Compartiendo un café. ¿La historia en retroceso?. R. Ponce

Compartiendo un café


Charlando con Ricardo Ponce sobre la actualidad



 Otra vez me dirijo a ese espacio-tiempo imaginario para conversar con mi amigo Ricardo Ponce. Ordenaré la charla como si fuese una entrevista para fijar mejor los temas.

 P. Antes de comenzar, ¿qué opinas de las entrevistas?

R. El interés y calidad de las entrevistas dependen del tema, de las preguntas formuladas y del entrevistado. Cuando esos tres elementos son buenos las entrevistas nos suelen aportar conocimientos o material para la reflexión. Las que son escritas exigen al entrevistado una precisión mayor en sus respuestas. Las orales o a través de videos u otros medios son a veces influenciadas por los prejuicios del escuchante o  por otros elementos que a través de lo visual o auditivo  aumentan o disminuyen la valoración del entrevistado. Entre esos aspectos están el acento, el lenguaje oral y corporal, etcétera. En fin, a pesar de estos matices lo esencial de la entrevista es que el tema sea de interés y el entrevistado sea humilde en las respuestas a los temas que aborda ya que no existen verdades incontrovertibles.Respecto a esta entrevista, me adelanto y al lector le digo que está hecha por los sentimientos de amistad de entrevistador-entrevistado y no por la capacidad o conocimientos en concreto del que responde. Considero que soy solo un ciudadano que aspira a entender el mundo en que vive.



P. Comenzamos ya. ¿Crees que la historia está en retroceso? Las noticias sobre el chat de los militares, sería una expresión de ese retroceso?

R. Desde joven me imaginé la historia como una carretera de montaña donde hay curvas que suben y a veces bajan para finalmente llegar al punto al que nos dirigimos.  La historia es larga y el periodo que ocupamos en ella cuando vivimos es pequeño y la opinión que tengamos sobre lo que acontece en nuestra realidad estará en consonancia con el lugar de esas curvas en el que nos encontremos. Cuando tenemos una visión estudiada durante siglos concluiremos que la historia va progresando en el sentido de que hay menos violencia interespecie y mejor calidad de vida en términos generales.

Contestando a tu pregunta concreta sobre si ahora estamos en una regresión (curva que baja) podríamos pensar si solo analizamos estos últimos años, que sí. Se han cronificado conflictos mundiales y han surgido otros que recuerdan a las peores épocas del  siglo pasado, han reaparecido nacionalismos excluyentes, ha tomado auge los populismos tanto de derechas como de izquierdas y se han debilitado consensos para la paz y el progreso tanto a nivel local como internacional. Gobiernos con minorías o en coaliciones contranatura, independentistas miopes, o el veneno urdido desde partidos o plataformas poderosas que han introducido nuevamente en la sociedad las salidas autoritarias, el reclamo de la violencia, el odio entre los ciudadanos y las soluciones falsas y fáciles impregnadas de sentimientos que solo recuerdan a épocas que creíamos ya superadas. Muchos se han equivocado  aunque algunos más que otros y han preparado ambientes insanos para la democracia y el estado de derecho. Todo esto está enmarcado en la terrible pandemia que nos amenaza no solo en el aspecto sanitario si no también en el social y en el económico. En un mundo donde campan en crecimiento movimientos ligados a Trump, Bolsonaro, Orbán, partidos de extrema derecha en países europeos y populistas en nuestro entorno como Iglesias, Rufián, Puigdemont y el tóxico mensaje de Abascal y los suyos, nos llevaría a asegurar que estamos con alto riesgo de involución, que por supuesto hay que evitar desde la coherencia política en un sociedad democrática del siglo XXI. Los chats de esos exmilitares son un síntoma y muestra de esta situación. Este hecho no hay que hipertrofiarlo pero tampoco minimizarlo y mirar hacia otro lado.

