Recordando a: José Hierro. Poeta

En nuestro rincón literario, hoy recordaremos a un poeta importante de la segunda mitad del siglo XX.

Me refiero a José Hierro. Inicialmente se expondrán algunos datos de su biografía y obra y posteriormente podremos leer algunos de sus poemas. Uno de ellos recitado por el mismo através de un a grabación de youtube.

José Hierro del Real (Madrid, 3 de abril de 1922 - ibídem, 21 de diciembre de 2002), conocido como José Hierro o Pepe Hierro, fue un poeta español. Pertenece a la llamada primera generación de la posguerra dentro de la llamada poesía desarraigada.

En sus primeros libros, Hierro se mantuvo al margen de las tendencias dominantes y decidió continuar la obra de Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Pedro Salinas, Gerardo Diego e incluso, Rubén Darío. Posteriormente, cuando la poesía social estaba en boga en España, hizo poesía con numerosos elementos experimentales (collage lingüístico, monólogo dramático, culturalismo...).1

  



Biografía

Nació en Madrid en 1922, aunque la mayor parte de su juventud la pasó en Cantabria, puesto que su familia se trasladó a Santander cuando José contaba apenas dos años. Allí cursó la carrera de perito industrial, pero se vio obligado a interrumpirla en 1936, al comienzo de la Guerra Civil Española.

Al finalizar la guerra fue detenido y encarcelado por pertenecer a una "organización de ayuda a los presos políticos", uno de los cuales era su propio padre, Joaquín Hierro, un funcionario de Telégrafos que el 18 de julio de 1936 interceptó el cable con que la Capitanía Militar de Burgos quería sublevar a la guarnición de Santander, pagándolo con la cárcel. Su hijo también fue a prisión por sacar información de la misma cuando lo visitaba. Pasó cinco años encarcelado y fue liberado en enero de 1944 en Alcalá de Henares.

 Hasta 1946 vivió en Valencia. Allí, en el Café El Gato Negro, participó en una tertulia literaria a la que asistían [Ricardo Blasco], Angelina Gatell, Alejandro y Vicente Gaos, y Pedro Caba Landa, entre otros. Desempeñó entonces diversos oficios. En 1948, en el Diario Alerta de Santander, hizo su primera crítica pictórica, sobre la obra del pintor burgalés Modesto Ciruelos (íntimo amigo que falleció también en 2002), labor que continuó ejerciendo en distintos medios de comunicación, especialmente en Radio Nacional de España y el Diario Arriba de Madrid. En 1949 contrajo matrimonio con María de los Ángeles Torres. Fundó la revista Proel, junto con Carlos Salomón y hasta 1952 dirigió las publicaciones Cámara de Comercio y Cámara Sindical Agraria, para instalarse al fin en Madrid, donde reanudó su carrera de escritor. Trabajó en el CSIC y en la Editora Nacional. Colaboró en las revistas poéticas Corcel, Espadaña, Garcilaso. Juventud creadora, Poesía de España y Poesía Española, entre otras. Participó en los Congresos de Poesía de Segovia, (del 17 al 24 de junio de 1952) y Salamanca (5 de julio de 1953). En 1995 es nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo de Santander. Además en 1998, recibe, como reconocimiento final a su grandísima carrera, el Premio Cervantes. Fue elegido miembro de la Real Academia Española en 1999. En 2002 es nombrado también Doctor Honoris Causa de la Universidad de Turín.

Fallece el 21 de diciembre de 2002 a los 80 años de edad en Madrid. 

Poseía la curiosa superstición de no poder escribir nunca en su propia casa; era normal verlo en la cafetería de Avenida Ciudad de Barcelona, en Madrid; en ella y en otros cafés escribió toda su obra. Era sin embargo un trabajador lento y minucioso: algunos de sus poemas tardaron años en encontrar la forma definitiva.

A continuación algunos de sus poemas


Vida

Después de todo, todo ha sido nada,

a pesar de que un día lo fue todo.

Después de nada, o después de todo

supe que todo no era más que nada.

Grito ¡Todo!, y el eco dice ¡Nada!

Grito ¡Nada!, y el eco dice ¡Todo!

Ahora sé que la nada lo era todo.

y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.

