Editorial. Anarquía en el pensamiento

Hola a todos:

El número de hoy de Sinapsis está dedicado a la Premio Nobel de La Paz 2023, la iraní Narges Mohammadi 

A los 51 años Narges Mohammadi ha pasado la mitad de su vida entrando y saliendo de prisión. Desde su celda ha recibido la noticia de que ha sido galardonada con el premio Nobel de la Paz de este año, por su incansable trabajo por los derechos de las mujeres. Hace diez meses fue condenada a diez años, ocho meses de prisión y 154 latigazos por "delitos contra la seguridad nacional", por denunciar centenares de casos de tortura y violencia sexual en custodia policial.

Después de este humilde homenaje a la premio Nobel, y entrando ya en el número de hoy de Sinapsis, me he dispuesto a no hablar de la situación política nacional ya que al menos yo, estoy un poco saturado. Por higiene mental, dejo en libertad mis pensamientos y éstos en asociación libre me llevan a recordar las películas que vi  esta semana y que comento en otro apartado de Sinapsis. También aparecen en mis evocaciones el placer vivido en una exposición del Museo Picasso y comparto con vosotros unos artículos culturales sobre las lenguas, sobre la amnistía y otro en relación al sindicalismo. Este último escrito por Muñoz Molina. Trato de que no entre en mi cabeza la imagen desagradable, por su bestialidad e ideología, de Milei, un político argentino que se presenta a candidato a presidente. Huyo de esa cuestión para intentar hoy estar más libre de las tensiones de la sociedad. 

Me pongo a revisar unas carpetas con escritos míos que tengo guardados y que no saldrán a la luz y me encuentro con Reflexiones de un feto y de su devenir. Pero por mi inconsciencia ahora decido compartir con vosotros.

      Reflexiones de un feto y de su devenir


"Aunque todavía no lo esperaba, comienzo a sentir una fuerza que me empuja reiterativamente en un sentido y con cierto ritmo. Ocurre desde no hace mucho pero no puedo precisar el tiempo. Es muy turbador. De repente el líquido confortable en el que estaba flotando desaparece y me dirijo con una presión creciente hacia la salida de mi hábitat y comienzo a percibir sonidos, ruidos, frío, luz intensa y voces de personas que al parecer me esperaban y deseaban mi llegada. Alguien me recoge minutos después entre sus brazos y reconozco su latido. Es mi madre. He nacido, al parecer".

 

Desde aquello transcurrió mucho tiempo durante el cual aprendí a hablar, a caminar, me eduqué, me enseñaron valores y sentí también el cariño de mis padres. 

Transito en ese tiempo en el que se desarrolla la vida y en ella, acierto, me equivoco, sufro, amo y en ocasiones sin quererlo hago daño a quiénes me rodean. Disfruto del conocimiento, de aprender y también de sentir la amistad. Se oscurecen mis recuerdos cuando aparecen o desaparecen personas de mi vida, a veces con motivos, otras veces sin ellos. Pasan  los años y observo en mi entorno de contemporáneos que al igual que yo, todos vamos sufriendo cambios tanto en lo físico, como en las ideas, a lo que se acompaña una pérdida o disminución de las funciones somáticas y cognitivas. Ascenso al comienzo de la existencia y después descenso de nuestras capacidades físicas y cerebrales. Biología pura. Aunque el cerebro no se puede separar de lo netamente físico, por sus funciones le damos quizás una categoría de valor exquisito. Creo que se lo merece.


 Hace tiempo estaba yo en una ciudad muy distante de la que vivía mi madre, aquella que me gestó y me introdujo en este mundo. Recibo una llamada y me dicen que ha fallecido tras una enfermedad larga y dura. ¡Qué rotura dentro de mí! ¡Qué soledad! ¡Cuántas cosas que ya no se podrán hablar, preguntar, ni reparar!. La distancia, aún hoy, es una aniquiladora de la felicidad, de la compañía y de la alegría. Lo no realizado en su momento y cuando ya no tiene reparación, es una carga inmensa en el día a día. 

 

Me aproximo a un nuevo ciclo.  Me quedan muchas cosas pendientes aún de hacer y trataré de disfrutar de la amistad, del cariño, del conocimiento y del placer de  aprender. Miro por la ventana y veo un día espléndido mientras escucho una hermosa música. ¿Qué más puedo pedir?. Bueno, pido y deseo que el mundo mejore. Qué detengamos el calentamiento global, que logremos disminuir las desigualdades y que eliminemos o reduzcamos las causas de las guerras y enfrentamientos donde habitualmente se cobijan y crecen la estupidez y la maldad humana. 