P. ¿Pensabas que ibas a vivir una pandemia como ésta?

 R. No lo pensaba y quizás era por ignorancia y por el sentimiento de que se tenía sobre todo en los países desarrollados que teníamos todo controlado y que con la ciencia conseguiríamos rápidamente evitar situaciones como las vividas en otras pandemias de la historia de la humanidad. Enfermedades como la peste negra, la viruela, la malaria, la gripe mal llamada española, el VIH y otras más ya habían puesto a las sociedades humanas en situaciones de gran peligro pero ahora parecía que lo habíamos olvidado. Los especialistas en enfermedades infecciosas eran conscientes de estos riesgos pero los demás no supimos escucharlos. Ahora cuando la pandemia también golpea a las sociedades ricas es cuando se disparan las alarmas a nivel mundial.

P. ¿Cómo consideras que respondieron los gobiernos a esta situación?

R. Ha habido de todo. Unos muy mal y otros menos mal pero ninguno demasiado bien ya que no estaban preparados para esta pandemia disparada por la globalización. En occidente los más populistas, los que se llenan la boca de “pueblo” lo hicieron peor, véase Trump, Bolsonaro, la ultraderecha u otros parecidos. También hubo improvisaciones, experimentos y desaciertos en países que no hubiéramos pensado antes.  No hubo unidad consensuada en la respuesta y cada cuál fue maestro con su librillo.  De todos modos aún desconocemos muchas cosas sobre este virus y esta pandemia y puede ser todavía muy prematuro para sacar conclusiones sobre los distintos resultados en Asia y en el resto del mundo.

En España fueron lamentable las improvisaciones, errores y la falta de acuerdo entre los diferentes partidos políticos. Algunos vieron en la pandemia una oportunidad para avanzar en sus posicionamientos electoralistas. Y para colmo la gestión parcelaria de cada comunidad autónoma hizo crear desconfianza y confusión en las medidas preventivas a seguir por la población. En fin, sin duda que se podría haber afrontado de una manera eficaz en la unidad y despolitizando las directrices gubernamentales, pero no fue así y aún esta pandemia no ha terminado. Ojalá rectificasen todos los agentes políticos e hiciesen una autocrítica sincera para seguir en esta lucha que insisto aún no ha finalizado.

 P. Y la población ¿cómo crees que ha respondido ante la pandemia y los confinamientos?

R. También ha habido de todo. Al comienzo la respuesta mayoritaria fue bastante buena pero la prolongación en el tiempo de la pandemia más la actitud irresponsable de sectores de clase y partidos políticos fueron minando una respuesta masiva y homogénea para enfrentar a esta situación. Además de la actitud mezquina de la oposición política y de la debilidad de la coalición de gobierno en España, también influyeron en la respuesta ciudadana las recomendaciones sanitarias a veces contradictorias e incomprensibles de las autoridades autonómicas y nacionales. Un elemento que no podemos olvidar es que este virus no solo ha traído muertes y enfermedades si no también paro, quiebra de empresas y en suma empobrecimiento presente y futuro. Esta asociación de efectos debilita una respuesta contundente en el tiempo por parte de la sociedad. Actualmente se siguen enfermando y muriendo muchísimas personas al día, aquí y en el resto del mundo, no tenemos aún fármacos o vacunas en uso que nos permita controlar al virus y sin embargo pareciera que la preocupación mayor de los políticos y de la población es cómo vamos a celebrar la navidad. Pareciera que existe la fantasía que por ser navidad el virus va a dar una tregua. Si hay comportamientos irresponsables o insolidarios lo pagaremos no solo con más muertes en enero o febrero si no que también se paralizará por ese mismo motivo aún más la economía.

A pesar de lo dicho antes, sin duda debo señalar como destacado el esfuerzo realizado por los sanitarios en general y también el de todos los sectores esenciales que han mantenido y mantienen la sociedad en marcha.

 P. ¿Y la actitud de los jóvenes?

 R. En cualquier tema cuando se hace referencia a los jóvenes transmitimos la idea como de algo totalmente homogéneo y creo que no es así. Si es cierto que en esta situación y a través de lo observado en los medios de comunicación podríamos tener la idea de que la juventud ha tenido comportamientos irresponsables e insolidarios con otros sectores de la sociedad y con el país en general. A pesar de ello no creo que los “jóvenes” en su conjunto hayan tenido estas actitudes criticables, sí quizás algunos grupos o sectores de la juventud hayan realizado conductas incívicas e insolidarias a veces espontáneas y otras también jaleadas por organizaciones políticas o de ideologías retrógradas.

