundación Ana Frank, firma esta obra, que trata de mantener viva la memoria más humana de la tragedia.

Los ocho escondidos en el anexo eran Ana, su hermana Margot, y los padres de ambas, Otto y Edith. Les acompañaron el matrimonio formado por Hermann y Auguste van Pels, con su hijo, Peter, y Fritz Pfeffer, un dentista. Hermann van Pels era un empleado de Otto Frank, que tenía un negocio de pectina, un espesante alimentario. El grupo fue llevado en 1944 primero al campo de tránsito de Westerbork, al sur de los Países Bajos, y luego deportado a Auschwitz. A partir de ahí, sus vidas se separan y recomponer su trayectoria ha precisado de testimonios orales de supervivientes o amigos, documentos oficiales, como las listas de deportación y de los campos, y otros diarios similares al de Ana.

“El rompecabezas seguirá incompleto, pero hemos visto que Ana, Margot y su madre llegaron a Auschwitz, en la Polonia ocupada. Edith Frank se quedó allí y las niñas fueron trasladadas a Bergen-Belsen, en Alemania, junto con Auguste van Pels. En el curso de las investigaciones, mis colegas Gertjan Broek y Erika Prins, concluyeron que las hermanas debieron fallecer de tifus hacia febrero de 1945, y no en marzo, como indicaban los datos de la Cruz Roja, por el rápido desarrollo de la infección. Eran inseparables, y sabemos que cuando Margot se puso peor y ya no podía levantarse ni andar, Ana perdió la esperanza de vivir, su motor”, explica el autor, en conversación telefónica. Ana tenía 15 años y Margot 18.

Las hermanas murieron sin saber que su madre había fallecido en enero de ese mismo año, de agotamiento y malnutrición. “Es singular la historia de Peter van Pels [el muchacho mencionado en el Diario de Ana como su ilusión]. Trasladado con su padre y el de Ana a Auschwitz, repartía paquetes y podía moverse por el campo con cierta facilidad. Los envíos no eran para los judíos, sino que procedían de familias de presos políticos o demás recluidos por otros motivos. Pero había ropa y comida, y es posible que Peter ayudara a Otto Frank a sobrevivir. El padre de Ana estuvo enfermo y el chico le llevaba algo de comer y le visitaba”.

En 1945, ante el avance de las tropas rusas el campo fue evacuado y solo dejaron atrás a los enfermos, como Otto. Peter acabó en Mauthausen, en Austria, “donde le obligaron a trabajar en una fábrica de armamento, contrajo el tifus, y falleció poco después de la liberación Aliada, a los 18 años. Su madre, Auguste, murió en un tren camino del campo de Theresienstadt, en Checoslovaquia. Herido en una mano, su padre fue gaseado en Auschwitz. Y el dentista Pfeffer, trasladado con otros médicos, una práctica habitual de los nazis, pereció de disentería en el campo de Neuengame, en Alemania”. Bas von Benda-Beckmann dice que no puede sustraerse a la dura temática del libro, ni siquiera con la distancia del historiador, y que por eso es importante publicar este tipo de obras.

III) Exposición en La Térmica

Comentarios sobre esta exposición aportados por la revista Apuntes de Arte

https://apuntesdearte.es/entradas/el-dulce-sueno-mas-alla-del-infierno/

Comentarios

  1. Enhorabuena a la autora del microrrelato Elsa Bueno, me ha encantado, me ha hecho sentir.

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  2. Genial el microrrelato, Elsa Bueno. Cómo en la lectura de tan poco texto se puede hacer sentir tanto. Enhorabuena !!

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  3. Elsa Bueno nunca decepciona, genial como siempre.

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  4. Como siempre, como ayer..siempre sorprendiendome con tu sentido y Sensibilidad. No sólo por lo que transmiten tus relatos mi querida Elsa, es esa forma tan Genial de hacerlo.

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