MICRORRELATOS PARA EL FIN DE SEMANA


                                          Figura tomada de El País.com


EL EMIGRANTE
 Luis Felipe Lomelí


¿Olvida usted algo? -¡Ojalá!

EL DINOSAURIO
 Augusto Monterroso


Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.


EL HOMBRE INVISIBLE
Gabriel Jiménez Emán


Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello.


MOLESTIA

Enrique Vila-Matas

Sentí una molestia muscular, era la quinta vez que yo nacía.


CRUCE

Arturo Pérez Reverte


Cruzaba la calle cuando comprendió que no le importaba llegar al otro lado.


ENAMORADO
Anónimo

Le propuso matrimonio. // Ella no aceptó. // Y fueron muy felices.


MISTERIOS DEL TIEMPO
ALEJANDRO JODOROWSKI 

Cuando el viajero miró hacia atrás y vio que el camino estaba intacto, se dio cuenta de que sus huellas no lo seguían, sino que lo precedían.


TODA UNA VIDA
 BEATRIZ PÉREZ-MORENO.

Lo vio pasar en un vagón de metro y supo que era el hombre de su vida. Imaginó hablar, cenar, ir al cine, yacer, vivir con él. Dejó de interesarle.


EL DRAMA DEL DESENCANTADO

Gabriel García Márquez


El drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.


TABÚ

Enrique Anderson Imbert

El ángel de la guarda le susurra a Fabián, por detrás del hombro:
-¡Cuidado, Fabián! Está dispuesto que mueras en cuanto pronuncies la palabra zangolotino. -¿Zangolotino? -pregunta Fabián azorado.
Y muere.


UNA PEQUEÑA FÁBULA
 Franz Kafka

¡Ay! -dijo el ratón-. El mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que le tenía miedo. Corría y corría y por cierto que me alegraba ver esos muros, a diestra y siniestra, en la distancia. Pero esas paredes se estrechan tan rápido que me encuentro en el último cuarto y ahí en el rincón está la trampa sobre la cual debo pasar. -Todo lo que debes hacer es cambiar de rumbo -dijo el gato... y se lo comió.


EL POZO

Luis Mateo Díez


Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años.
Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa.
Veinte años después mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse. En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior.
"Este es un mundo como otro cualquiera", decía el mensaje.


EL ESPEJO CHINO

Anónimo

Un campesino chino se fue a la ciudad para vender la cosecha de arroz y su mujer le pidió que no se olvidase de traerle un peine.
Después de vender su arroz en la ciudad, el campesino se reunió con unos compañeros, y bebieron y lo celebraron largamente. Después, un poco confuso, en el momento de regresar, se acordó de que su mujer le había pedido algo, pero ¿qué era? No lo podía recordar. Entonces compró en una tienda para mujeres lo primero que le llamó la atención: un espejo. Y regresó al pueblo.
Entregó el regalo a su mujer y se marchó a trabajar sus campos. La mujer se miró en el espejo y comenzó a llorar desconsoladamente. La madre le preguntó la razón de aquellas lágrimas.
La mujer le dio el espejo y le dijo:
-Mi marido ha traído a otra mujer, joven y hermosa.
La madre cogió el espejo, lo miró y le dijo a su hija:
-No tienes de qué preocuparte, es una vieja.


HERENCIA
Paz Monserrat Revillo

Antes de ponerse el pendiente frotó el metal que rodeaba el zafiro con un bastoncito impregnado en líquido para limpiar plata. Cientos de estratos de tiempo levantaron el vuelo dejando la superficie luminosa y desnuda. Se acercó, curiosa, y la joya le devolvió el rostro adolescente de su abuela probándose el pendiente ante un espejo.


EL CAMELLO
Eduardo Berti

El camello había pasado ya la mitad de su cuerpo por el ojo de una aguja cuando dijo una mentira, le crecieron algo más las dos jorobas y quedó allí atrapado para siempre.


Estos diferentes microrrelatos fueron tomados sin ánimo de lucro de diferentes publicaciones libres de prensa en internet





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