La juventud desde siempre se ha manifestado con actitudes rompedoras de lo establecido y en ocasiones se afirma y busca su identidad separándose de los mayores como una forma de comportamiento más vital, lúdico, festivo o transgresor del establishment. Algunos de esos comportamientos de siempre, en estas circunstancias puede que hayan sido o parecido insolidarios o defensores de valores muy individualistas y con visión cortoplacista.

 P. ¿Qué piensas sobre los artículos en prensa que sugieren frentes opuestos según grupos de edad (boomers-generación X, millennials, generación Z, etcétera)?

 R. Es cierto que cada generación sociológicamente tiene unas características particulares de comportamientos, proyectos, valores y visión de su presente y futuro. Todo ello está dado por el contexto socio económico y cultural de la región del mundo globalizado en la que hoy viva.  Pero de eso a describir grupos enfrentados o contribuir a dar esa sensación de enemigos por edad, me parece un dislate peligroso y no sé si es fruto de  ignorancia, irresponsabilidad o si también existen tendencias que desean crear estos ambientes superestructurales para desviar el problema de base que existe en la sociedad actual.  En el presente lo que hay es desocupación, precariedad laboral, desigualdad social creciente y el enriquecimiento de minorías frente al empobrecimiento de grandes mayorías producto de una forma de capitalismo que desatiende las necesidades, el crecimiento y el avance social de grandes sectores de la población.

La mayoría de los dirigentes políticos mundiales, aunque no todos, carecen de una visión de futuro para la humanidad y están algunos solo al servicio de los intereses de los más ricos y otros atrapados dentro de unos nacionalismos decimonónicos sin capacidad de adaptarse a la globalización actual no solo en lo económico sino también en lo cultural y social.

En la actualidad el enfrentamiento no pasa por sectores de la sociedad en relación a sus edades si no entre los extremadamente ricos con sus “funcionarios políticos” y el resto de la sociedad, trascendiendo esta situación a los marcos nacionales y no encontrando solución tampoco en el entorno internacional, que no elabora una respuesta a los problemas reales  de la ciudadanía de hoy.

P. Cuando pase la pandemia, ¿crees que saldremos mejor o peor como sociedad?

 R. Cuando comenzaron los confinamientos por la pandemia y de forma brusca cambió nuestras vidas muchos pensaron que esta situación nueva para las generaciones actuales podía marcar un punto de inflexión en el comportamiento humano tanto individual como social.  Lamentablemente creo que no va a ser así y si hay cambios no serán para mejor. Los líderes políticos y los grupos con gran influencia en la población no supieron guiar este momento histórico y siguieron actuando y también transmitiendo a la sociedad que no se iba a producir ese cambio positivo anhelado. Lo que si quedará para la post pandemia serán más ciudadanos pobres y sin trabajo y una sensación de vulnerabilidad social que antes de la llegada de este virus era no era tan marcada ni tan extensa.

 P. ¿Cuál es tu opinión sobre los negacionistas y anti vacunas y qué impacto tendrán las vacunas en ciernes?

 R. Afortunadamente estos grupos, aunque son un problema social producto de la ignorancia y de una idea sui géneris de la libertad individual alejada de la solidaridad comunitaria, son aún minoritarios y pienso que hay que ser duros con ellos dentro de los marcos de la ley de un estado de derecho. Respecto a la llegada de las vacunas para inmunizarnos contra el coronavirus hay que dejar hablar a la ciencia. Es decir los científicos deben ser exigentes en los criterios de análisis de calidad y seguridad de estas nuevas profilaxis. Si tras ese análisis basado en la ciencia se considera adecuadas estas medidas sin duda pueden cambiar a lo largo del próximo año el panorama actual que hoy tenemos. Pero hay que ser cautos y darle su tiempo. Ello no significará a corto plazo que debamos bajar las medidas actuales de protección ante la infección. En fin, no soy científico pero creo que aún nos queda un año o más por delante  para valorar que es lo que va a pasar.