(Era ilusión lo que creía todo

y que, en definitiva, era la nada.)

Qué más da que la nada fuera nada

si más nada será, después de todo,

después de tanto todo para nada.


José Hierro, publicado en Cuaderno de Nueva York (1998)

En el enlace siguiente está este poema en voz del propio autor

https://youtu.be/U9Hi0HUB-xI


Así era

Canta, me dices. Y yo canto.

¿Cómo callar? Mi boca es tuya.

Rompo contento mis amarras,

dejo que el mundo se me funda.

Sueña, me dices. Y yo sueño.

¡Ojalá no soñara nunca!

No recordarte, no mirarte,

no nadar por aguas profundas,

no saltar los puentes del tiempo

hacia un pasado que me abruma,

no desgarrar ya más mi carne

por los zarzales, en tu busca.

Canta, me dices. Yo te canto

a ti, dormida, fresca y única,

con tus ciudades en racimos,

como palomas sucias,

como gaviotas perezosas

que hacen sus nidos en la lluvia,

con nuestros cuerpos que a ti vuelven

como a una madre verde y húmeda.

Eras de vientos y de otoños,

eras de agrio sabor a frutas,

eras de playas y de nieblas,

de mar reposando en la bruma,

de campos y albas ciudades,

con un gran corazón de música.


Desaliento

«No quiero que pienses», dices

Tú sabes que sólo en ello

puedo pensar. Pasarán

los días, las noches. Tiempos

vendrán sin nosotros. soles

brillarán en cielos nuevos.

Ecos de campana harán

más misterioso el silencio.

(«No quiero que pienses».)

Yo seguiré pensando en ello.

Quisiera hablarte de hermosas

fábulas, de pensamientos

luminosos, de jornadas

soñadas, de flores, vientos,

caricias, ternuras, gracias,

secretos;

pero en la boca me nacen

palabras de fuego.

Como llamas silenciosas

me abrasan por dentro.

Debiera decirte «amor»,

«fantasía», «sueño».

Yo sólo pregunto cómo

fue posible aquello.

Seguiría, paso a paso,

la huella de tu andar. Dentro

de tu vida escondería

la vida que muero.

«No quiero que pienses». Yo

digo que no pienso en ello.

(Cómo podría olvidarlo

sin haberme muerto.)


El buen momento

Aquel momento que flota

nos toca de su misterio.

Tendremos siempre el presente

roto por aquel momento.

Toca la vida sus palmas

y tañe sus instrumentos.

Acaso encienda su música

sólo para que olvidemos.

Pero hay cosas que no mueren

y otras que nunca vivieron

y las hay que llenan todo

nuestro universo.

Y no es posible librarse

de su recuerdo.


La mano es la que recuerda

La mano es la que recuerda

Viaja a través de los años,

desemboca en el presente

siempre recordando.

Apunta, nerviosamente,

lo que vivía olvidado.

la mano de la memoria,

siempre rescatándolo.

Las fantasmales imágenes

se irán solidificando,

irán diciendo quién eran,

por qué regresaron.

Por qué eran carne de sueño,

puro material nostálgico.

La mano va rescatándolas

de su limbo mágico.


Llegada al mar


Cuando salí de ti, a mí mismo

me prometí que volvería.

Y he vuelto. Quiebro con mis piernas

tu serena cristalería.

Es como ahondar en los principios,

como embriagarse con la vida,

como sentir crecer muy hondo

un árbol de hojas amarillas

y enloquecer con el sabor

de sus frutas más encendidas.

Como sentirse con las manos

en flor, palpando la alegría.

Como escuchar el grave acorde

de la resaca y de la brisa.

Cuando salí de ti, a mí mismo

me prometí que volvería.

Era en otoño, y en otoño

llego, otra vez, a tus orillas.

( De entre tus ondas el otoño

nace más bello cada día. )

Y ahora que yo pensaba en ti

constantemente, que creía…

( Las montañas que te rodean

tienen hogueras encendidas.)

Y ahora que yo quería hablarte,

saturarme de tu alegría…

( Eres un pájaro de niebla

que picotea mis mejillas. )

Y ahora que yo quería darte

toda mi sangre, que quería…

(Qué bello, mar, morir en ti

cuando no pueda con mi vida.)


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