Escenas de futuro. María Navarro

En editorial La Dragona (Miguel Gómez editores) María Navarro desarrolla su pensamiento sobre la actualidad derivada de la pandemia Covid19. Desde su visión de psicoanalista, poetisa y escritora nos sugiere un enfoque no habitual de nuestro presente.

http://ladragona.es/escenas-de-futuro-maria-navarro/


«Escenas de futuro».

 María Navarro

María Navarro es psicoanalista, miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis  y de la Escuela lacaniana de psicoanálisis. Escritora y editora.


En un escenario donde el futuro, capitaneado por los hilos tecnofinancieros, en el que para completar el proceso de producción parecía que no era necesario el momento material, la mercancía, sostenido además por una tecnología que ha ido colonizando nuestros cada vez más individualizados modos de existencia, donde la promesa de un futuro mejor ha pasado por el intento de controlar todas las parcelas posibles de la vida de los sujetos, cómo ubicarnos frente a la irrupción de una presencia que no se ve, salvo por sus efectos devastadores, no sólo en lo que atañe a la vida, a los cuerpos, sino a lo que sostiene el entramado social, pues las estructuras sociales y políticas sobre las que descansa el discurso preponderante no puede soportar el peso de lo que significa que un virus lo pare casi todo.

Imágenes de un tiempo que ya comienza a resonar como pasado, que va desmoronándose como se desmorona un castillo de naipes ante la ráfaga de viento. Curiosamente, lo primero que se puede pensar, circula así en muchas reflexiones, parecería que el capitalismo se viene abajo, pero el discurso del capital se nutrirá también de esta tempestad si no toma consistencia la pregunta, que creemos comienza a planear con fuerza —como el envés de esos drones que pasean su mirada desde el cielo—, acerca de la condición humana que de un golpe vuelve a interrogarse sobre su existencia. Pues si hemos consistido durante años en un entramado, donde el mercado y de manera muy particular de aquello que se deriva de los cuidados del cuerpo, ha ocupado a modo de garantía el discurso predominante de los últimos años, llegando a crear la ilusión de seguridad e incluso de acceder, a través del denominado estado de bienestar, a un antídoto sobre el malestar, sobre aquello que se repite en los sujetos y se vuelve contra ellos a pesar de la voluntad, nos encontramos en un momento donde la amenaza, en tanto real que no puede taponarse, golpea ese narcisismo de manera contundente. Muerte anunciada de una negación que se trata de justificar a través de teorías de conspiración o de responsabilizar o criminalizar a los organismos políticos o internacionales, cuando más allá de esas posibles justificaciones, está la propia negación del sujeto. Ninguna de estas acusaciones sirve para eliminar el momento de extrañamiento que los sujetos padecen, esa sensación de irrealidad ante el horror de lo que acontece a pesar del esfuerzo y la voluntad. Extrañeza que nos arroja a nuestra propia extranjería pues ha quedado resquebrajada la ilusión de seguridad, dando lugar a la angustia o en muchos casos, al paso hacia adelante que suele terminar mal. Hemos visto ya, en ciudadanos de a pie como en políticos, cómo muchos tratan de desafiar esa consustancial fragilidad de la condición humana en un modo de negar que no todo es posible.

Cómo ubicarnos entonces a partir de este momento es la interrogante a pensar, pues la pandemia dará lugar a un cambio radical en nuestras vidas, ya lo está dando, desde el momento en que los sujetos comiencen a fraguar una pregunta por su deseo: ¿A dónde voy? ¿Quién soy? ¿Qué quiero? Interrogantes tan antiguos como la palabra, como la lengua que le da lugar pero cada vez más aplastada en su condición de querer decir en lo que dice, otra cosa, y que junto al psicoanálisis solo la poesía, la literatura y el arte han intentado desde siempre sostener.

Lo que elaboremos dependerá de un no ceder, que no es sólo que actuemos heroicamente y venzamos al virus, tarea en este momento primordial para cernir al Covid-19, sino después, cuando lo real de su efecto comparezca más allá del miedo actual a la muerte y se acceda a saber, que no sólo el virus infecta. Para que se articulen nuevas estructuras de poder y de estar social, que faciliten un nuevo modo de vida. Una manera de seguir dándole al poema su función, el de un esfuerzo de poesía.

María Navarro Pacheco


Comentarios

Entradas populares