P. ¿Se está produciendo un cambio intenso en el mundo sin que reparemos demasiado en eso?

 R. El día a día a veces nos impide ver los cambios en los que estamos inmersos como sociedad global. El auge de los populismos, de los nacionalismos, la errática política internacional de Estados Unidos liderada por Trump, el crecimiento extraordinario del peso en la economía mundial de China, la pérdida de influencia de Europa en el mundo y sobre todo el abandono de valores que parecían muy fuertes tras el final de la segunda guerra mundial y después de la caída de la Unión Soviética, nos sitúa en un panorama muy diferente al que teníamos hace solo dos décadas. Si a todo esto se agrega el cambio tecnológico vivido en la sociedad, la marcada división de poblaciones o de países entre pobres y ricos y la creciente y hasta ahora imparable crecimiento de la desigualdad social incluso en los países mejor situados, nos enfrenta a un mundo globalizado complejo y muy difícil de manejar. Asociado a todo lo anterior como problema de este tiempo no hay que olvidar el cambio climático y sus consecuencias.

 P. ¿Que opinas sobre la actitud que hay que tener con Hungría y Polonia dado su bloqueo al acuerdo de ayuda económica europeo por la pandemia?

 R. La Unión Europea no será nada y no tendrá futuro si no consolida la unión política basada en principios democráticos, impulsa el estado de derecho, la división de poderes y se impregna por la defensa a ultranza de los derechos humanos. Por todo esto creo que con esos países primero hay que negociar y consensuar pero si siguiesen en una postura inflexible habrá que actuar con dureza buscando otras alternativas legales, sanciones o exclusiones de otros beneficios provenientes de la unión de los demás estados europeos.

 P. ¿Qué piensas de los populismos?

 R. Los populismos tanto de derechas como de izquierdas son rechazables porque son esencialmente antidemocráticos. Aunque lleguen al poder por la vía democrática, una vez instalados allí tienden a romper con el estado de derecho y las instituciones. Lo hacen porque se sienten representantes del “pueblo”, de la masa y no de los ciudadanos de un país. Los populistas son los de las respuestas fáciles a problemas complejos activando sentimientos básicos de la ciudadanía; impulsan la adulación del “pueblo oprimido” frente a castas o privilegiados que ellos a su vez señalan como los opresores de la sociedad; también son excelentes vendedores de humo y refuerzan el caudillismo personalista por encima de las instituciones realmente democráticas. Suelen decir que acceden al poder para corregir lo errores  reales de la praxis democrática y lo que terminan haciendo es destruir la democracia alterando severamente la convivencia.

 P. ¿Has cambiado de ideas respecto a la sociedad que deseas considerando tus opiniones en la juventud y las que ahora tienes siendo un septuagenario?

 R. Cuando me preguntas eso recuerdo a Heráclito de Éfeso “Lo único permanente es el cambio”. Por supuesto que he cambiado. Hay personas que consideran un mérito no cambiar nunca pero lo que hay que tener en cuenta son los valores o los temas a los que se refieren esos cambios. Creo que mantengo los mismos valores que cuando joven que son los valores principales de la ilustración, del modernismo y algunos conceptos del transmodernismo y sin duda no puedo olvidar la influencia del sesentayochismo en mi generación.Pero me he alejado de las ideas que proclamaban cambios revolucionarios violentos o la defensa de dictaduras para lograr una sociedad más justa. Mis pensamientos podrían situarse más en una social democracia pero soy consciente que ésta debe ser adaptada a la realidad de cada país o región que a su vez está marcada por el desarrollo político que haya tenido ese contexto. Pienso que existe un exceso de adjudicación de rótulos de izquierda o derecha y esta actitud lleva de hecho a un posicionamiento plagado de prejuicios y que impide un normal debate de ideas en las que pareciera que lo único importante es adscribirla a un  bloque ú a otro. Pienso que hay que construir un mundo en democracia luchando contra las causas de la desigualdad social, contra el racismo, la intolerancia, los fundamentalismos de cualquier tipo, la xenofobia, los populismos y los nacionalismos excluyentes y patrioteros. Dentro de estas coordenadas generales en nuestro tiempo debemos impulsar también la lucha por la igualdad en derechos de la mujer, combatir la homofobia e impulsar el respeto a los animales. Finalmente creo que todos estos frentes deben enmarcarse en una reivindicación constante por medidas que luchen contra el cambio climático. Los objetivos a los que uno apunta no se logran en un periodo de tiempo breve. Hay que ser conscientes también que no lo veremos en nuestra corta vida personal y para ello debemos romper con la “ansiedad histórica” de muchos bien intencionados políticos pero que piensan y desean ver en su corta vida biológica cambios sociales y estructurales que suelen plasmarse después de muchos años o siglos.