¿Este rudimentario escrito te invita a evocar hechos y momentos del transcurso de tu existencia?


Releí lo escrito y me pregunté para qué, para quién… Creo que son palabras que se escaparon de mi cerebro y se fueron al papel o a la pantalla, ya que en ese camino de la existencia aprendí a comunicarme con los demás también a través de esos modos. 

Vuelvo a mirar lo escrito y pienso en lo involuntario, en lo inconsciente, pero aún así decido mantenerlo en el papel. ¡Qué mas da!. Es probable que hoy tenga anarquía en los pensamientos e ideas.


 Sin abandonar del todo la esfera personal, pero cambiando de tema, os confieso que he quedado estupefacto al leer sobre los contenidos de investigación de los científicos a los que se le concedieron tanto el Premio Nobel de Química como el de Física.  El de química se concedió a unos investigadores de los puntos cuánticos, claves en el avance de la nanotecnología. El de física, por sus métodos experimentales  que generan puntos de luz de attosegundos para el estudio de la dinámica de los electrones en la materia.  

Me di cuenta a los años luz que estoy de comprender con solvencia estos extraordinarios aportes de la ciencia. Me sobrecogen y admiro estos avances y al mismo tiempo me sorprende como la humanidad alcanza estos grandes hitos y al mismo tiempo seguimos con conflictos apasionados basados en emociones, territorios o historias truculentas y pasadas.  Sin más, pasando las hojas de un periódico donde leí estas noticias, me encuentro con otra que describe la persecución y agresión violenta del estado a las mujeres en Irán, solo por que no quieren ponerse un velo en su cabeza. En fin, dejo esta cuestión por el momento.


 Os invito a continuación a leer estos poemas de autores separados por casi un siglo a fecha de sus nacimientos. Dos temas distintos, dos formas de entender la vida. La edad y el tiempo los separa pero ambos nos harán sentir y pensar. 

Al final os adjunto un enlace con música de jazz para escuchar solo o acompañado pero sin prisas...

Hasta pronto queridos amigos. Un abrazo. Pepe


Límites (Jorge Luís Borges) (1899-1986)


De estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cuál) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido

a quien prefija omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida.

Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿Quién nos dirá de quién, en esta casa
sin saberlo, nos hemos despedido?

Tras el cristal ya gris la noche cesa
y del alto de libros que una trunca
sombra dilata por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca.

Hay en el Sur más de un portón gastado
con sus jarrones de mampostería
y tunas, que a mi paso está vedado
como si fuera una litografía.

Para siempre cerraste alguna puerta
y hay un espejo que te aguarda en vano;
la encrucijada te parece abierta
y la vigila, cuadrifronte, Jano.

Hay, entre todas tus memorias, una
que se ha perdido irreparablemente;
no te verán bajar a aquella fuente
ni el blanco sol ni la amarilla luna.

No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas,
cuando al ocaso, ante la luz dispersa,
quieras decir inolvidables cosas.

¿Y el incesante Ródano y el lago,
todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
Tan perdido estará como Cartago
que con fuego y con sal borró el latino.

Creo en el alba oír un atareado
rumor de multitudes que se alejan;
son lo que me ha querido y olvidado;
espacio, tiempo y Borges ya me dejan.

 

                                     ***

 

Desarme (Florencia Piedrabuena)(1989)

El primer día iba a matarte por proliferación de miradas hacia las paredes del bar.
El segundo día iba a abandonarte después del sexo.
El tercer día iba a competir con palabras, pegarte con la lengua y su saliva.
El cuarto día iba a partirte y esclavizarte.
El quinto día, cuando ya no me quedaban balas,
iba a envenenarte
besándote.
El sexto día decidí que no me bancaba la incertidumbre 
y fui a abrirte la cabeza para meterte dudas
y una bomba de tiempo. 
No estalló. 

El séptimo día iba a decirte que no.
El octavo ya no puedo.
Soy otra.
En mi afán por mostrarte que puedo destruirlo todo
rompí conmigo,
y me desarmé.
es decir,
soy mis pedazos
y también
me quedé sin armas
pero también

me quedé con vos. 

 


                                   

                                              ***

    Jazz para Sinapsis


 



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