 P. ¿Qué opinas sobre la nueva ley de educación?

 R. Una más sin consenso y al parecer sin gran participación de los agentes principales que son los maestros y profesores. ¿No se intentó el consenso o éste fue rechazado por motivaciones políticas?. No conozco la respuesta. Seguramente la ley habrá mejorado muchas cosas y otras aún estarán sujetas a críticas. Probablemente también sea rechazada por intereses economicistas, por influencia de la iglesia que siente que con algunas modificaciones pierde poder y por supuesto por simple y llanamente confrontación partidaria.

Sea como sea parece que será otra ley fracasada. En última instancia y no es la primera vez, indica esta situación una incapacidad de los políticos en general para llegar a acuerdos pensando en los educandos y en la necesidad de nuestro sistema educativo de mejorar, corregir errores y desarrollar una ley de todos que primen los objetivos de una educación laica, moderna, con valores donde las humanidades y la ciencia vayan de la mano y nos permita educar a los jóvenes de hoy para un presente y futuro complejo como se observa en el horizonte de la realidad mundial. Técnicamente no puedo juzgar la ley porque creo que ese aspecto corresponde a los educadores, pero sin tengo la sensación de un nuevo fracaso que demuestra la incapacidad de superar los intereses de grupo sobre los de la sociedad en general.

P. Como votante crítico que creo que eres de uno de los partidos de la coalición que gobierna España, ¿qué piensas del gobierno actual de coalición?

 R. Te aclaro de antemano que no pertenezco a ningún partido pero si es cierto que desde la transición democrática he coincido más con algunos que con otros. Sin embargo desde mi modesta y casi nula relevancia como persona política he sido también muy crítico con ese partido al que creo que te refieres. La necesidad de llegar a un gobierno de coalición ha sido un reflejo de la fragmentación electoral y de lo que los ciudadanos votaron en la elecciones. En política a veces hay que acompañarse de incómodos socios para poder intentar llevar adelante al menos los principales objetivos de una organización política.  Dicho esto también te digo que no me gusta esta coalición dado que compartir el gobierno con populistas es siempre pernicioso y acaba mal por que ese socio quiere en última instancia posicionarse para superarte en parcelas de poder. También la dirección actual del PSOE en muchas ocasiones siento que no refleja el sentir de sus votantes y no me refiero a errores normales de un ejercicio de gobierno si no a sus vinculaciones y concesiones al nacionalismo independentista que claramente desea la ruptura del estado. El equilibrio en el poder cuando no tienes mayoría te hace vincularte con corrientes políticas a veces antagónicas y eso queda en la memoria del votante y le cuesta comprender y aceptar las cesiones que esas alianzas te obligan. Las asociaciones tácticas o estratégicas con grupos políticos que declaran abiertamente la ruptura de España sólo llevará a una pérdida de confianza de sectores que desean un país unido y sin renuncias ya que sienten como una claudicación del estado de derecho el facilitar indultos apresurados o modificaciones solo para conseguir un apoyo a los presupuestos o para mantenerse en un poder controlado precisamente por los que se quieren alejar de la nación. En fin, una coalición que me desagrada. ¿Era posible otra?. Al parecer tampoco.

 P. ¿Cuál es tu mirada sobre el problema de la inmigración que sacude a Europa?

 R. Las migraciones producidas por la pobreza, las guerras, las enfermedades, las injusticias y por el cambio climático que también participa de forma indirecta en los flujos migratorios, es imposible de detener en el tiempo. Y no solo afecta a Europa si no a otras partes del mundo.Los humanos a lo largo de la historia han migrado siempre. Creo modestamente que lo que hay que hacer es permitir unos flujos migratorios regulados, medidos y muy estudiados.  La inmigración incontrolada y sobre todo de entornos culturales muy diferentes crean problemas de convivencia en la sociedad y son bandera para los nacionalismos xenófobos y populistas. La izquierda tiene una asignatura pendiente en este tema ya que no afronta esta cuestión y no adopta una posición definida en los países donde se produce este problema.

Las migraciones no son solo un problema de Europa es un reto mundial y debería ser abordado por las Naciones Unidas implicando a todos los países que la integran.  De forma general todas las naciones de esta organización deberían participar en la solución a este tema que irá en aumento.

Es conocido ya que si se ayuda al desarrollo socio-económico en los países de origen de lo migrantes, se aportan soluciones a los conflictos allí presentes y se mejora sus condiciones de vida, los flujos migratorios disminuirán de forma notable. Luego también hay que ser consciente que en el caso de Europa los problemas derivados de la migración no deberían ser de los países frontera si no de todos los miembros de la Unión Europea. Aunque no sea compartido por muchos, pienso que aceptado los flujos migratorios tras los requisitos acordados se deben fomentar la integración de los inmigrantes favoreciendo su asimilación pero obligándolos también a aceptar los marcos democráticos y culturales del país receptor  y por supuesto, siendo muy tolerantes con sus costumbres de origen, siempre y cuando éstas no conculquen los derechos humanos y los reconocidos en la Constitución y leyes del país que acoge.

 P. ¿Qué piensas de los políticos de este país?

 R. Aunque muchos de ellos puedan estar muy capacitados personalmente o profesionalmente, en general y desde el punto de vista político creo que son gran parte de estos unos ineptos. La cualidad principal desde mi punto de vista, que debe tener un político, es la sensibilidad para captar los problemas reales de la ciudadanía, del mundo en el que se está y de los cambios que siempre están presentes en la vida de la sociedad. A lo anterior agrego que se debe tener conciencia que uno no tiene la verdad absoluta y que en democracia por el bien de la ciudadanía hay que saber pactar y consensuar proyectos troncales para el progreso social.

Muchos de los políticos hoy parecen actores teatrales que interpretan papeles para sus acólitos; persiste la idea de considerar al adversario político como un enemigo; se ha instalado el postureo y conductas populistas a lo que se suma en algunos sus sentimientos tanáticos guerracivilistas y retrógrados. Pero lo que más me llama la atención es que el parlamento en ocasiones ya no es, por estos actores, un reflejo de la sociedad. Pareciera que la ciudadanía va por un camino y los políticos actores van por otro. Aún así, tengo esperanza de que esto cambie. Seguramente los políticos actuales serán barridos por nuevas generaciones que sabrán dar mejor respuesta a los problemas de los ciudadanos.  A pesar de mi opinión quiero diferenciar bien de la crítica “populista” a la llamada clase política. Los populistas son aún peores que los políticos que están hoy en el parlamento (aunque ya se han introducido también las corrientes del populismo simplista y retrógrado en el Congreso). Son peores porque son esencialmente antidemocráticos, autoritarios y liberticidas y los políticos actuales solo ineptos temporales que serán sustituidos a través del voto ciudadano.

P. Nos imaginamos una situación ficticia. Si tuvieses la oportunidad de estar a solas ¿qué les dirías a los líderes o estrategas de los partidos de derechas o de izquierdas de nuestro país?

R. A ambos les diría que estudien verdaderamente la realidad del país, que se sitúen en el momento crucial de cambios y retos de la globalización, el cambio climático y de los niveles enormes de desigualdad de la sociedad española y del mundo en general; que no elaboren políticas solo para sus votantes si no para toda la sociedad y que sean conscientes que para eso tienen que marcarse objetivos prioritarios basados en un consenso real y de medio plazo abandonando el oportunismo y la táctica cortoplacista. No todo lo que hace el adversario político es malo o es rechazable y que hay que considerar la mirada del otro para enriquecerse en el análisis y en las soluciones. Que tanto la derecha como la izquierda deben reconocer los errores que nos llevaron a la guerra civil en un contexto histórico que hoy afortunadamente ya es muy diferente. Que los verdaderos demócratas deben repudiar todos los excesos de la contienda fratricida y destacar sin reparos también la extraordinaria violencia y represión de la dictadura surgida del fin de la guerra civil. 

Tanto a la izquierda como a la derecha democrática les diría también que no caigan en el contagio de las tendencias más peligrosas de nuestro presente como son los populismos y los nacionalismos y de forma unida combatan cualquier embrión involucionista de la democracia que a pesar de los errores y dificultades de estas décadas ha sido el mejor periodo en siglos para la mayoría de la ciudadanía española.

Ahora ya por separado, a la derecha le diría que no son dueños del poder político y que en democracia hay que asumir las derrotas electorales y dejar y ayudar a gobernar favoreciendo consensos en objetivos válidos para todos los sectores de la ciudadanía. Le diría también que el adversario político no es un enemigo a abatir. Que aunque se entiende que al ser de derechas defiendan determinados intereses económicos y conductas conservadoras pero que no olviden que se debe gobernar para toda la ciudadanía en un país aconfesional, plural y del siglo XXI.

A la izquierda también le pediría autocrítica de hechos repudiables de su trayectoria histórica ( estalinismo, checas,etc) y una fuerte advertencia para deslindar lo que es izquierda de lo que es populismo seudo izquierdista no democrático. Formular programas de gobierno realistas y solventes. También le sugeriría mucha atención para no claudicar por oportunismo tactista con los enemigos de la democracia y del estado de derecho como son los nacionalismos y los independentismos.

P. Para escapar un rato de la realidad, y siguiendo un anhelo muchas veces soñado por los seres humanos, en lo personal ¿que harías diferente si tuvieses la oportunidad de volver al pasado?

R. Valoraría más a los mayores, a los lazos familiares genuinos que me ofrecieron en mi infancia y juventud apoyo y cariño. Trataría de deshacer o rectificar actos o comportamientos míos que aún siendo en ocasiones involuntarios pudieran haber dañado o herido a otras personas. Expresaría mejor mi afecto y agradecimiento a muchos que a lo largo de mi vida me acompañaron, ayudaron o aportaron aspectos muy positivos a mí y a mi familia. Estudiaría y leería más de lo que hice. Trataría de saber más y conocer más, en resumen me formaría mucho mejor en todos los ámbitos de mi interés. También intentaría ser más útil a los demás y desearía tener la capacidad para ser mejor con mis seres queridos y mis amigos más íntimos. En fin, rectificar tantas cosas que ni con la fantasía del viaje al pasado creo que sea posible.

 P. Desde que hablamos la última vez ya hace unos años, ¿cuáles han sido las circunstancias o hechos que más te han marcado personalmente?

 R. Algunas son de orden más general y otras más personal. En lo general que el mundo está peor que lo que yo aspiraba cuando era muy joven. Eso me da una sensación de fracaso generacional aunque también sé que es un periodo corto de la historia aunque amplio en la vida personal de un individuo y eso lo hace a uno verlo quizás peor. Pero aún así me entristece ver la repetición de errores históricos de los seres humanos como los nacionalismos, los populismos y las llamadas a la violencia como forma de solucionar conflictos.

En lo personal, el paso del tiempo y el envejecimiento es algo que no logro aceptar y eso me causa desasosiego. En lo más íntimo el distanciamiento con alguna persona muy querida por mí pero que me ha hecho constatar que en ocasiones a pesar de la palabra y de los afectos profundos uno  no puede revertir algunas situaciones de desavenencias si no hay una voluntad compartida de resolver los problemas. Y finalmente la decepción producida por el alejamiento de algunos amigos. Quizás a estos los ubiqué mal en las categorías de Aristóteles sobre la amistad y pensé que eran del grupo de lo “bueno”  y solo pertenecían al de los amigos coyunturales es decir al grupo de lo “interesado o placentero”.  Esa decepción si ha estado compensada por otros amigos del grupo aristotélico de lo “bueno” que me dan a diario afecto, compañía e impulsos para proyectos aunque sean en esta etapa más avanzada de mi vida.

 P. Ya para finalizar y pasar a asuntos más agradables, dime que actividades aconsejarías hacer a los lectores de esta entrevista.

 R. Cultivar la amistad, la solidaridad, hacerse adicto al conocimiento, pensar, reflexionar, pasear, observar, ayudar a otras personas y en suma vivir pensando que el problema mayor que tengamos en un momento determinado se puede solucionar.  Ver cine, visitar museos, leer libros, escuchar música clásica, jazz, rock o la que te guste y compartir lo que eres con los demás.

  

 



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